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La segunda ola revierte la tendencia: los ancianos vuelven a enfermar
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La segunda ola revierte la tendencia: los ancianos vuelven a enfermar

Los rebrotes en Europa parecían concentrados en las personas jóvenes debido a su mayor contacto social. Pero ahora la tendencia se ha revertido de nuevo

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Desde el verano, la segunda oleada de coronavirus en Europa ha afectado principalmente a gente joven, que normalmente presenta síntomas leves o es asintomática. Pero los contagios están empezando a filtrarse a grupos de mayor edad, según los últimos datos, extendiéndose de los miembros más jóvenes a los más mayores de la misma familia.

Los casos entre las personas de más de 65 años están aumentando en la mayoría de países europeos, según datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. Como resultado, las hospitalizaciones y muertes —que se mantuvieron bajas durante la mayor parte del verano, cuando los contagios se multiplicaron entre gente joven, menos probable de enfermar gravemente— también están empezando a aumentar.

Muchos países europeos están registrando ahora más casos que en primavera, pero eso se debe en parte a una mejor detección. La emergencia sanitaria no es tan seria como entonces, cuando solo se le hizo el test del virus a una fracción de la población infectada, y algunos hospitales en países como Italia se vieron desbordados por pacientes de covid-19 graves.

Foto: Control policial junto al Pirulí (Torrespaña), en Madrid, este lunes. (Reuters)

Aun así, las infecciones entre los grupos de mayor edad en Reino Unido aumentaron drásticamente en septiembre, según investigaciones del Imperial College de Londres. Las hospitalizaciones de pacientes por covid-19 aumentaron más del doble en septiembre, a más de 2.000, según cifras oficiales. El número de muertes ascendió a 588 en el mes hasta el 28 de septiembre, más del doble de la cifra de agosto.

En España, que lucha por contener uno de los mayores brotes en Europa, han fallecido 537 personas solo en la primera semana de octubre. En la semana del 1 de septiembre, en comparativa, solo murieron 159.

Cuando Carmen Pallarolas y su marido dieron positivo en coronavirus en agosto, culparon a su hijo de 26 años, que vive con ellos, tiene una gran vida social y también dio positivo. “Normalmente, la gente joven se mueve mucho más que las personas mayores como nosotros, y tienen menos cuidado”, afirma la señora Pallarolas, de 60 años y natural de Argentona, que sufrió síntomas leves del covid-19 como fiebre y tos, y que se ha recuperado.

placeholder Terrazas de bares vacías en Barcelona. (EFE)
Terrazas de bares vacías en Barcelona. (EFE)

Incluso en Alemania, donde el repunte de contagios es relativamente lento, un aumento de los ingresos en las UCI ha llevado al Instituto Robert Koch, centro alemán de control de enfermedades, a advertir de que el virus probablemente se esté propagando a las generaciones de mayor edad.

Las autoridades sanitarias están advirtiendo a los mayores de que se protejan más, sobre todo limitando las interacciones sociales, evitando aglomeraciones y llevando mascarilla. También les urgen a vacunarse contra la gripe para prevenir saturaciones de hospitales durante el invierno. Algunas investigaciones sugieren que la vacuna de la gripe podría reducir también la gravedad de las infecciones por covid-19.

También se está pidiendo a los miembros de la familia reducir su contacto con los familiares más mayores. “No mates a tu abuela cogiendo el coronavirus y contagiándoselo”, ha declarado el secretario de Estado de Salud de Reino Unido, Matt Hancock, en una entrevista para televisión dirigida a una audiencia joven.

Cuando Vittoria Rosso descubrió que una amiga con la que había quedado recientemente a tomar algo había dado positivo por coronavirus, lo primero en lo que pensó fue en su abuela de 87 años, que vive en su edificio en Turín. “Podía estar infectada y haberla contagiado”, dice Rosso, psicóloga de 29 años que está actualmente haciendo cuarentena en su casa mientras espera a hacerse el test. A pesar de que se lava las manos y lleva mascarilla siempre que ve a su abuela, le preocupa que tales precauciones no hayan sido suficientes.

