Es noticia
911 4S, un placer de cinco estrellas
  1. Motor
PRUEBA / PORSCHE 911 CARRERA 4S CABRIO

911 4S, un placer de cinco estrellas

El pasado 23 de septiembre el Porsche 911 cumplió 50 años de vida. Un coche que ha cambiado mucho desde entonces pero que se mantiene fiel

El pasado 23 de septiembre el Porsche 911 cumplió 50 años de vida. Un coche que ha cambiado mucho desde entonces pero que se mantiene fiel a unos principios inquebrantables. Y por eso hemos querido hacer la prueba de esta semana con el último representante de la saga del 911, el deportivo más legendario de la historia junto con el Chervolet Corvette. El coche que hemos probado ha sido el más potente entre los 911 “normales”, el Carrera 4S con 400 caballos y tracción 4x4.

Este nuevo 911 es un perfecto heredero de aquel primer coche desarrollado por Ferry Porsche y mantiene la posición de su motor, por detrás del eje trasero y su esquema de motor de cilindros opuestos. Pero a parte de eso, lo que ha cambiado es la filosofía del coche.

Yo no he conducido ningún Porsche de los años sesenta o setenta, pero si lo he hecho desde principios de los años ochenta. Esos 911 era vehículos muy especiales, muy deportivos, pero que hacía falta saber conducir mucho para llevarlos. Su motor había que llevarlo alto de vueltas para que aquello demostrara todo su potencial.

Llamaban poderosamente la atención algunos aspectos interesantes, el primero su llave situada a la izquierda del volante y su cuadro de instrumentos con cinco relojes redondos de diferentes tamaños, y eso es algo que se mantiene en los nuevos. Pero también llamaba la atención su palanca de cambios muy dura y precisa de cinco marchas.

Y sobre todo, lo que más me llamó la atención en su momento fue que sus pedales se movían de una forma muy rara y distinta al resto de los coches. Y es que en lugar de estar enganchados por arriba, su punto de ajuste era desde abajo. Y además eran muy duros, tanto el freno como el embrague, lo que hacía que se manejaran de forma un poco complicada y que hubiera que acostumbrarse a ellos.

Estamos hablando, a principios de los años ochenta, de un coche que tenía 204 caballos de potencia, algo que era una gran cantidad de caballos en esa época. Y con la ausencia total de ayudas a la conducción, un término entonces desconocido, la conducción era bastante complicada.

Para llevar deprisa aquel deportivo había que tener muchas manos y había que poner permanentemente todos los sentidos en la conducción, en el volante, y en sus pedales. Un acelerón a la salida de una curva pero unos segundos antes de cuando realmente había que hacerlo nos haría hacer un trompo, o perder el control del coche y quedarnos de lado. Y si lo hacíamos con demasiada violencia podíamos acabar con un accidente.

Era, por ello, un coche muy divertido, un vehículo especial y con mucha personalidad, pero también un modelo muy exigente al volante, que en cualquier momento o ante el más mínimo despiste podíamos acabar mal.

Y eso es lo que más ha cambiado en los nuevos Porsche, los actuales. En la actualidad llevar un Porsche 911 es lo más fácil que puede haber, sobre todo si contamos con el cambio PDK de doble embrague. Este tipo de cambio, que tenía nuestra unidad de pruebas, hace la conducción muy fácil cuando se quiere rodar tranquilo y al mismo tiempo permite ir como si fuera un coche de carreras si lo que queremos es estrujar al máximo nuestro Porsche.

El 911 actual, y en concreto “nuestro” Carrera 4S Cabrio, es un coche muy dócil. Dispone de tres modos de conducción, el normal, Sport, o Sport plus. Un conductor normal se sube en el coche pone la palanca de cambios en la posición “D” y a partir de entonces tiene un coche de aspecto muy deportivo, muy chulo, pero un coche normal. Si se empieza a circular por una calle tranquilamente el coche empieza a ir poniendo sus marchas y el motor estará funcionando a 2.000 vueltas e incluso menos en quinta o sexta. Y lo mismo ocurre cuando se circula por una carretera normal, donde veremos que nuestro vehículo circula en séptima y al mínimo de revoluciones posible.

Es un coche ideal, bueno, lo podríamos definir así si obviamos una mayor dificultad para entrar por ser un coche bastante bajo, o sus dos plazas delanteras muy buenas y las otras dos solo para niños pequeños y para un momento, o sobre todo su precio de 143.000 euros en esta versión.

Pero lo que le hace completamente diferente al resto de los coches es que junto a estos detalles que le hacen un coche fácil se conducir, seguro y muy tranquilo, esconde la máxima deportividad. Y es que cuando rodamos tranquilos por esa carretera, a 100 km/h, con las revoluciones del motor en poco más de 2.000 vueltas, solo tenemos que pisar el acelerador con fuerza y todo cambia radicalmente.

