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Banca y pandemia: cuando pagar dividendo no es necesariamente sinónimo de buena salud
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Banca y pandemia: cuando pagar dividendo no es necesariamente sinónimo de buena salud

Los inversores tendrán que ver más allá del efectivo cuando los reguladores bancarios europeos levanten las restricciones de los dividendos a accionistas

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La política de dividendos de los bancos europeos probablemente se bifurque en los próximos meses, pero los inversores no deberían intepretar el regreso de una generosa retribución al accionista por parte de algunas entidades como un signo de fortaleza.

Se espera que los reguladores bancarios que restringieron los dividendos durante los confinamientos de primavera anuncien este mes si los volverán a permitir. Entre otras opciones, podrían esperar hasta que se completen las pruebas de estrés el verano que viene, permitir dividendos limitados caso por caso o levantar todas las restricciones. De lo que decidan las autoridades y de cómo respondan las entidades, se podrán sacar algunas conclusiones interesantes, pero antes de apostar ciegamente por los bancos que más dividendo repartan, hay que tener en cuenta otras cosas.

Las acciones de los bancos europeos se han disparado desde las noticias de la vacuna a mediados de noviembre, pero siguen estando un 15% por debajo en lo que va de año. La prohibición de retribuciones ayudó a formar amplios colchones financieros —cerca del 40% de la capitalización bursátil, según Barclays—. La mayoría de bancos están ejerciendo mucha presión para conseguir la luz verde de los supervisores y reactivar los pagos que esperan que impulsen los precios de las acciones, y paliar el malestar de los inversores por los bonus que sí se han pagado a los ejecutivos.

Foto: Sede del BCE en Fráncfort. (Reuters)

Las vacunas han generado esperanzas para la recuperación, pero sigue habiendo una gran incertidumbre sobre cómo será la vida laboral, las pérdidas crediticias que habrá cuando terminen los programas de ayudas gubernamentales y las cicatrices económicas que dejará la crisis. Unas retribuciones generosas a los accionistas el año que viene podrían dejar a algunos bancos en una situación de vulnerabilidad.

Las autoridades se centrarán en la adecuación, rentabilidad y riesgo del capital, pero también considerarán factores más allá de los bancos: su propia tolerancia al riesgo regulatorio, la importancia de los dividendos para los inversores locales, el abanico de entidades en su jurisdicción y el mensaje que crean que vaya a transmitir su decisión.

Suiza ha sido el país que ha adoptado un enfoque más suave con los bancos, permitiendo que se paguen los dividendos de 2019, aunque en dos plazos en vez de uno. Los bancos suizos recibieron permiso para pagar su segundo tramo y parece que UBS retomará la recompra de acciones el año que viene. A su favor ha jugado que la economía doméstica se ha comportado de un modo relativamente sólido, con una caída del PIB anual del 1,6% a finales de septiembre.

Foto: (Reuters)

En una línea similar, el regulador de Reino Unido nunca prohibió los dividendos. En su lugar, las autoridades escribieron cartas muy duras a los directores de los bancos británicos recomendando que se cancelasen las retribuciones. Funcionó: no se pagó ningún dividendo. Pero la presión ha aumentado para relajar esta restricción tácita, dado que los inversores británicos se están mostrando especialmente interesados en el pago del dividendo.

Se espera que se reactiven las retribuciones a partir de principios de 2021, pero los inversores deberían tener cuidado. Reino Unido ha sufrido unas tasas de contagio por covid-19 muy elevadas y registró una caída del PIB anual del 9,6% a finales de septiembre. Vienen tiempos difíciles: se espera que el paso de Reino Unido del marco normativo de la Unión Europea a la nueva situación comercial de 2021 haga caer el PIB un 2,1%, o hasta un 3,1% si no hay acuerdo, según el 'think tank' Institute for Fiscal Studies.

Por el contrario, las autoridades de la eurozona prohibieron oficialmente que los bancos pagasen dividendos y bonus a principios de año. Seguramente, también serán precavidas al relajar las restricciones. Los reguladores tienen bajo su responsabilidad un abanico dispar de economías, desde Alemania a Malta, y los bancos deben lidiar con un entorno de tipos de interés negativos. Sin embargo, su PIB anual cayó solo un 4,4% en el año que terminó en septiembre y se espera que cualquier impacto del Brexit sea menos significativo que el impacto que supondrá para el propio Reino Unido.

Los inversores hacen cola para recibir unos dividendos más golosos el año que viene. Si bien una decisión como la del banco central suizo de permitir todos los dividendos puede parecer una señal clara de que los problemas han terminado, la reticencia de la eurozona y el afán del Reino Unido pueden acabar confundiendo a aquellos inversores que no presten la debida atención.

La política de dividendos de los bancos europeos probablemente se bifurque en los próximos meses, pero los inversores no deberían intepretar el regreso de una generosa retribución al accionista por parte de algunas entidades como un signo de fortaleza.

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