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El hombre en la sombra de Coinbase, la empresa que popularizó el bitcoin
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El hombre en la sombra de Coinbase, la empresa que popularizó el bitcoin

Las acciones de la empresa empezaron a cotizar este miércoles, mientras su CEO, Brian Armstrong, trabaja para que las monedas digitales sean tan accesibles como el 'e-mail'

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Brian Armstrong se convirtió en una de las personas más ricas del mundo después de que Coinbase saliera a bolsa este miércoles. La empresa, cofundada por Armstrong en 2012, gestiona la mayor plataforma de negociación de bitcoin en EEUU y ha sido la primera gran empresa centrada en la criptomoneda en salir a bolsa en el país. Al cierre de su primera jornada en el parqué, alcanzó una valoración de alrededor de 85.000 millones de dólares, lo que hizo que la participación de Armstrong del 20% valiese cerca de 17.000 millones de dólares. Eso sitúa al director general de 38 años entre las personas más ricas del mundo, según la lista de multimillonarios de 'Forbes'.

Aun así, Armstrong sigue siendo muy desconocido fuera del círculo de la criptomoneda y algo misterioso dentro de él. No es el típico fundador atrevido de Silicon Valley o un evangelista del 'cripto'. No suele hablar en la prensa y atiende pocas conferencias. Su cuenta de Twitter es, para el estándar de la plataforma, excepcionalmente tranquila. Lo que le impulsa, según varias personas que han trabajado con él, es un enfoque firme en llevar el bitcoin a las masas.

Armstrong es un desconocido fuera de su sector y una 'rara avis' dentro del mismo

Armstrong fue un entusiasta pionero del bitcoin. Lanzado en 2008 por una persona tras el pseudónimo Satoshi Nakamoto, el bitcoin fue diseñado como una versión digital del efectivo. Los usuarios se descargaban un programa que les permitía ‘extraer’ bitcoins y les daba una ‘cartera’ para guardarlos. Después podían intercambiar los bitcoins con cualquier persona de la red. El objetivo era crear un mundo que no exigiera que la gente confiara sus fondos a intermediarios como bancos.

Esa idea caló en Armstrong, que escuchó hablar del bitcoin por primera vez en 2010 cuando dirigía una ‘start-up’ de enseñanza virtual. “No me la podía sacar de la cabeza”, declaró en una entrevista. Algo de lo que se dio cuenta en esa etapa inicial se convertiría en un pilar de Coinbase: el bitcoin era inutilizable para casi todo el mundo. En aquel entonces, un usuario tenía que descargar el programa de bitcoin y ejecutar un ‘nodo’ en la red. Esto iba más allá de la capacidad de la mayoría de personas que no eran programadores, dice. Si bitcoin iba a llegar a las masas, decidió, alguien tendría que construir una rampa de acceso fácil de usar.

Foto: (Reuters)

Ese objetivo se convirtió en el norte de Coinbase. Armstrong y el cofundador Fred Ehrsam rechazaron las inclinaciones anarquistas del bitcoin y trabajaron con reguladores, bancos e inversores de capital riesgo de Silicon Valley para intentar convertir el bitcoin en un activo tan accesible para el público como el ‘e-mail’.

La visión de Armstrong era más amplia que eso. Adam Draper, que dirige una aceleradora en Silicon Valley llamada Boost VC, era un joven inversor de capital riesgo en agosto de 2012 cuando conoció a Armstrong y escuchó por primera vez sus planes para Coinbase. Hubo dos cosas que destacaron en esa conversación, recuerda Draper. Armstrong vislumbraba un mundo con una infraestructura financiera basada en el bitcoin. Después le puso precio.

En 2012 Armstrong vislumbraba un mundo con una infraestructura financiera basada en bitcoin

“Dijo que podría ser un mercado de billones de dólares”, declara Draper. “Nunca había visto a un fundador que me hablara y dijera ‘billones de dólares’, y lo dijo de forma muy racional”. En realidad, puede que Armstrong haya subestimado la oportunidad. Este mes, el valor total del mercado de la criptomoneda superó los dos billones de dólares. Solo el valor del bitcoin es la mitad de eso. Su precio se ha disparado durante el año pasado, superando los 60.000 dólares desde unos 7.000 dólares a medida que más inversores institucionales se subieron al tren.

Armstrong es un pensador de mente abierta y claro, dice Ehrsam, que fue presidente de Coinbase durante cinco años y sigue estando en su consejo. Tiene la habilidad de hacer “la pregunta que importa”, afirma. Ehrsam era el más locuaz y dinámico socialmente de los dos, asumiendo el liderazgo en las reuniones mientras Armstrong escuchaba. Era una alianza productiva, dice, explicando que nunca chocaban, incluso al principio cuando estaban embutidos en un piso pequeño en San Francisco, trabajando 16 horas al día, siete días a la semana. “Lo único que nos importaba era que hacer que Coinbase funcionara”, declara Ehrsam.

