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Mitsubishi PHEV, acercando el futuro
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TODOCAMINO HÌBRIDO ENCHUFABLE

Mitsubishi PHEV, acercando el futuro

Bajo un nombre un poco difícil de pronunciar, PHEV, se esconde uno de los primeros modelos híbridos enchufables disponibles en el mercado español, el Mitsubishi Outlander.

Bajo un nombre un poco difícil de pronunciar, PHEV, se esconde uno de los primeros modelos híbridos enchufables disponibles en el mercado español, el Mitsubishi Outlander. Se trata de un todocamino que ofrece hasta 52 kilómetros en modo eléctrico según las cifras de homologación, pero que tiene un motor de gasolina para seguir funcionando normalmente cuando se agotan las baterías. Una alternativa muy ecológica, sin duda.

Mitsubishi ha sabido aprovechar sus amplios conocimientos en materia de vehículos movidos por electricidad para hacer un modelo innovador y que tiene, al menos desde mi punto de vista, un gran futuro a corto y medio plazo. Y es que el híbrido enchufable es un tipo de vehículo que puede ocupar parte del hueco del vehículo 100% eléctrico mientras que no haya una amplia red de puntos de enchufe.

Pero sobre todo, y dejando a parte el importante tema de la infraestructuras, también permite que los conductores normales, los acostumbrados a llevar cada día su vehículo diesel o de gasolina, se acostumbren poco a poco a una nueva forma de usar el coche. Es decir, llegar a casa, dejarlo enchufado y a la mañana siguiente volver a usar durante unos cuantos kilómetros el coche sin contaminar. Por todo ello, este Mitsubishi supone una nueva tecnología, pero al mismo tiempo también una nueva mentalidad en torno al automóvil.

Mecánicamente, el nuevo PHEV cuenta con tres motores distintos. Por un lado un motor térmico, de gasolina más concretamente, que proporciona una potencia máxima de120 caballos y que va asociado con las ruedas delantera. Y además lleva dos motores eléctricos iguales, de 82 caballos cada uno, situados uno en el eje delantero y otro en el trasero.

Algún lector que no sepa mucho de coches eléctricos e híbridos puede pensar que con tres motores diferentes debería ser muy difícil de conducir este modelo, pero nada más lejos de la realidad. Tan solo poner en marcha hasta ver “ready” en el cuadro, seleccionar la D y empezar a funcionar. Y con ello, si hay bastante batería, funcionará en modo eléctrico mientras que cuando estas se agoten o cuando aceleremos muy fuerte, entonces empezarán a combinarse entre ellos.

Pero hay algunas ventajas importantes. Por ejemplo, este Outlander es un todocamino y como tal ofrece la posibilidad de funcionar con la tracción 4x4 bloqueada. En este caso la tracción delantera funcionará solo con el motor eléctrico o con el térmico, mientras que la trasera se gestionará mediante el motor eléctrico posterior solo.

Este sistema ofrece además una importante ventaja sobre la tracción total, y es que al no ser necesario un árbol de transmisión entre las ruedas delanteras y las traseras se reducen los rozamientos, el desgaste y los costes. Y también el consumo.

Otro detalle muy importante es la posibilidad de rodar en modo cero emisiones, algo que de momento no importa en España porque no hay ciudades que tengan limitada la circulación en el centro de la ciudad a vehículos cero emisiones. Pero tarde o temprano llegará.

El PHEV tiene algunas cosas diferentes a un coche normal, como el Outlander de gasóleo sin ir más lejos. Junto a la palanca de cambios, por detrás, encontramos dos botones, Charge y Save, cuya utilización es muy parecida en el fondo. El primero sirve para utilizar el motor de gasolina al mismo tiempo que mueve el coche para producir electricidad a través de un generador y recargar así la en la batería.

