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El grifo de la financiación se abre para el sector farmacéutico
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El grifo de la financiación se abre para el sector farmacéutico

El gigante ha despertado. Las megafusiones corporativas han reaparecido en el mercado con fuerza desde que comenzó 2009 y lo han hecho en un sector para

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El grifo de la financiación se abre para el sector farmacéutico

El gigante ha despertado. Las megafusiones corporativas han reaparecido en el mercado con fuerza desde que comenzó 2009 y lo han hecho en un sector para el que se sí se ha abierto el grifo de la financiación: el farmacéutico.

La peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial y las restricciones del crédito han frenado las fusiones de gran calado en los últimos meses. No sólo ha habido menos operaciones, sino que éstas han sido de menor tamaño. No hay dinero, hay miedo, luego no hay fusiones.

Un silogismo que el sector farmacéutico ha puesto en entredicho en menos de dos meses. Dos de los gigantes del sector, Merck y Schering-Plough anunciaron ayer sus planes de fusión. La operación está valorada en 41.000 millones de dólares –supone una prima del 34% sobre el precio del viernes de Schering-Plough-, de los cuales 9.800 millones de saldrán de las reservas de Merck y los 8.500 millones restantes de las arcas de JP Morgan. El resultado será un gigante del sector menos dependiente de las ventas en Estados Unidos y de las ventas de productos estrella.

Los expertos consultados por Bloomberg consideran que el precio pagado es “realmente bajo. Es un acuerdo tremendo para Merck. Cualquier entidad en el mundo debería querer financiar este acuerdo a este precio”.

La operación se produce, además, menos de dos meses después de que Pfizer, la mayor farmacéutica del mundo, acordara la compra de Wyeth por 62.000 millones de dólares. De esa cifra, Pfizer recibirá 22.500 millones de dólares de JPMorgan Chase, Bank of America, Barclays, Citigroup y Goldman Sachs -4.500 millones de cada uno-. Todos ellos, han recibido en los últimos meses suculentas ayudas públicas.

Ambos acuerdos podrían además acelerar el proceso de fusión dentro del sector en el que, según los expertos “las megaoperaciones van a estar a la orden del día debido a que los ingresos de este tipo de compañías no tienen demasiadas oportunidades para crecer mientras que los recortes de costes  son ya, a estas alturas, limitados”.  Y añaden que cualquier compañía que no se suba al carro de las fusiones “corre el riesgo de perder cuota de mercado”.

“Se va a producir una consolidación en el sector. A la larga, estas compañías tendrán más poder, se perderán puesto de trabajo y habrá menos dinero disponible para investigación in desarrollo”, comenta un analista a Bloomberg. “A largo plazo, el público sufrirá las consecuencias”, añade.

Bristol-Myers Squibb se encuentra ya en el punto de mira. Ayer sus acciones subieron cerca de un 5% ante las informaciones que apuntan a que podría encontrarse en el punto de mira de su rival francés Sanofi-Aventis. Entre los pretendientes también figuran la británica GlaxoSmithKline y AstraZeneca, así como al estadounidense Johnson & Johnson. También la suiza Roche centra las miradas desde que mantiene una opa hostil de 45.700 millones sobre el 44% que no controla en Genentech.

¿Quién será el siguiente en mover ficha? Y lo más importante, ¿habrá también dinero fresco para financiar operaciones de gran calado como las vistas hasta ahora?

El gigante ha despertado. Las megafusiones corporativas han reaparecido en el mercado con fuerza desde que comenzó 2009 y lo han hecho en un sector para el que se sí se ha abierto el grifo de la financiación: el farmacéutico.

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