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La fusión de los glaciares que aún quedan en África eleva la pobreza extrema
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a 10 días de la COP26

La fusión de los glaciares que aún quedan en África eleva la pobreza extrema

A pesar de que todas las áreas de la Tierra se verán afectadas por la crisis climática, África (y su población) es una de las más vulnerables. La subida del nivel del mar o la pobreza alimentaria son solo algunos de los problemas

Foto: Monte Kilimanjaro en Tanzania. Foto: Reuters
Monte Kilimanjaro en Tanzania. Foto: Reuters

La inseguridad alimentaria, la pobreza extrema, las migraciones, los avances económicos y sanitarios de África dependen, en parte, de la fusión de los pocos glaciares que aún quedan en el continente y que, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se derretirán de aquí a 2040 e incluso una década antes en el caso el Monte Kenia.

El 'Estado del Clima en África 2020' que la OMM ha publicado, alerta de que el cambio climático está provocando cambios en la configuración de las precipitaciones, las temperaturas e incrementando las condiciones meteorológicas extremas: Estas modificaciones debidas a la acción humana contribuyeron en 2020 a aumentar la inseguridad alimentaria, la pobreza y los desplazamientos en el vasto continente africano y a su vez agravaron la crisis socioeconómica y sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus.

“La rápida reducción de los últimos glaciares de África Oriental advierte de la amenaza de un cambio inminente e irreversible en el sistema Tierra”

En el prolijo informe han colaborado organizaciones científicas internacionales, regionales, organismos de Naciones Unidas, la Comisión de la Unión Africana, la Comisión Económica para África y la OMM y llega a poco más de diez días para que de comienzo en Glasgow (Escocia, Reino Unido) la XXVI Conferencia de las Partes de Cambio Climático de la ONU (conocida como la COP26).

El trabajo, en el que han participado varias instituciones científicas, concluye que el ritmo actual de decrecimiento de los glaciares de las montañas de África es superior al de la media mundial y añade que, de seguir a esta velocidad, su deglaciación total se producirá antes de 2040. No obstante, espera que en el Monte Kenia esto ocurra diez años antes a no ser que se tomen medidas y, con esta fusión, se convertirá en una de las primeras montañas del mundo que pierde todo su hielo glaciar a consecuencia del cambio climático antropogénico.

placeholder La inseguridad alimentaria es uno de los riesgos a los que está sometiendo a África la crisis climática. Foto: Reuters
La inseguridad alimentaria es uno de los riesgos a los que está sometiendo a África la crisis climática. Foto: Reuters

En la actualidad solo tres montañas de África están cubiertas por glaciares: la del macizo del Monte Kenia, los montes de Rwenzori (Uganda) y el monte Kilimanjaro (República Unida de Tanzania). Aunque la OMM admite que estos son “demasiado pequeños para desempeñar una función importante como depósitos de agua”, defiende que tienen una “gran importancia turística y científica”.

En cuanto a los cambios en el régimen de precipitaciones, de acuerdo con el trabajo internacional, en 2020 se registraron más lluvias de lo normal en el Sahel, en el valle del Rift, en el Nilo Central y en el noreste de África, en la cuenca del Kalahari y en el curso bajo del río Congo. Por el contrario, prevalecieron las condiciones de sequía a lo largo del sureste del continente, en Madagascar, en el Golfo de Guinea y en el noroeste del continente.

Foto: Foto: EFE

Así, añade que la tendencia al calentamiento en el periodo 1991-2020 fue superior a la observada en entre 1961 y 1990 en todas las subregiones del continente y significativamente superior a las tres décadas anteriores 1931-1960. La media de temperaturas en 2020 fue también superior a la del plazo 1981-2010 y las mayores anomalías se registraron en el noroeste, en el oeste de la región ecuatorial y en zonas del cuerno de África. De hecho, concluye que África se ha calentado a un ritmo superior a la temperatura media mundial en el conjunto de la superficie terrestre y oceánica y que el año 2020 está entre el tercero y el octavo más cálidos desde que hay registros en el continente, en función del conjunto de datos empleados.

Respecto a la subida del nivel del mar, la OMM concluye que la tasa es superior en las zonas tropicales y en el sur de la costa atlántica, así como en la costa del Índico, donde el agua se eleva entre 3,6 y 41 milímetros al año por encima de la media mundial. Por el contrario, crece a unos 2,9 milímetros anuales, por debajo de la media global en el litoral Mediterráneo del continente.

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Plantación agrícola en Madagascar. Foto: Reuters

El informe sobre el estado del clima en África en 2020 avisa asimismo de las consecuencias que estos hechos físicos provocados por el calentamiento tienen para la población y advierte de que la vulnerabilidad de África es desproporcionada, de modo que las inversiones en adaptación al clima, en servicios meteorológicos y climáticos, en sistemas de alerta temprana tendrían unos beneficios potenciales que superan con creces los costes.

