Una forma de verlo es que, a un alto nivel, los inversores no creen que esté ocurriendo gran cosa. Pero cuando se fijan en valores concretos, el impacto de la economía de dos velocidades y el entusiasmo por la inteligencia artificial tienen una enorme importancia. El resultado es un número mucho mayor de valores con oscilaciones del 10% en un día en los últimos tres meses que en casi cualquier otro momento, cuando el mercado apenas puede superar un movimiento medio del 0,5%.
Los inversores coinciden ampliamente en que el gran episodio de inflación ha terminado, que la economía no será ni tan caliente ni tan fría como para que la Reserva Federal tenga que hacer cambios importantes, y que las guerras en Oriente Próximo y Ucrania están controladas. “No solo [el consenso entre los inversores] es más sólido de lo habitual, sino que todo el mundo está hablando de temas como ¿la inflación va a ser del 0,3% o del 0,4%?”, señaló Guy Miller, estratega jefe de mercado de Zurich Insurance.
En valores concretos, el impacto de la economía de dos velocidades y el entusiasmo por la IA tienen una enorme importancia
En cuanto a la IA, la apuesta hasta ahora se centra en quiénes serán los ganadores, con pocas pruebas por el momento acerca de quiénes perderán. Pero las esperanzas puestas en ella han generado enormes ganancias para los líderes de la IA, especialmente para el fabricante de chips Nvidia, que se ha alejado del resto del mercado hasta convertirse en la segunda mayor empresa por valor. Como resultado, incluso cuando las acciones suben, algunas lo hacen mucho más que otras.
Esto conduce a un elevado nivel de lo que los operadores llaman dispersión, una medida de cuánto fluctúan los valores individuales entre sí. La dispersión implícita de las acciones dentro del S&P en los próximos 30 días está en su nivel más alto desde que comenzaron los datos en 2014 en comparación con el VIX, según el índice de dispersión de Cboe. Las acciones se han movido mucho más en el pasado, pero solo porque el mercado en su conjunto se movía más.
Esto se manifiesta sobre todo en las enormes reacciones a los resultados empresariales, incluso sin incluir la estupidez de los aumentos de las acciones meme (GameStop y similares no están en el S&P). Algunos de los movimientos más destacables de los últimos meses son: El grupo de software Salesforce se desplomó un 20% y HP se disparó un 17% el mismo día a finales del mes pasado, mientras que Hewlett Packard Enterprise, una filial de HP, subió un 11% la semana pasada. La temporada de resultados debería deparar noticias, pero normalmente este tipo de movimientos se producen en paralelo a los grandes movimientos diarios de los mercados. Este año no ha sido así.
Esto conduce a un alto nivel de lo que los operadores llaman dispersión, una medida de cuánto fluctúan los valores entre sí
“Da la sensación de que el equilibrio en el riesgo en las acciones estadounidenses ha cambiado de verdad”, afirma Tim Edwards, responsable de estrategia de inversión en índices del S&P Dow Jones. “Ya no se trata tanto de riesgo de mercado, y hay mucho más riesgo idiosincrático”. Este debería ser un gran escenario para los expertos en selección de valores. Los gestores de fondos dicen esto mismo todos los años, y casi siempre se equivocan. Pero cuando los valores individuales se mueven mucho y el índice no, es cierto que hay mayores recompensas para los que aciertan.
La otra cara de la moneda es que pone de manifiesto el principal defecto de la selección de valores: la mitad de los que lo intentan fracasan y, en este mercado, obtienen peores resultados de lo habitual. Además, tienden a evitar los valores más grandes, lo que les ha perjudicado este año. Un riesgo que preocupa a algunos es que la volatilidad de los índices se vea suprimida por una mezcla de optimismo excesivo y productos estructurados. A principios de 2018, tal combinación culminó en el “Volmageddon”, un pico en el VIX que destruyó la más extrema de las estructuras y hundió el mercado.
No me preocupa especialmente que se repita pronto, ya que el VIX entonces era mucho más bajo, las acciones se movían más próximas entre sí e incluso los movimientos del 1% en el mercado se habían vuelto poco frecuentes. El periodo más largo de este año sin un movimiento del 1% en el S&P fue de 15 días de negociación, mientras que el Volmageddon puso fin a un periodo de tranquilidad de 93 días.
El mayor riesgo que veo es que los inversores se acomoden demasiado en la idea de que no existen amenazas inminentes. Esto significa que cualquier sorpresa —ya sea en la economía, en materia de inteligencia artificial, en la Fed o en la geopolítica— golpeará con fuerza. No hay duda de que hay que invertir en valores concretos, pero no hay que dormirse en los laureles ante los grandes peligros que acechan.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo