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Para viajeros aventureros
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PRUEBA MITSUBISHI MONTERO KAITEKI AUTOMÁTICO

Para viajeros aventureros

Es un todoterreno de verdad con marchas reductoras y bloqueo del diferencial trasero

Este Mitsubishi Montero es un todoterreno de verdad, de los de siempre, con marchas reductoras y bloqueo del diferencial trasero, algo que para los conductores nuevos resulta algo casi desconocido. Sus posibilidades off-road son muy buenas, pero también lo es su confort de marcha y su gran habitabilidad interior, lo que le convierte en un gran coche de viaje, para personas aventureras.

Hoy en día, con la profusión de los vehículos todocamino capaces de superar muchos obstáculos por caminos y pistas forestales, un todoterreno de verdad como este Montero queda limitado a conductores muy expertos que hacen una conducción muy campera y que tienen necesidades muy particulares. Dentro de este contexto, este Montero es una referencia en el mercado porque ofrece un habitáculo de siete plazas, un buen confort de marcha y, sabiendo, unas posibilidades de uso fuera del asfalto muy buenas.

Mitsubishi ha sido de siempre un gran especialista en el mundo del todoterreno, como también lo son Land Rover o Jeep. En el caso de Mitsubishi, ha sabido diversificar y hacer una gama de vehículos más ligeros, con ciertas posibilidades camperas, pero sin complicaciones. Son los todocamino con el ASX entre los compactos y el Outlander como vehículo de siete plazas. Este último incluso en una variante tecnológicamente muy avanzada, como es el híbrido enchufable o PHEV.

Pero también ha sabido mantenerse fiel al concepto más campero con este Montero disponible con tres y cinco puertas. En esta ocasión nuestra prueba corresponde a la variante más larga, con cinco puertas y siete asientos, aunque los dos traseros van plegados y escondidos bajo el maletero. Mecánicamente no tiene muchos cambios, con un motor robusto y potente, con 200 caballos y con una elasticidad más que suficiente. En nuestro caso, asociado con este motor tenemos un cambio automático de cinco marchas. Este conjunto motor/cambio se muestra bastante ágil, aunque el cambio es algo lento ya que se trata de un automático con convertidor de par.

Este motor que equipa al Montero es agradable de conducir, tiene una elasticidad bastante buena y su nivel de ruido se ha reducido notablemente, aunque aún es un poco elevado si lo comparamos con el de algún todocamino. Se muestra un poco perezoso en el momento de arrancar o si dejamos que el cuentavueltas caiga mucho, pero en cuanto se alcanzan las 1.700 vueltas ya sube con contundencia. Y por encima de las 2.000 ya muestra todo su potencial. Es por ello un motor bastante cómodo de utilizar.

El motor resulta un poco ruidoso en frío, mientras que cuando alcanza su temperatura hace bastante menos de ruido aunque en cualquier caso es un poco elevado. Sobre todo si se compara, nuevamente con los todocamino. Por lo que respecta a su consumo, es elevado, con un valor homologado de 8,5 litros, lo que significa que por carretera a 120 km/h y rodando con cuidado estaremos en torno a esta cifra.

Es un vehículo bastante cómodo de conducir con el cambio manual, pero con el automático que equipaba nuestra unidad de pruebas lo es aún mucho más. Este cambio de cinco marchas parece que se ha quedado algo anticuado porque ya los cambios de este tipo ofrecen, en los todocamino más avanzados 7, 8 y hasta 9 marchas. Pero en este caso funciona bien, tiene unos desarrollos que permiten circular bien por carretera sin demasiado ruido. En concreto la quinta tiene 53 km/h de desarrollo por cada 1.000 vueltas.

Con su gran distancia entre ejes, este nuevo Montero es un gran coche de viaje. Permite hacer grandes desplazamientos de forma confortable y con unos consumos razonables. En desplazamientos por carreteras muy viradas no se puede rodar excesivamente rápido, mientras que en buenas carreteras, con pocas curvas, su funcionamiento es óptimo. Entonces pisa muy bien sobre el asfalto y ofrece un asentado perfecto gracias a sus casi 2.500 kilos de peso en vacío. Este valor, que juega en contra a la hora de su comportamiento en zonas viradas, es muy positivo para circular por buenas carreteras.

En el campo se mueve bien. Su control de tracción es bastante eficaz, pero sobre todo cuenta con la opción de bloquear los diferenciales central y trasero, lo que le proporciona buenas posibilidades de superar los obstáculos más complicados.