El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, ha destacado que durante 2020 los indicadores climáticos de África se caracterizaron por el continuo aumento de las temperaturas, la aceleración de la subida del nivel del mar, los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, así como por inundaciones, deslizamientos de tierras y las sequías, y los efectos devastadores conexos. “La rápida reducción de los últimos glaciares de África Oriental, que se prevé que se derritan por completo en un futuro próximo, advierte de la amenaza de un cambio inminente e irreversible en el sistema Tierra”, ha apostillado.

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Pescadores en el Lago Victoria, que ha registrado sus niveles máximos históricos. Foto: Reuters

En su opinión, la recuperación tras la COVID-19 y la mejora de la resiliencia climática son “una necesidad urgente y continua” por lo que las inversiones son “especialmente necesarias” en ámbitos como el desarrollo de capacidad, transferencia de tecnología, mejora de los sistemas de alerta temprana de los países, como los sistemas de observación del tiempo, agua y clima.

Por otro lado, sobre las consecuencias para la población de la fusión de los glaciares africanos, la comisionada de Economía Rural y Agricultura de la Comisión de la Unión Africana, Josefa Leonel Correia, ha subrayado en la presentación del documento que este aumento de la variabilidad meteorológica provoca desastres y trastornos a los sistemas económicos, ecológicos y sociales. En ese contexto, calcula que en 2030 cerca de 118 millones de personas vivirán en África con menos de 1,90 dólares, lo que las convertirá en “extremadamente pobres” y estarán expuestas a sequía, inundaciones y calor extremo si no se da una respuesta adecuada.

Foto: El acceso al agua potable y de saneamiento en África es causa de migraciones y de violencia. EFE

“Esto supondrá una carga adicional para las iniciativas de mitigación de la pobreza y obstaculizará de forma considerable el aumento de la prosperidad”, observa Correia, que apostilla que su organización calcula que en África Subsahariana el cambio climático podría reducir el producto interior bruto (PIB) hasta un 3 por ciento de aquí a 2050.

“Es un importante desafío para las medidas de adaptación y resiliencia al clima porque no solo están empeorando las condiciones físicas, sino que también está aumentando el número de personas afectadas”, insiste.

Entre las consecuencias derivadas de cambio climático que se recogen en este Estado del Clima en África 2020 se recuerdan algunos de los efectos devastadores de ese año, como las inundaciones extensas en amplias partes de África Oriental, la pérdida de vidas o el desplazamiento de poblaciones en Sudán, Sudán del Sur, Etiopía, Somalia, Kenia, Uganda, Chad, Nigeria, Níger, Benin, entre otros países, y agrega que muchos lagos y ríos alcanzaron niveles máximos sin precedentes en el Lago Victoria, el río Niger y en el Nilo Azul en Jartum.

De no acometerse esas inversiones, el planeta se expondría a una pérdida de valor del PIB mundial entre el 5 y el 20%

Todos estos efectos combinados con la inestabilidad política, la plaga de langostas de “proporciones históricas” que comenzó en 2019, la crisis económica, junto con la pandemia del coronavirus (COVID-19) impulsaron un aumento considerable de la inseguridad alimentaria. De hecho, la población afectada por esta causa aumentó casi un 40 por ciento respecto al año anterior.

El informe de lord Nicholas Stern 'La economía el cambio climático', que el 30 de octubre, justo antes del inicio de la COP2 cumplirá 15 años, concluía que el coste de no actuar frente al calentamiento global era mucho mayor que hacerlo. Tal informe estimaba que sería necesario en torno a un 2 por ciento del PIB mundial para mitigar tales efectos y precisaba que, de no acometerse esas inversiones el planeta se expondría a una pérdida de valor del PIB mundial entre el 5 y el 20%.

placeholder Área de conservación agrícola en Kenia. Foto: Reuters
Área de conservación agrícola en Kenia. Foto: Reuters

El nuevo estudio de la OMM estima que los costes de adaptación en el África Subsahariana oscilan entre los 30.000 y los 50.000 millones de dólares anuales durante esta década (en torno al 2 y el 3% del PIB del continente) para evitar costes mayores.

La publicación del Estado del Clima en África en esta semana no es casualidad, pues uno de los retos de la COP26 es lograr compromiso de financiación de 100.000 millones de dólares anuales. Esa fue la promesa realizada por la comunidad internacional en la Cumbre celebrada en diciembre de 2015, que alumbró el Acuerdo del Clima de París. El Gobierno del Reino Unido que acoge la cita quiere tornar esa aspiración en realidad.

La inseguridad alimentaria, la pobreza extrema, las migraciones, los avances económicos y sanitarios de África dependen, en parte, de la fusión de los pocos glaciares que aún quedan en el continente y que, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se derretirán de aquí a 2040 e incluso una década antes en el caso el Monte Kenia.

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