Foto: EC Diseño

Una de las mayores pruebas para el liderazgo de Armstrong surgió a principios de 2017, cuando Ehrsam dejó su puesto directivo. Otros empleados originales también se marcharon, obligando a Armstrong tomar las riendas él solo. En aquel momento, Coinbase crecía rápido: en un momento dado, fue la aplicación número uno en la ‘app store’ de Apple.

“Se estaba ahogando”, declara Asiff Hirji, exasesor operativo de la firma de capital riesgo Andreessen Horowitz. “Estaba bastante claro que necesitaba que alguien le ayudara”. Hirji entró en Coinbase como presidente y director operativo en 2017. Dice que ayudó a pulir las operaciones y renovar el equipo directivo, incorporando a la actual directora financiera Alesia Haas y a la actual presidenta Emilie Choi.

Pero Hirji dejó la compañía en menos de dos años y ahora dirige su propia ‘start-up’ de ‘blockchain’. El estilo reflexivo de Armstrong y su compromiso con sus propias ideas chocaba con dos temas en los que Hirji dice creía firmemente: crear productos para inversores profesionales y definir la cultura de Coinbase.

La cultura con la que nació Coinbase se rompió cuando la plantilla su multiplicó

La riqueza de las empresas está estrechamente relacionada con las famosas fluctuaciones de impulso del bitcoin, y Armstrong estaba generalmente contento por surfear esas olas, declara Hirji. “Es difícil conseguir que Brian tome una decisión en el momento”, dice. “No es esa persona”.

En cuanto a la cultura de Coinbase, Hirji dice que la empresa casi cuadruplicó su personal en un año, lo que generó más dolores de cabeza. “Siempre que creces más del doble, la cultura se rompe”, afirma. “Es imposible mantener la cultura cuando la mayoría de las personas llevan ahí menos de un año”. Armstrong no ha querido hacer declaraciones sobre las críticas de Hirji.

Con el tiempo, Armstrong sí redirigió la empresa para que atrajera clientes institucionales, que hoy suponen cerca de la mitad de los 223.000 millones de dólares en activos en la plataforma, según la empresa. Y el año pasado, finalmente, abordó la cultura de la empresa.

Convocó una reunión de personal para exponer cómo quería que Coinbase operara. La empresa no se involucraría en “cuestiones sociales más amplias”, declaró, ni tampoco abordaría la política a no ser que estuviera directamente relacionado con la criptomoneda.

Foto: Representación del bitcóin junto a un billete de dólar. (EFE)

“Quiero que Coinbase se centre totalmente en conseguir su misión, porque creo que esa es la forma en la que podemos tener el mayor impacto en el mundo”, escribió en el blog de la empresa. En otras palabras, dice que no quería que las cuestiones sociales interfiriesen con el trabajo y ofreció a todo el que no le gustara la política una indemnización por años de servicio. Cerca de 60 empleados aceptaron su oferta.

En un contexto aislado, puede que el mensaje tuviera sentido. De hecho, no había nada en él que no coincidiera con la visión inicial de Armstrong para la empresa o incluso la postura de Hirji sobre la cultura. Pero en medio de la pandemia del covid-19 y las protestas nacionales por las relaciones raciales, provocó indignación. Públicamente, los comentarios generaron mala prensa para la compañía y dudas sobre la capacidad de Armstrong para liderar. Pero dice que no tuvo ningún problema con la respuesta. Es más, afirma que el comunicado fue una de las cosas más importantes que hizo el año pasado.

Dice que no está en contra de que las personas tengan opiniones, que, con todas las duras críticas que hay hoy en el mundo, quiere que Coinbase sea un ‘refugio’ para eso. Quiere que se centren en el único problema que Coinbase puede ayudar a resolver. “No creo que la criptomoneda esté aquí para resolver todos los problemas del mundo”, declara. “Pero está aquí para resolver un desafío muy importante, que es la libertad económica”.

Correcciones y amplificaciones: Asiff Hirji es exasesor operativo de Andreessen Horowitz. Una versión anterior de este artículo decía erróneamente que fue socio.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

Brian Armstrong se convirtió en una de las personas más ricas del mundo después de que Coinbase saliera a bolsa este miércoles. La empresa, cofundada por Armstrong en 2012, gestiona la mayor plataforma de negociación de bitcoin en EEUU y ha sido la primera gran empresa centrada en la criptomoneda en salir a bolsa en el país. Al cierre de su primera jornada en el parqué, alcanzó una valoración de alrededor de 85.000 millones de dólares, lo que hizo que la participación de Armstrong del 20% valiese cerca de 17.000 millones de dólares. Eso sitúa al director general de 38 años entre las personas más ricas del mundo, según la lista de multimillonarios de 'Forbes'.

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