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Más jóvenes y asintomáticos: así es la segunda ola del coronavirus en España
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55% de asintomáticos

Más jóvenes y asintomáticos: así es la segunda ola del coronavirus en España

Aunque el virus es el mismo, España está viviendo dos tipos de epidemias de covid-19: la de marzo, que afectaba especialmente a mayores, y la del verano, con los jóvenes como protagonistas

Foto: El nuevo informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica muestra una nueva foto. (EFE)
El nuevo informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica muestra una nueva foto. (EFE)

España cuenta ya con más de 266.000 confirmados por covid desde que el 31 de enero se registrase el primer caso. A lo largo de los meses, el virus ha ido campando más o menos a sus anchas, pero hay un hito importante en el avance de la pandemia: el fin del confinamiento el pasado 11 de mayo. El ansiado aplanamiento de la curva dio pie a la desescalada, con más pruebas, más rastreos y más prevención, y empezó a dibujar una realidad distinta a la que hasta entonces mostraban los informe epidemiológicos.

Ese 11 de mayo, Sanidad también cambió —por última vez— la metodología con que registraba los casos confirmados. Desde entonces, los datos agregados se producen a partir de las encuestas individualizadas que cada comunidad autónoma vuelca en el sistema de vigilancia coordinado por el Centro Nacional de Epidemiología. Así, se puede hablar de dos oleadas: antes y después del 11 de mayo.

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A finales de ese mes, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica publicó un informe epidemiológico que se analizaba el impacto de la pandemia a nivel demográfico y sanitario hasta esa fecha, con los primeros 250.000 casos. La pasada semana, retomaron la publicación de estos informes, a partir del análisis de tan solo 25.000 casos en dos meses (tienen en cuenta PCR y test rápidos, mientras que Sanidad solo informa de los positivos por PCR, por eso la suma de ambos no coincide). Este segundo informe analiza qué ha pasado en estos dos meses de nueva normalidad. El virus es el mismo, pero la pandemia parece otra, a tenor de las diferencias.

Lo que vemos ahora es más realista en cuanto a lo que sabemos del virus

Coincidiendo con la desescalada, se cambiaron los criterios de recogida y tratamiento de los datos de positivos, lo que ha permitido también un análisis más representativo. “Tenemos dos fotos de la pandemia: la de antes del 10 de mayo y la posterior. Ahora se hacen más controles y se ha cambiado el sistema de notificación, así que lo que vemos es más realista en cuanto a lo que sabemos del virus”, relata Javier del Águila, epidemiólogo del Centro Nacional de Epidemiología.

La mediana de edad baja a los 44 años

Lo primero que llama la atención si comparamos ambas fases es la distinta distribución de los contagios por edad. La edad mediana de las personas contagiadas ha bajado de los 60 a los 44 años en este segundo periodo. Además, si hasta el 10 de mayo la mitad de los contagiados tenían entre 46 y 79 años, este rango ahora disminuye hasta los 29 y 62.

Preocupantes brotes en discotecas de Santa Pola, Peñíscola y Córdoba

Que los jóvenes han sido los que se han tomado más relajadamente la nueva normalidad no es ninguna novedad, pero ahora lo confirman los datos. Si en la primera fase de la pandemia los jóvenes de entre 15 y 29 años suponían el 6% de los contagios, esa ratio sube ahora hasta el 19%.

También aumenta entre las personas de 30 a 39 años (del 9,5% ha pasado al 15%) y de 40 a 49 (del 14% al 17%). Pero a partir de esa edad, y a diferencia de lo que pasó durante la primera oleada, la cosa cambia: los mayores de 50 años acaparan ahora menos contagios, tanto comparados con antes de la pandemia como con el resto de franjas de edad.

“Esto tiene que ver con dónde se producen los contagios”, explica Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, uno de los centros que forman rastreadores. “Al principio, afectaba sobre todo a residencias, que siguen siendo uno de los focos a tener en cuenta, pero ahora los brotes se están dando en encuentros de familiares y amigos, y entre población inmigrante, como con los temporeros de Huesca y Lleida. Y también influye el tema de la noche: muchos nuevos contagios están viniendo por ahí, ligados también al consumo de alcohol y la falta de control del contagio en las fiestas. Hace falta más intervención común en este sentido”.

