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Los bancos exigen a Salazar una explicación por el sospechoso préstamo autoconcedido desde SOS
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Los bancos exigen a Salazar una explicación por el sospechoso préstamo autoconcedido desde SOS

Los bancos acreedores del Grupo SOS están despistados. El anuncio comunicado el martes por la noche, según el cual la compañía concedió durante el ejercicio 2008

Los bancos acreedores del Grupo SOS están despistados. El anuncio comunicado el martes por la noche, según el cual la compañía concedió durante el ejercicio 2008 préstamos por importe de 212 millones de euros a una sociedad, Condor Plus, controlada por los hermanos Salazar, a su vez máximos accionistas de la compañía, necesita una explicación en profundidad. “Todavía no estamos enfadados. Primero escucharemos su razonamiento y a continuación actuaremos en consecuencia”, reconocen con cautela desde una de las entidades que participó en el último crédito de 930 millones.

 

Las explicaciones iniciales, por vagas, no convencen ahora ni a sus acreedores, ni antes a la CNMV. Precisamente, Grupo SOS detalló el pasado martes 31 de marzo, último día legal para presentar las cuentas consolidadas, la vinculación del crédito 212 millones con la sociedad controlada por los hermanos Salazar. Una partida que estaba aprobada por consejo y recogida en la presentación de resultados remitida el 27 de febrero a la CNMV bajo un epígrafe genérico, pero sobre el que el supervisor requirió más información en base a las posibles relaciones con sociedades vinculadas.

Y así se ha reconocido, para sorpresa de los bancos acreedores de SOS. Para la compra de la italiana Bertolli, operación que permitió a Salazar convertirse en el rey del mercado mundial del aceite de oliva, la compañía asumió un crédito de 994 millones y un posterior plan de desinversiones (venta de las galletas Cuétara) fijado por los financiadores, en este caso Ahorro Corporación en colaboración con Banco Popular, Rabobank, Royal Bank of Scotland e Intesa, que ya habían asistido a la entrada en el capital de Caja Madrid por importe de 150 millones. Solo faltaría por llegar el fondo soberano de turno, como también se ha reconocido.

Mientras tanto, el valor había aguantado su precio en bolsa, permitiendo una situación cómoda a los hermanos Salazar, que tienen parte de su posición global del 18% a través de instrumentos financieros. Sin embargo, según las interpretaciones recabadas ayer entre los analistas, la revelación del crédito -con vencimiento en 2013- ha despertado las sospechas de que esa financiación hubiera podido ser utilizada para sostener artificialmente el precio de las acciones y, por extensión, ayudar al presidente y al vicepresidente a mantener sus posiciones en el Grupo SOS.

De acuerdo con la información facilitada oficialmente, el crédito está garantizado mediante la pignoración de 41,16 millones de títulos de SOS, equivalentes al 26,8% del capital del grupo. Justamente, una cantidad muy similar es la que controlan los hermanos Salazar, con un 28,22 % del capital. Por lo tanto, con la concesión del crédito respaldado por estas acciones, la compañía está dándose una valoración de sí misma de prácticamente 800 millones de euros, un rango ajustado al actual precio de mercado.

“Si no ofrecen una explicación lógica habrá que revisar muy a la baja la consideración sobre la compañía y también sobre sus gestores”, explican desde el departamento de análisis de un banco internacional. “Da la impresión de que Grupo SOS necesita tiempo y dinero”, dos factores muy difíciles de conjugar en la actual coyuntura. En principio, según se repetían ayer en voz alta los analistas que cubren SOS, para dar entrada en el capital no hace falta conceder un crédito al máximo accionista.

Los bancos acreedores del Grupo SOS están despistados. El anuncio comunicado el martes por la noche, según el cual la compañía concedió durante el ejercicio 2008 préstamos por importe de 212 millones de euros a una sociedad, Condor Plus, controlada por los hermanos Salazar, a su vez máximos accionistas de la compañía, necesita una explicación en profundidad. “Todavía no estamos enfadados. Primero escucharemos su razonamiento y a continuación actuaremos en consecuencia”, reconocen con cautela desde una de las entidades que participó en el último crédito de 930 millones.

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