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La Indra más politizada vuela en bolsa: los recelos sucumben a las promesas de negocio
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La Indra más politizada vuela en bolsa: los recelos sucumben a las promesas de negocio

Pese a las turbulencias generadas por las maniobras del Gobierno para ampliar su control de la compañía, la marcha del negocio respalda una evolución positiva en el parqué

Foto: EC Diseño.
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Por muchas vueltas que se dé a los números, la realidad del mercado es la que es. Y las constantes voces de alerta que han rodeado a Indra desde que, hace poco más de un año y medio, el Gobierno dio un golpe de mano para apuntalar su control de la compañía casan mal con la evolución de la compañía en bolsa. El grupo de consultoría y tecnología se mueve actualmente a un paso de sus máximos anuales y apenas un 5% de lo que serían sus niveles más elevados en casi un lustro.

La destitución de Fernando Abril-Martorell, su reemplazo por un hombre ligado al Gobierno como Marc Murtra, la irrupción de una serie de accionistas con claras intenciones de apuntalar los planes del Ejecutivo o la eliminación del consejo de las voces más opuestas al nuevo rumbo estratégico (este viernes la CNMV ha admitido que hay indicios de concertación, pero que no son suficientes para actuar) han sido maniobras poco aseadas, dignas de reprensión por cualquiera considere las reglas de buen gobierno como una guía a tener en cuenta, y han obligado a los inversores a mantenerse alerta ante posibles giros estratégicos poco satisfactorios (la sombra de la entrada en ITP se mantiene sobrevolando sobre la historia de inversión de Indra). Pero sin avances en estas direcciones, al final, lo único que acaba contando son las perspectivas de ganancias, y las de Indra no han hecho sino incrementarse con el paso de los trimestres.

Foto: El presidente de Indra, Marc Murtra. (EFE/José Manuel Vidal)

“La restructuración llevada a cabo con motivo del covid-19 ha mejorado la evolución operativa de la compañía y ha fortalecido significativamente su situación financiera. Tras haber mejorado la guía de 2022 los dos últimos trimestres, esperamos que Indra crezca a doble dígito en ingresos, con mejora de márgenes y con una cartera de pedidos en máximos históricos, ofreciendo buena visibilidad para la generación de ingresos”, explica Iván San Félix, analista de Renta 4, en una nota reciente en la que elevaba significativamente su valoración de Indra.

Y no ha sido el único. Este mismo jueves, Bestinver Securities revisaba al alza el precio objetivo que otorga a las acciones de la compañía, desde los 11,7 hasta los 13,4 euros. Y, desde el inicio de diciembre, firmas como GVC Gaesco o Morgan Stanley han adoptado decisiones similares.

Tras ganar un 38% en 10 semanas, se sitúa a menos de un 5% de máximos en casi un lustro

Con estos respaldos, cierta dosis de calma favorecida por la elección de un nuevo consejo que no suena del todo mal a los expertos y las expectativas generadas en torno a una posible escisión del negocio en dos (por un lado, el área de consultoría y, por otro, el de transporte y defensa), Indra ha logrado anotarse una remontada de casi el 38% en apenas 10 semanas, borrando las huellas en su cotización de las polémicas más recientes. Así, ha logrado asentarse entre los 10 mejores valores del Ibex en 2022, con ganancias próximas al 12%, superando con creces el rendimiento medio del índice (que pierde algo más de un 5%).

El buen hacer de Indra tiene poco de misterioso, ya que se enmarca en una tendencia de apuesta de los inversores por las compañías más ligadas al sector defensa en Europa, en un momento en que los gobiernos de la región parecen dispuestos a incrementar de forma significativa sus esfuerzos presupuestarios en esta área. “Indra, a medio plazo, se ve beneficiada del incremento del gasto en defensa de los países de la UE. Indra es la compañía española con mayor exposición a este sector, con aproximadamente un 25% del EBIT, según nuestras estimaciones”, observaban los analistas de Bankinter en su último informe sobre la compañía, en el que reiteraban su recomendación de comprar.

Foto: Imagen de la sede de Indra en Madrid. (Indra)

Hasta un 60% de las firmas que cubren la compañía tiene un consejo similar, que viene respaldado por unas expectativas de ingresos crecientes (las estimaciones de ventas para 2023 se han elevado un 9,5% en los últimos 12 meses).

Podría señalarse, no obstante, que sí es perceptible en la situación de mercado de Indra cierta prima de riesgo política que estaría lastrando su marcha. No en vano, tanto las recomendaciones de compra como su precio objetivo han caído significativamente desde la última guerra por el poder en su consejo. También se puede exponer el descuento que lucen sus valoraciones frente a otros grandes grupos del sector defensa en Europa, como Thales o Safran, aunque la comparativa queda deslucida por la diferencia de tamaño y la diferencia en el mix de negocios de Indra, con esa fuerte exposición a los servicios de consultoría.

Sea como fuere, el rendimiento de Indra desde la salida de Abril-Martorell no parece merecedor de reproches: gana un 32,4% en un periodo en que el Ibex ha caído más de un 4% (dividendos incluidos). Lo que pudo haber sido de no haber mediado estas turbulencias queda en el terreno poco provechoso de las especulaciones indemostrables. Para lo que venga en adelante, pueden existir indicios inquietantes, pero más allá de los mensajes de alerta, con sus acciones, el mercado parece mostrar que vale la pena asumir el riesgo.

Por muchas vueltas que se dé a los números, la realidad del mercado es la que es. Y las constantes voces de alerta que han rodeado a Indra desde que, hace poco más de un año y medio, el Gobierno dio un golpe de mano para apuntalar su control de la compañía casan mal con la evolución de la compañía en bolsa. El grupo de consultoría y tecnología se mueve actualmente a un paso de sus máximos anuales y apenas un 5% de lo que serían sus niveles más elevados en casi un lustro.

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