Hambre inversora por Pescanova: sube un 25% con el volumen disparado un 2.000%

Parece que la larga travesía por el desierto de Pescanova llega a su fin. Al menos así lo han constatado las cuentas de 2017. La nueva compañía cerró el ejercicio con un beneficio neto de 298.000 euros frente a las pérdidas de 35 millones de euros registradas en 2016, lo que supone volver a números verdes un año antes de lo previsto. La reacción en bolsa no se ha hecho esperar y las acciones se han disparado un 24,73% hasta los 1,16 euros con el volumen disparado.

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El interés de los inversores por el valor se demuestra precisamente en el hecho de que cuando apenas se había superado la hora de negociación ya han cambiado de manos 3,4 millones de títulos mientras que la media diaria se encuentra en los 342.529. Eso supone un repunte del 900% del volumen negociado. Finalmente, se han intercambiado 7 millones, en torno al 2.000% de lo habitual.

Ayer tras el cierre del mercado, la Nueva Pescanova anunció que su facturación había crecido un 2% hasta los 1.081 millones de euros, con lo que su ebitda (resultado antes de impuestos) subió a los 80 millones, lo que supone un 18% más que en el periodo anterior.

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Agencias

En este sentido, desde la compañía explicaron que también han ayudado a salir de los números rojos "varias desinversiones en activos no rentables o no estratégicos", entre los que se encuentran la fábrica de harinas Hasenosa y la empresa Novahonduras.

Las estimaciones iniciales de la firma apuntaban a unas pérdidas para el año pasado en torno a los 7 millones de euros, y sus responsables no confiaban en regresar al "punto de equilibrio" -cuando los ingresos superan a los gastos- antes de 2018.

Nueva Pescanova ha destacado la ampliación de capital aprobada en abril de 2017 por 135 millones de euros, una operación que en su opinión les ha permitido "reestablecer el equilibrio patrimonial del grupo".

Gracias a la ampliación se ha reducido en un 35 % la deuda "reestructurada" y su deuda neta multiplica en 6,5 veces su Ebitda, según estas mismas fuentes.

El grupo Pescanova entró en concurso de acreedores en 2013 y dos años después se aprobó su reestructuración, que conllevó su división: la parte productiva quedó bajo control de la banca acreedora, agrupada en Nueva Pescanova; mientras la "Vieja" quedó como una sociedad de cartera en manos de los minoritarios, cuyo principal activo era un 20 % de las acciones de la firma "hermana".

El plan estratégico del grupo de cara a 2020 tiene como metas cuadruplicar el Ebitda respecto a 2016, centrar sus esfuerzos en sus cinco mercados principales (España, Portugal, Francia, Italia y Estados Unidos), optimizar los costes y centralizar todas las filiales de la compañía en una sola organización vertical.