El modo Save es lo contrario, deja de usar la electricidad que hay en la batería, utiliza solo el modo térmico para mover el coche y conserva la carga de la batería hasta llegar a una zona, por ejemplo, limitada para coches cero emisiones. O una zona en la que no queremos contaminar.

Hay otro detalle diferente y que la primera vez sorprende. El coche tiene un cambio CVT para gestionar el funcionamiento del motor térmico y de los eléctricos. Y dispone de unas levas en el volante. La primera vez que se coge el coche se piensa que es para reducir o subir marchas, pero no. En realidad es para manejar el grado de retención del vehículo. Hay hasta seis grados diferentes. Con el primero es una retención mínima, pero esta va aumentando hasta el grado 6, en el que es máxima.

Sacar partido a este sistema requiere ir muy pendiente del coche y hacer una conducción muy controlada en todo momento, para ir ajustando el grado de retención a las circunstancias concretas, a subidas o bajadas. Pero si se hace bien se consigue aumentar la autonomía en modo eléctrico y se ahorra con ello en carburante.

Y también hay otro cambio importante, su cuadro de instrumentos. Hay un velocímetro, pero el otro reloj no es un cuentarrevoluciones, sino un medidor de funcionamiento. En la parte más baja es de recarga de las baterías y según se va subiendo la aguja se gasta cada vez más electricidad o gasolina y se hace una conducción menos eficiente.

Esta nueva tecnología requiere por supuesto, hacer números, pero sin duda es algo que hay que empezar a pensarse. La experiencia de la prueba que he realizado estos días es que la carga completa se realiza entre 5 y 6 horas en un enchufe normal de una casa. Y con esa recarga se pueden hacer hasta 52 kilómetros. Esta cifra es muy aproximada cuando se circula por ciudad o en entorno urbanos a poca velocidad. Sin embargo, si queremos rodar por carretera y deprisa, veremos cómo se gasta mucho antes la batería.

En cuanto al coste de esa electricidad para hacer una recarga completa es de unos 2 euros según la propia marca, aunque si se tiene una tarifa supervalle nocturna, la ideal para este tipo de uso, creo que el coste no está muy por encima de un euro.

Hacer 50 kilómetros con el Outlander equivalente de gasóleo supone un consumo medio en torno a los 3 litros para hacer el mismo recorrido. Es decir, que de un lado tenemos un coste de 2 euros, o uno con la tarifa más barata, y en gasóleo hacer los 52 kilómetros nos costará 4 euros. O sea que el consumo por kilometro es menos de la mitad en la versión PHEV que en el de gasóleo.

El otro aspecto a valorar es el coste de adquisición del vehículo, más caro el PHEV que el convencional. Si el 220 DiD de 150 caballos tiene un precio de 30.250 euros en la versión con tracción 4x4 comparable, la variante PHEV cuesta 34.500 euros ya con los descuentos del plan Movele aplicados, de 3.500 euros. Es decir, una diferencia de 4.250 euros entre los dos .

El PHEV creo que es una alternativa muy interesante para personas que se pueden adaptar al uso de un vehículo de este tipo y cuentan con la posibilidad de enchufar el coche en una toma eléctrica. Es un coche moderno, con una tecnología vanguardista y un concepto de vehículo que se adapta perfectamente a personas a las que la conservación del medioambiente les interesa de verdad.

Tiene solo una pequeña pega, y es que mientras que el Outlander de gasóleo puede contar con siete plazas, con las dos últimas plegadas en el suelo del maletero, la versión PHEV solo puede ser de cinco plazas porque en el suelo del maletero van situada parte de las baterías.

Bajo un nombre un poco difícil de pronunciar, PHEV, se esconde uno de los primeros modelos híbridos enchufables disponibles en el mercado español, el Mitsubishi Outlander. Se trata de un todocamino que ofrece hasta 52 kilómetros en modo eléctrico según las cifras de homologación, pero que tiene un motor de gasolina para seguir funcionando normalmente cuando se agotan las baterías. Una alternativa muy ecológica, sin duda.

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