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El automóvil conectado, un futuro desconocido
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250 MILLONES DE COCHES EN 2020

El automóvil conectado, un futuro desconocido

Los vehículos podrán intercambiar datos, conseguir información exterior, pero también ofrecerán datos del tráfico, de la meteorología o de las infraestructuras

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Cada día se habla más del automóvil conectado con otros vehículos, con las infraestructuras, con internet, pero en realidad es un campo nuevo en el que de momento nadie tiene respuestas concretas a los aspectos clave. La conducción autónoma unida a esta tecnología es ya posible, muchos fabricantes ya trabajan con ello y prueban sus vehículos en carreteras abiertas al tráfico, pero aún no está claro cuándo será posible por la legislación vigente.

El internet de las cosas, del que tanto se habla, no puede dejar fuera al automóvil. Esta es una revolución que ya ha comenzado, aunque todavía no está muy bien delimitado el camino a seguir, pero es imparable.

Sin embargo, el futuro no está demasiado claro porque hay tres sectores diferentes implicados en su desarrollo. El primero es el de los fabricantes de coches, que no tienen la infraestructura y los conocimientos necesarios para entrar de lleno en este nuevo campo. Por ello buscan el apoyo de las grandes empresas de internet. Un segundo sector es el de los productores del hardware, los equipos necesarios para incorporar en el vehículo que hagan posible esa conexión. En este caso son empresas que saben de los equipos, pero no conocen la problemática concreta del sector del automóvil y de su conexión con el mundo. Y la tercera pata de esta ecuación son las empresas de software, las que gestionan esa casi interminable cantidad de datos generados.

Poco a poco estos tres sectores empiezan a acercar sus posturas. El objetivo es la comunicación coche a coche, la conexión con las infraestructuras y un poco más adelante disponer del coche autónomo. Pero también la creación de aplicaciones para el usuario para acercar a la tecnología del vehículo todo tipo de opciones de infoentretenimiento.

El campo de actuación que se abre con este nuevo concepto de coche conectado es casi infinito. Por ejemplo, con el tema de los seguros hay nuevas posibilidades. Y es que si el coche está permanentemente conectado con un servidor, la compañía aseguradora sabrá siempre nuestros riesgos y podrá hacer una póliza a nuestra medida y no tener que pagar por los excesos de otros. Con ello también desaparecería el fraude en el seguro que tantos millones de euros cuesta cada año.

Con las infraestructuras de carreteras se llega a un campo increíble para el coche conectado. Ya no se planificarán carreteras haciendo estudios de cuántos coches se prevé que circulen sino que se sabrá perfectamente cuántos coches circulan en todo momento por cada lugar, a qué horas, en qué circunstancias y cómo mejorar el tráfico en tiempo real. Y lo mismo con la gestión de los semáforos, con los parking y con tantas otras cosas.

Otro aspecto importante que se abre con este nuevo concepto es el de la atención de los coches por parte de los concesionarios. Ya no será necesario tener que llamar al taller para pedir una cita, sino que el propio coche podrá enviar información de su estado y de sus problemas y con ello organizar directamente la visita al taller. Y ofrece un nuevo campo de actuación para las redes de postventa.

Y por supuesto el fabricante del coche también tendrá información de millones de vehículos circulando cada día con los problemas o fallos que se puedan presentar para poder repararlos de forma inmediata. Y siempre estará la opción de avisar al conductor para detener un coche por una avería grave.

Pero esto es hablar de futuro y ahora estamos en los primeros pasos del coche conectado. Hay que ir poniendo unas bases firmes para que se pueda controlar este nuevo entorno mediante las empresas TIC, Tecnologías de la Información y Comunicación. Estas van a ser la clave para el futuro del coche conectado.

Una de las grandes compañías del sector de las TIC es T-Systems, que tiene una filial española fundada en el año 2001. La compañía gestiona todo tipo de infraestructuras, desde aeropuertos hasta ayuntamientos, pasando por diputaciones, entre otros muchos campos.

