Texto y datos:
Antonio Villarreal
Jesús Escudero
Darío Ojeda
Diseño y desarrollo:
Irene De Pablo
Laura Martín
Carlos Muñoz
Luis Rodríguez
Pablo Narváez
I
gual que los test de antígenos han reemplazado en buena medida a los PCR como diagnóstico, todo el mundo busca formas de señalar la alerta por covid-19 cuando el número de casos empieza a ser demasiado alto.
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La incidencia acumulada (número de casos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete o catorce días) es el indicador que más se ha popularizado. Alemania o el estado de Nueva York, por ejemplo, emplean umbrales de IA semanal para decretar medidas preventivas.
En El Confidencial hemos barajado entre diferentes métodos para encontrar algo similar a los test de antígenos. En este caso no servirá para diagnosticar el covid-19, pero sí para alertar del repunte de la enfermedad en un territorio concreto, en este caso una de las 57 provincias españolas. Un indicador que sirva de canario en la mina, algo menos preciso que la IA días pero útil para que cualquier ciudadano pueda extremar las precauciones antes de que suene la alarma.
El gráfico recoge, a partir de los datos proporcionados por el Instituto de Salud Carlos III, el número de nuevos positivos diarios registrados en cada región española en función de su población. Aquellas provincias donde el número de positivos crezca más rápidamente van escalando posiciones automáticamente en la tabla, con lo cual permite observar de un vistazo el riesgo relativo del lugar donde uno vive.
Es posible ver, de este modo, los rebrotes registrados en cada región desde la salida del confinamiento a finales de junio y cómo, por ejemplo, la barra de Madrid en el gráfico comienza a encenderse a mediados de julio pese a que la epidemia en la región tocó techo casi dos meses más tarde.
La tabla se ordena automáticamente cada día, lo que permite observar de un vistazo el riesgo relativo en la provincia donde uno vive
Lo mismo puede apreciarse en otros ejemplos como los de Barcelona, Navarra o Granada, donde el número de positivos comienza a escalar muchos días antes de que la IA toque la alarma. Como en los test de antígenos, en nuestro método pueden surgir falsos positivos: casos en los que se dé un alto número de positivos puntuales que eventualmente son rastreados y controlados, por lo que el brote no va a más. Sin embargo este tipo de situaciones ha ido a menos con el avance de la transmisión comunitaria en la segunda ola, que conllevó un paso atrás de los sistemas de rastreo y la súbita implementación de nuevas restricciones al ocio o la movilidad.
La panorámica
Actualmente, todas las regiones de España pueden declarar que han superado la ‘segunda ola’ pero siempre con la boca pequeña. Por los datos que manejamos actualmente sobre la estacionalidad del SARS-CoV-2 es aconsejable mirar con temor a los meses de enero a marzo de 2021. En otras pandemias históricas —como la de 1918— los comienzos del año siguiente han supuesto un momento muy delicado, en el que se mezclaba la ‘fatiga pandémica’ con la época del año más propicia para la transmisión del virus.
El siguiente mapa nos permite observar la evolución de la incidencia de estas dos olas desde un punto de vista más espacial. La escala no es uniforme sino que está adaptada a la población de cada provincia.
La tendencia
Pero como decíamos, un círculo rojo en nuestro ‘mapa de calor’ no tiene por qué equivaler a un brote serio. Para estar seguros, el siguiente paso es consultar este histograma. Aquí puede apreciarse la evolución histórica de nuevos positivos diarios en cada provincia y, sobre todo, comprobar si por ejemplo aquellos dos días de finales de octubre en los que Ávila registró más del doble de nuevos casos fueron sucesos aislados o el comienzo de algo más serio. Por suerte, en este caso se trató de lo primero.
En este caso hay que realizar siempre una pequeña advertencia: los histogramas siempre dan la impresión de que en los últimos días se produce un desplome de los casos. Esto sucede porque en muchas ocasiones no se han notificado aún todos los nuevos positivos registrados en las últimas dos semanas.
Por este motivo, la incidencia acumulada a 14 días sigue teniendo todo el sentido a la hora de tomar medidas. Pero tampoco está de más contar con un pequeño detector de humos como éste para avisar de que algo no va bien y extremar las precauciones. Quizá sea solo una cerilla mal apagada, ¿pero acaso no se originan así los incendios?
* Para este especial utilizamos los datos provinciales que publica oficialmente el Instituto de Salud Carlos III. Para medir los nuevos contagios, estos datos señalan la fecha de inicio de síntomas y no de notificación. Siempre que se actualicen los datos oficiales lo harán los nuestros, pero dado que la fecha de inicio de síntomas suele ser anterior a la de notificación en unos cinco días este desfase temporal se verá reflejado también en algunos de los gráficos del especial.