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Fusión entre Fiat-Chrysler y PSA, una oportunidad

La empresa italo-estadounidense puede conseguir valiosos ahorros mediante la fusión con su homóloga francesa PSA, y su 'stock' también se vería beneficiado gracias a las condiciones de la operación

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Los inversores parecen reacios a dar muchas esperanzas a la fusión de Fiat Chrysler con su homóloga francesa PSA. Aun así, el potencial (y las condiciones financieras que favorecen a la empresa italo-estadounidense) se harán más difíciles de ignorar conforme el acuerdo llegue a la recta final.

Pocos dudan de que la industria del automóvil no necesite fusiones. Esto es especialmente cierto en Europa, donde los tres mayores protagonistas solo tenían el 53% de porción del mercado en la primera mitad del año y las autoridades reguladoras están promoviendo vehículos eléctricos con un pequeño margen. Incluso antes de la irrupción del coronavirus, la industria continuaba sin conseguir un retorno razonable de su amplio capital invertido.

Fiat Chrysler y PSA, empresa propietaria de las marcas Peugeot, Citroën, Opel y Vauxhall, esperan generar al menos la cantidad de 3,7 billones de euros (4,38 billones de dólares) en reducción de costes mediante la fusión. Gravadas y capitalizadas, estas 'sinergias' podrían tener un valor neto actual de aproximadamente 15 billones de euros, añadiendo potencialmente más del 70% al valor patrimonial combinado de las empresas (excluyendo los debidos pagos a los accionistas antes de completarse la fusión). Pero no existe ninguna señal de este potencial en los precios de sus acciones, que han bajado, al igual que el sector en general (y más aún en el caso de PSA), desde que 'The Wall Street Journal' informó por primera vez de sus conversaciones el pasado mes de octubre.

placeholder Fábrica de Fiat Chrysler. (Reuters)
Fábrica de Fiat Chrysler. (Reuters)

La cautela de los inversores a la hora de atribuir valor al acuerdo es comprensible. Ya salieron escaldados anteriormente, en especial cuando el fabricante de Mercedes-Benz, Daimler, compró Chrysler en 1998. Volkswagen nunca ha traducido su magnitud en mayores beneficios. El cierre de empresas automovilísticas tiende a ser un asunto extremadamente politizado. Todas estas son buenas razones por las que los inversores prefieren ver los frutos de un acuerdo antes de apostar al alza por los precios del 'stock'.

No obstante, esta vez es diferente. La empresa fusionada, que se llamará Stellantis, estará dirigida por Carlos Tavares, de PSA, como director ejecutivo, y por John Elkann, de Fiat Chrysler, como presidente. Ambos comparten un intenso compromiso en la asignación de capital. Tavares ha obtenido grandes logros en PSA, sobre todo por comprar la antigua compañía europea General Motors e integrar sus modelos en las plataformas de PSA. Agregar la compañía europea de bajos resultados Fiat Chrysler parece ser una labor equiparable.

La magnitud de la empresa tiene especiales ventajas conforme la industria se enfrenta a los aumentos de costes en tecnología. El mes pasado, PSA anunció planes para una plataforma de producción dedicada a vehículos eléctricos. Esta inversión parecía más fácil de justificar con la perspectiva de la nueva e inminente fusión.

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Desde luego, la de Stellantis no es una historia que avance a gran velocidad. Se espera que el acuerdo se cierre en el primer trimestre de 2021. Mientras tanto, las autoridades antimonopolio europeas están examinando las divisiones de furgonetas de las empresas, las cuales podrían tener una posición más dominante en el mercado que las de sus automóviles. Existe un riesgo moderado de que las autoridades reguladoras debiliten las finanzas del acuerdo. Incluso si no lo hacen, las empresas esperan que transcurran cuatro años para alcanzar el 80% de los ahorros en costes.

Aun así, existe además un argumento cortoplacista para apoyar la parte del acuerdo que concierne a Fiat Chrysler. El capital social de la compañía cotiza en estos momentos al 5% aproximadamente por debajo del valor implícito en las condiciones de fusión. Este descuento es mucho más reducido del que existía a principios de abril, cuando la propagación del acuerdo era generalizada, pero más amplio del que era antes de la pandemia. La crisis ha levantado algunas dudas sobre las condiciones: ¿puede realmente permitirse la empresa pagar 5,5 billones de euros en dividendos antes de la finalización, tal y como se ha negociado? Ahora bien, los resultados del segundo trimestre han ido mucho mejor de lo esperado, lo cual sugiere que posiblemente sí puedan.

Las acciones de Fiat Chrysler tienen algo que atrae por igual a los inversores pacientes y a los impacientes.

Los inversores parecen reacios a dar muchas esperanzas a la fusión de Fiat Chrysler con su homóloga francesa PSA. Aun así, el potencial (y las condiciones financieras que favorecen a la empresa italo-estadounidense) se harán más difíciles de ignorar conforme el acuerdo llegue a la recta final.

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