Pero también en el mundo de la automoción está firmando numerosos acuerdos con los fabricantes para gestionar y optimizar sus métodos de producción, sus flotas, su stock o su información en la nube. Y cuenta con importantes acuerdos con el grupo Volkswagen y con la marca española Seat, entre otras muchas compañías.

T-Systems también está implicado con el uso del vehículo. En marzo del 2014 presentó un sistema para transmitir al smartphone del conductor y al concesionario o taller habitual los datos sobre el funcionamiento del vehículo y sobre sus posibles fallos. Para ello se enchufa un adaptador en el conector de diagnóstico del coche y a diario esta aplicación manda información con datos de kilometraje, del voltaje de la batería o del estado de los frenos. Estos datos son enviados a T-Systems que los analiza y solo manda al concesionario o al conductor los más relevantes.

Desde hace meses se habla de las grandes compañías tecnológicas, las Apple, o Google o Microsoft, y su relación con el sector del automóvil. Cada una de ellas ya tiene sus acuerdos con diferentes fabricantes de coches y el desarrollo está funcionando muy rápido. Pero todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Los coches más avanzados ya tienen sus sistemas operativos integrados, que son de alguna de estas tres grandes compañías. En otros casos se recurre a un sistema más simple, la conexión del coche a internet a través del smartphone del conductor.

Un ejemplo puede ser el de la marca sueca Volvo que con su revolucionaria app inteligente Volvo On Call ofrece una excelente conectividad del coche con dispositivos tales como el Apple Watch o el Android Wear. Los conductores de Volvo que dispongan de esta app podrán controlar desde el dispositivo diferentes ajustes, bloquear/desbloquear el vehículo, localizarlo y utilizar de manera eficiente muchos otros servicios de Volvo desde su muñeca.

La magnitud del concepto del coche conectado es algo difícil de pensar ahora. Según un estudio elaborado por la consultora tecnológica Gartner, en el año 2020 un 20% de los coches que circulen por las carreteras de todo el mundo tendrán algún tipo de conexión con internet. Es decir unos 250 millones de vehículos conectados.

Esos coches irán conectados con internet, tendrán acceso a aplicaciones, a información de tráfico en tiempo real, a mapas interactivos y a un sinfín de datos. Pero, ¿qué ocurrirá cuando se produzca un atasco en una carretera por un accidente, por ejemplo, y en una zona alejada de una gran ciudad coincidan miles de coches conectándose a internet? Entonces tendremos un atasco de datos.

Se abre un gran futuro para el coche conectado, en el que aún quedan algunas incógnitas importantes. Una de ellas es la diferencia en el ciclo de vida entre un smartphone, de unos dos años, frente a los cinco años que tiene un automóvil. También es una incógnita la forma de gestionar la publicidad que estará detrás de toda esta información, la gestión de los datos por los que el coche puede enviar información a un concesionario o a otro.

Otro aspecto fundamental es la tarificación de todos estos servicios y conexiones vía internet. Qué empresas serán las que ganen dinero con este nuevo concepto económico del coche conectado. Y cuánto le costará a un usuario medio tener un coche siempre conectado. Algunos de los nuevos modelos que se lanzan al mercado ya tienen incorporada su tarjeta SIM, como la de un móvil, y en función de los servicios que el cliente quiere paga una cantidad u otra.

Pero el coche siempre puede estar mandando información de nuestra posición y se abre otro punto polémico del coche conectado, nuestra privacidad. Y uno aún más polémico y peligroso como es el de la seguridad. Los “hacker” ya han demostrado que son capaces de entrar en cualquier ordenador, incluso en los del Gobierno de Estados Unidos, y para este tipo de piratas informáticos no sería muy difícil hacerse con el control de un coche, provocar un accidente y demás.

Cada día se habla más del automóvil conectado con otros vehículos, con las infraestructuras, con internet, pero en realidad es un campo nuevo en el que de momento nadie tiene respuestas concretas a los aspectos clave. La conducción autónoma unida a esta tecnología es ya posible, muchos fabricantes ya trabajan con ello y prueban sus vehículos en carreteras abiertas al tráfico, pero aún no está claro cuándo será posible por la legislación vigente.

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