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La resaca de la Fed y la inflación europea acerca de nuevo al euro a los 1,39 dólares
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a la espera de los datos de empleo de mañana

La resaca de la Fed y la inflación europea acerca de nuevo al euro a los 1,39 dólares

Vuelve la inercia. La divisa europea se fortalece tras las emociones fuertes del miércoles. Una vez más, la cota de los 1,40 dólares vuelve a estar a su alcance

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El juego de los bancos centrales no sólo les afecta a ellos y a sus respectivos balances y políticas monetarias. Tiene efectos colaterales. Unos más próximos y otros más lejanos. Entre los primeros, destaca la influencia que ejercen en las divisas. Y actualmente, el cuerpo a cuerpo entre el euro y el dólar está supeditado a los pasos de baile de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, y el Banco Central Europeo (BCE). Por eso la resaca del miércoles, una jornada en la que los inversores tenían una cita importante con ambos, se salda con un retorno del euro a su inercia alcista.

La divisa europea se aprecia un 0,15% y se aprecia hasta los 1,3885 dólares, por encima de los 1,374 dólares a los que cerró 2013 y de nuevo cerca de los 1,40 dólares, una cota que no supera desde 2011.

Como trasfondo, el distinto son al que se mueven la Fed y el BCE. Aunque la entidad presidida por Janet Yellen redujo ayer su tercer programa de estímulos cuantitativos (QE3), que pasó de 55.000 a 45.000 millones de dólares al mes, lo cierto es que sigue imprimiendo más dolares. Por el contrario, ayer se supo que la inflación provisional de abril en la Eurozona se situó en el 0,7%, por encima del 0,5% de marzo. Como, además, la inflación subyacente -la lectura de los precios que prescinde de los elementos más volátiles- también repuntó del 0,7 al 1%, el mercado interpreta que Mario Draghi no tiene mayores urgencias para lanzar ya en mayo un QE a la europea. Combinando ambas realidades, el euro, que en la mañana del miércoles llegó a cambiarse por debajo de los 1,38 dólares, acecha de nuevo los 1,39.

Aunque la jornada de este jueves está marcada por la festividad en los mercados europeos, esta semana aún traerá emociones fuertes. Sobre todo una: los datos de empleo de EEUU de abril, que se conocerán el viernes. Las previsiones contemplan una creación de 215.000 empleos, por encima de los 192.000 de marzo, en tanto que la tasa de paro podría bajar en una décima, hasta el 6,6%. Unos datos mejores de lo esperado podrían propiciar que la Fed acelerara el ritmo de retirada de los estímulos, con lo que repercutiría en una apreciación del dólar. Y al contrario si las cifras que se conozcan resultan peores de lo esperado.

El juego de los bancos centrales no sólo les afecta a ellos y a sus respectivos balances y políticas monetarias. Tiene efectos colaterales. Unos más próximos y otros más lejanos. Entre los primeros, destaca la influencia que ejercen en las divisas. Y actualmente, el cuerpo a cuerpo entre el euro y el dólar está supeditado a los pasos de baile de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, y el Banco Central Europeo (BCE). Por eso la resaca del miércoles, una jornada en la que los inversores tenían una cita importante con ambos, se salda con un retorno del euro a su inercia alcista.

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