Para Del Águila, además, también influye la ‘epidemia oculta’: al principio, las personas jóvenes se registraron menos porque al tener menos síntomas quedaban aisladas en casa sin pruebas PCR, ya que tampoco había. “En la primera oleada, se detectaron menos, no teníamos manera de llegar a los que estaban aislados en casa porque eran más leves y no se les hacían test. Por eso, este segundo informe creo que es más realista sobre cómo es el virus”.

Sin embargo, los datos también muestran que los más jóvenes no son tan inmunes a los efectos del virus como se pensaba: las tasas de hospitalización varían poco entre los 15 años y los 60 (del 3% al 6%). A partir de esa edad es cuando hay más opciones de acabar ingresado, aunque los jóvenes siguen teniendo menos riesgo que los de otras edades de que el desenlace del ingreso sea fatal: la ratio de defunciones sigue siendo mayor a medida que se envejece, aunque en general todos bajan por la mejor situación de los hospitales. Si antes el 22% de las personas con covid mayores de 80 fallecía, desde mediados de mayo lo hace el 5%.

En los hospitales, además, la tasa de sanitarios infectados también ha bajado, del 24% al 10,6% de los casos totales. “Es un buen dato, pero aquí también hay que tener en cuenta que están sobrerrepresentados, porque se hacen más pruebas y se las hacen antes. No es representativo de la tendencia poblacional, pero sí es un buen indicador, porque los hospitales son amplificadores de este tipo de pandemias”, apunta Del Águila.

Más PCR, más asintomáticos

Las mejoras en la vigilancia epidemiológica y la remisión de los casos han permitido también bajar el número de días desde que se presentan los síntomas hasta que se obtiene un diagnóstico, aunque todavía hagan falta rastreadores y más manos para analizar la situación. Si hasta mayo se tardaba entre tres y 11 días en diagnosticar un caso, ahora se consigue entre uno y cinco días. “Es un buen dato, significa que ha calado el mensaje, y cuanto antes sean diagnosticadas esas personas, antes podrían ser aisladas y recuperar su vida”, apunta Del Águila. “Es importante, porque demuestra que ciertas cosas han mejorado, como el proceso para seguir los contactos, la rapidez para actuar… Pero hay zonas y comunidades, como en Galicia, donde el número de contactos conocidos todavía es muy bajo”, apunta March.

Aunque en todas las comunidades estos datos han visto una mejoría, la situación a nivel geográfico ha cambiado mucho en estos meses. Como se está viendo con los rebrotes, focos como Madrid ya no son tales, y la preocupación se traslada ahora a otras zonas, como Cataluña. Durante la primera oleada, esta comunidad registró el 22% de los casos, pero desde el 10 de mayo concentra nada menos que el 43%. También Aragón, donde hay varios rebrotes, ha aumentado del 2,7% al 8,4%. Madrid, por el contrario, ha bajado de tener el 26% de los infectados nacionales al 18,5%.

Para March, en estos datos también influye la falta de unidad en las medidas tomadas en la desescalada entre las distintas comunidades: “No termino de entender por qué unas deciden poner las mascarillas obligatorias y otras no, o ir a la playa o no… Cada una toma sus propias decisiones para demostrar que hace algo distinto al resto, cuando lo que hace falta es unidad”.

Otro de los efectos del uso de pruebas PCR es el increíble aumento de los asintomáticos. Si en la primera oleada se calculaba que en torno a un 10% de los casos eran asintomáticos, esta cifra ha subido hasta el 55%. “Hubo un momento en que el 90% de casos pasaba desapercibido, que solo llegábamos al 10%, por lo que era muy difícil identificar a los asintomáticos”, apunta también Del Águila. “Ahora, que tenemos más medios y unas condiciones más controladas, podemos ver cuál es el retrato real del virus”.

España cuenta ya con más de 266.000 confirmados por covid desde que el 31 de enero se registrase el primer caso. A lo largo de los meses, el virus ha ido campando más o menos a sus anchas, pero hay un hito importante en el avance de la pandemia: el fin del confinamiento el pasado 11 de mayo. El ansiado aplanamiento de la curva dio pie a la desescalada, con más pruebas, más rastreos y más prevención, y empezó a dibujar una realidad distinta a la que hasta entonces mostraban los informe epidemiológicos.

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