Entonces vuelve a escena el mito del 911. Si pisamos con fuerza el acelerador el propio cambio pondrá quinta, o cuarta si llega a ser necesario, y el coche se convierte en un deportivo de verdad. Entonces ya se convierte, con un simple pisotón sobre el acelerador, en el 911 de siempre. Pero con una cosa muy buena, que el conductor no tendrá que ser un gran experto que sabe cuando acelerar a fondo al salir de la curva para que el coche no se ponga de lado, porque para eso tiene las ayudas electrónicas.

Los 400 caballos de este modelo dan para mucho, para ir muy, pero que muy deprisa, en cualquier tipo de carretera. Y le hacen un coche ideal para poder estar circulando cada día para ir trabajar, si tenemos en cuenta su consumo elevado pero razonable, pero que permite salir a rodar en un circuito como un deportivo de altas prestaciones.

Para un conductor poco experto que quiere disfrutar de su Porsche, no hay el más mínimo problema porque solo con conducir pisando el pedal del freno o del acelerador tendrá bastante, ya que cuando quiera correr un poco más solo deberá pisar el acelerador con más o menos fuerza y el coche obedecerá inmediatamente, sobre todo a través del cambio PDK, y lo hace todo solo.

Pero lo normal es que un conductor de un 911 quiera algo más, quiera estrujar un poco más su coche. Y para ello por detrás de la palanca de cambios encontramos una zona de botones con dos más importantes que el resto, el Sport y el Sport Plus.

Si íbamos conduciendo de manera normal, en “automático” estaríamos rodando en las 2.000 o 3.000 vueltas como máximo. Si accionamos el modo Sport, de manera automática nos quitará una marcha y si ponernos el Sport Plus entonces nos quitará dos marchas y aquello empezará rugir de otra manera. Además, en este último modo las ayudas a la conducción desaparecen casi totalmente por lo que tendremos que controlar de verdad cuándo aceleramos a fondo y habrá que hacer una conducción mucho más precisa.

Si el motor, un seis cilindros opuestos de 3,8 litros y 400 caballos, es muy suave hasta las 3.000 vueltas, por encima ofrece la máxima deportividad subiendo de vueltas fuerte por encima de las 3.000 pero que resulta imparable cuando estamos en las 5.000 y más arriba. El motor es realmente inagotable. Entonces, cuando conducimos así, vuelve la imagen de ese deportivo muy radical que era, pese a sus escasos 204 caballos, aquel 911 de los años ochenta.

El cambio de marchas funciona a la perfección. Yo creo que, con la única excepción del que emplea el Ferrari 458, es el mejor cambio que he utilizado. Su conducción es muy fácil porque no es necesario poner la palanca en el modo manual, sino que simplemente con el modo automático la más mínima solicitación sobre el acelerador nos proporcionará una salida fulgurante sea cual sea la circunstancia. Y cuando se hace necesario, un toque sobre uno de los botones del volante nos permitirá hacer un cambio inmediato.

Eso sí, lo que no me convence mucho es el manejo de las levas en el volante. Y es que nuestro 911 Carrera 4S Cabrio tenía el volante normal con unas levas un poco especiales. Se trata de dos botones puestos en la parte superior del brazo central del volante, muy cerca del aro. Si ese botón lo presionamos hacia abajo, hacia los pies para entendernos, pondremos marcha y si apretamos de dentro hacia fuera quitaremos marcha. Es el mismo botón en ambos lados del volante y se puede usar indistintamente uno u otro.

No les voy a decir que funciona mal, porque no sería cierto, pero dentro del nivel casi perfecto de todos los elementos mecánicos del nuevo 911, este me parece un detalle algo menos positivo. El cambio PDK, con esta pequeña salvedad, es perfecto y habiendo la opción de este cambio de doble embrague y siete marchas, creo que no merece la pena adquirir una variante manual. Pero ojo, el cambio manual del Porsche 911 es de siete marchas, fue el primer cambio manual de 7 marchas en el mundo, y creo que el único.

El Porsche 911 se mantiene como una leyenda, sigue siendo tan deportivo o más que sus primeras versiones de los años sesenta, pero lo que ha hecho ha sido evolucionar para hacerse más versátil, más utilizable a diario. Cualquier conductor normal, sin necesidad de unos conocimientos de conducción especiales puede hacerse con los mandos de un 911, pero ojo, si se quiere sacar el máximo partido a un Porsche hay que tener muy buenas manos, aunque tengamos todas las ayudas a la conducción a nuestra disposición. Es un coche muy especial y un verdadero mito.

El pasado 23 de septiembre el Porsche 911 cumplió 50 años de vida. Un coche que ha cambiado mucho desde entonces pero que se mantiene fiel a unos principios inquebrantables. Y por eso hemos querido hacer la prueba de esta semana con el último representante de la saga del 911, el deportivo más legendario de la historia junto con el Chervolet Corvette. El coche que hemos probado ha sido el más potente entre los 911 “normales”, el Carrera 4S con 400 caballos y tracción 4x4.