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Siemens-Gamesa o cómo evitar una ampliación de capital con una opa
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Siemens-Gamesa o cómo evitar una ampliación de capital con una opa

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones, movimientos y desenlaces. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: Jochen Eickholt. (EC)
Jochen Eickholt. (EC)
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Cinco años después de la fusión operativa Siemens-Gamesa, los números siguen sin salir. La semana pasada, la matriz alemana, Siemens Energy, anunció una oferta para excluir al fabricante de aerogeneradores a 18 euros por acción. Lo ha hecho sobre la bocina, tras repetidas especulaciones sobre su futuro desde finales de 2020 y ante la disyuntiva de tener que ampliar capital en su participada, que acumula una mochila de ‘profit warnings’ y pérdidas insostenibles. Visto el desenlace, la solución más financiable era cargar sobre el 'holding' los 2.500 millones de dinero nuevo (deuda y capital) necesarios para intentar salvar la compañía.

El baile de consejeros delegados en Siemens-Gamesa durante los últimos 18 meses (Markus Tacke, Andreas Nauen y ahora Jochen Eickholt) alertaba ya sobre las turbulencias existentes en la viabilidad de la cuenta de resultados. Más de un ‘private equity’ tenía hechos números para una posible oferta hostil, desempolvando casi las tesis de antes de la fusión de 2016, cuando el deseo de Iberdrola de soltar su 20% del fabricante vasco hizo que más de un inversor estudiara una operación tipo: sacar al accionista de referencia, consolidar un sector con márgenes a la baja y vender a un múltiplo más caro aprovechando el ciclo expansivo de las renovables.

Foto: Aerogenerador de Siemens Gamesa. (Reuters/Vincent West)

El fondo Centerbridge había abierto camino con la compra de Senvion, cuyo 'exit' años después (2020) consistió precisamente en la venta del fabricante alemán de turbinas a la propia Siemens-Gamesa. Sin embargo, en aquella época, Iberdrola confiaba más en la solvencia de un 'holding' industrial que en un socio financiero para apuntalar el futuro de su participada, cuyo control cedió a Siemens consiguiendo que la CNMV la eximiera de una oferta por la totalidad, a pesar de que la alemana se hizo con el 59% a raíz de la ecuación de canje de la fusión. El tiempo no ha demostrado que aquella opción fuera la mejor para sus intereses ni para los de Gamesa.

La pérdida de españolidad en el ‘management’ de Siemens-Gamesa, tan previsible como inevitable, no puede señalarse como causa del deterioro, pero muestra a las claras quién ha mandado desde la fusión. Los primeros en salir formaban la cúpula que rescató a la compañía desde mínimos de 2012, tras la crisis financiera: Ignacio Martín, Ignacio Artazcoz, José Antonio Cortajarena, Ricardo Chocarro y David Mesonero. Y más tarde, en un constante goteo, la segunda línea ejecutiva compuesta por Javier Treviño, Germán González, Antonio de la Torre, Iñaki Murgiondo, José Antonio Miranda, Jesús González Ruiz-Jarabo o Enrique Pedrosa.

A partir de este punto, la actual coyuntura económica, condicionada por los efectos de la pandemia y las nuevas tensiones geopolíticas, ha desnudado las debilidades energéticas e industriales de Europa. Tal como analizaba estos días atrás Joaquín Coronado, ex consejero delegado de Hidrocantábrico y de Abengoa-Telvent, cabe preguntarse si es sostenible (por falta de rentabilidad) el actual modelo de fabricación de aerogeneradores, teniendo en cuenta que los tres primeros operadores europeos (Vestas, Siemens-Gamesa y Nordex), con una cuota de mercado mundial del 41% entre todos, han perdido dinero en su conjunto (-674 millones) en 2021.

Foto: Aerogenerador de Siemens Gamesa. (Reuters/Vincent West)

Tampoco los resultados del segundo fabricante mundial, la norteamericana GE Renewable Energy, fueron buenos, ya que pese a facturar 15.700 millones, perdió cerca de 800. Solo el cuarto operador global, la china Goldwind Science & Technology, fue rentable el año pasado, con un beneficio de 500 millones gracias a unas ventas de 7.750. En este contexto, en pleno mandato político para ejecutar una transición en el modelo energético, es viable cumplir esos objetivos cuando los tres fabricantes europeos más grandes están desarrollando su actividad sin márgenes, demostrando su vulnerabilidad ante la actual situación del mercado.

Tras la integración en la primavera de 2017, Siemens-Gamesa está casi en el mismo punto de partida, pero mucho peor, pues capitaliza en torno a los 12.000 millones a pesar de haber asumido ya los costes de integración. Sin embargo, su cifra de negocio ha descendido y sus márgenes operativos han ido menguando hasta ser negativos. En esta huida hacia adelante, el gigante alemán ha decidido excluir de bolsa a su participada. Podemos deducir que habrá otros movimientos a futuro. Y no serán a muy tardar, a la vista de la evolución del sector y si nos creemos el papel clave que Europa confiere al nuevo modelo energético para su desarrollo económico y político.

Cinco años después de la fusión operativa Siemens-Gamesa, los números siguen sin salir. La semana pasada, la matriz alemana, Siemens Energy, anunció una oferta para excluir al fabricante de aerogeneradores a 18 euros por acción. Lo ha hecho sobre la bocina, tras repetidas especulaciones sobre su futuro desde finales de 2020 y ante la disyuntiva de tener que ampliar capital en su participada, que acumula una mochila de ‘profit warnings’ y pérdidas insostenibles. Visto el desenlace, la solución más financiable era cargar sobre el 'holding' los 2.500 millones de dinero nuevo (deuda y capital) necesarios para intentar salvar la compañía.

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