Lo que le hace diferente a los todocamino tan frecuentes en el mercado es su caja de cambios con marchas reductoras. Este es el punto diferenciador del Montero frente a sus rivales. Esta caja ofrece cuatro posiciones diferentes de uso. La primera de todas, la de uso diario por carretera es la de tracción trasera, que permite ahorrar en consumo y reducir ruido y desgastes. Cuando rodamos sobre un terreno resbaladizo tenemos marchas largas sin bloqueo de diferencial, el ideal para rodar por carreteras mojadas o por caminos en buen estado.

Cuando se complica un poco más la situación, tenemos la opción de las cuatro ruedas con el bloqueo del diferencial central activado. Con ello, el reparto de par se hace 50:50 entre ambos ejes. En este caso se adapta a superar obstáculos o circular por terrenos muy deslizantes pero que no requieren mucho par motor para subir una cuesta o algo parecido.

Y por último encontramos la de marchas cortas con el diferencial central bloqueado. En este caso es cuando tenemos, de verdad, un todoterreno capaz de superar cualquier dificultad, siempre que las dimensiones del coche lo permitan. Y es que conviene no olvidar que llevamos 2,5 toneladas de peso en vacío y un vehículo de 4,9 metros de longitud. Además, a la izquierda del volante tenemos el pulsador con el que se bloquea el diferencial trasero.

El Montero tiene unos recorridos de suspensión bastante buenos, lo que ayuda en una conducción más campera. Lo mismo ocurre con sus ángulos de ataque y salida que le permiten superar obstáculos complicados, tales como zanjas o piedras. Quizá el punto más crítico es el ángulo ventral, ya que con su gran distancia entre ejes es fácil “empanzar” el coche si no vamos con cuidado.

Este Montero es un vehículo muy interesante para los que buscan un todoterreno de verdad, amplio y con una buena terminación pero sin excesos en el terreno del lujo, algo que siempre hay que pagar pero que no siempre queremos para nuestro vehículo campero.

Por sus grandes dimensiones este Montero no se adapta demasiado a una utilización de tipo urbano, aunque su buen confort de marcha y el cambio automático le dan ciertas opciones, pero es que su consumo se disparará en estas condiciones por encima de los 11 o 12 litros.

Si lo que buscamos es circular medianamente ágil en zonas viradas y carreteras de segundo orden, deberemos ir pisando mucho el acelerador, lo que nos pasará factura en el consumo. Y sus balanceos de carrocería no son excesivos, pero no dejarán demasiado contentos a sus pasajeros, que pedirán una conducción más tranquila.

Esta carrocería larga del Montero ofrece la posibilidad de poner hasta siete asientos. El sistema de sacar y guardar estos asientos de la tercera fila es muy sencillo. En cualquier caso, esta posibilidad de 7 plazas es solo para una situación apurada, pero no para contar con este Montero como si se tratara de un vehículo de siete plazas reales para 7 adultos.

El cuadro de instrumentos es bastante convencional, con dos grandes relojes y en el centro una pantalla con diferentes informaciones. De todas ellas destaca el esquema sobre el sistema de transmisión, interesante, que nos indica si estamos circulando en el modo de tracción trasera, en el de 4x4 o también los sistemas con diferencial central bloqueado o con marchas reductoras. Muy interesante por su buena visibilidad cuando se trata de hacer campo con el coche.

Con una cifra de 215 litros con las siete plazas instaladas, que suben hasta 660 cuando llevamos cinco plazas y que alcanzan los 1.800 litros con solo dos asientos, el maletero es muy bueno, y sin duda una de las bazas principales de un coche de enfoque muy viajero. Su precio, en esta versión con la carrocería larga, el máximo equipamiento y el cambio automático es de 44.000 euros. Un Outlander con el mismo equipamiento y un cambio automático de seis marchas cuesta 8.000 euros menos, tiene también 7 plazas, pero no es un todoterreno…

Este Mitsubishi Montero es un todoterreno de verdad, de los de siempre, con marchas reductoras y bloqueo del diferencial trasero, algo que para los conductores nuevos resulta algo casi desconocido. Sus posibilidades off-road son muy buenas, pero también lo es su confort de marcha y su gran habitabilidad interior, lo que le convierte en un gran coche de viaje, para personas aventureras.

Mitsubishi Todocamino
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