Foto: Una playa en Ferrol. (Reuters)

En Italia, la edad media de los nuevos contagios está aumentando, y las personas de más de 50 años representan un tercio de los últimos casos detectados, según el Instituto Nacional de Salud italiano. La mayoría de los nuevos contagios se está produciendo dentro de las familias.

Pero después de meses de distanciamiento social, muchos europeos no quieren o pueden estar separados de sus familiares —especialmente en países del sur de Europa como Italia y España, donde los hogares multigeneracionales son comunes y a menudo los abuelos ayudan con el cuidado de los hijos—.

Manuel Jiménez, jubilado de 73 años que vive cerca de Barcelona, evita los lugares concurridos y hace recados pronto por la mañana, cuando hay poca gente en la calle. Pero sigue recogiendo a su nieto del colegio casi todos los días. “Sus padres trabajan y no llegan a tiempo. Si no le recojo yo, ¿quién lo hace?”, explica el señor Jiménez mientras espera fuera del colegio entre una multitud de niños y otros abuelos. “Al final, la vida tiene que seguir, aunque el virus esté ahí fuera”.

Los países europeos deberían esforzarse más por suprimir el virus en toda la población, en lugar de aceptar su propagación mientras intentan aislar a los mayores del resto de la sociedad, declara Devi Sridhar, profesora de Salud Pública Mundial en la Universidad de Edimburgo.

En Corea del Sur, Taiwán y otras partes del este asiático, el extendido uso de la mascarilla, combinado con una realización de test, un rastreo y un aislamiento de los portadores del virus efectivos, ha reducido los contagios a un nivel muy bajo, afirma, volviendo el día a día más seguro para todos, incluidos los mayores.

“Nos estamos centrando en las cosas equivocadas”, dice la profesora Sridhar. “Asia se está concentrando en cómo eliminar este virus de la forma más eficiente. Nosotros, en cómo aislar a una parte de la sociedad”.

Foto: Desinfección de una iglesia en Seúl. (EFE)

Las residencias de ancianos en Europa, que fueron devastadas por el virus en primavera, están esforzándose mucho en proteger a los ancianos aislándolos. Pero está teniendo un precio psicológico muy alto para muchos residentes.

En algunas partes de Italia, no se ha dejado salir a los residentes en meses, ni para pasear. Aquellos que tienen una cita médica se tienen que aislar durante dos semanas cuando vuelven. El contacto físico con los familiares que les visitan está estrictamente prohibido.

“Por supuesto que tenemos que ser cuidadosos”, dice Silvio Ferrato, que dirige una residencia de ancianos en Sanfront, localidad del norte de Italia, y está presionando a las autoridades para que relajen la normativa. “Pero ver a nuestros huéspedes intentando acariciar a sus familiares a través de mamparas de plexiglás o una ‘tablet’ es desgarrador”.

placeholder Niños con mascarilla en un colegio de Roma. (Reuters)
Niños con mascarilla en un colegio de Roma. (Reuters)

Su propia madre de 93 años se quedaría en casa antes de mudarse a una residencia, que dice que es como una cárcel.

Muchos residentes no entienden por qué no pueden pasar más tiempo con sus seres queridos. Nilda Nari, a sus ochenta y pico, estaba tan enfadada cuando su hijo se marchó de su reunión de 15 minutos sin darle un abrazo que, después de que este se fuera, se quedó sentada sin moverse ni decir nada durante varios minutos.

Después de que Teresa Gerbaudo, de 85 años, se mudara a la residencia de Sanfront durante el verano, perdió su una vez sano apetito. Ahora, come tan poco que la están alimentando vía intravenosa. Viene y va del hospital.

Su hija, Franca Buffa, está preocupada de que su madre se haya rendido. “Es devastador. Estoy en casa con el corazón roto porque sé que está sola”, dice. Las personas mayores como su madre “se están abandonando, como si no quisieran seguir luchando. El covid también puede matar indirectamente”.

Desde el verano, la segunda oleada de coronavirus en Europa ha afectado principalmente a gente joven, que normalmente presenta síntomas leves o es asintomática. Pero los contagios están empezando a filtrarse a grupos de mayor edad, según los últimos datos, extendiéndose de los miembros más jóvenes a los más mayores de la misma familia.

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