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Google vs. UE: tres abogados españoles se disputan la batalla legal del año
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EN EL TRIBUNAL DE LUXEMBURGO

Google vs. UE: tres abogados españoles se disputan la batalla legal del año

La semana que viene comienza el juicio por la mayor multa de competencia impuesta a Google por la Comisión Europea. Abogados españoles jugarán roles importantes durante la batalla legal

Foto: La sede de Google en Manhattan, Nueva York. (Getty)
La sede de Google en Manhattan, Nueva York. (Getty)

La semana que viene comienza en Luxemburgo, en el Tribunal General de la Unión Europea (TUE), la batalla judicial entre Google y la Comisión Europea por la multa de 4.340 millones de euros que Bruselas impuso en 2018 al gigante digital por abuso de posición dominante a través de Android. La multinacional americana considera que el caso no se sostiene, que la lógica que siguió Bruselas es errónea y que el mensaje que se envía es contrario a la innovación y a la propia competencia que el Ejecutivo comunitario busca proteger.

Y en esa enorme batalla legal habrá tres españoles frente a frente, uno en un lado, dos en el otro, y jugarán papeles clave en el juicio, que será inusualmente largo: comenzará el lunes y ocupará toda la semana. Por el lado de Google estará Alfonso Lamadrid. Es un abogado todavía joven, pero ya totalmente consagrado de Garrigues en Bruselas, donde todo el mundo relacionado con los asuntos jurídicos conoce su nombre y se ha convertido en uno de los referentes en materia de competencia.

Foto: Jonathan Kanter (Reynolds Journalism Institute)

Por el otro lado estarán en primera línea Carlos Urraca, con amplia experiencia al servicio del Ejecutivo comunitario y que ya ha estado cara a cara con Lamadrid con anterioridad, y Fernando Castillo de la Torre, que es asesor jurídico principal en materia de Competencia de los Servicios Jurídicos de la Comisión Europea. Un veterano de los juicios en Luxemburgo que ha llevado más de 450 casos en la corte y que participó también en el caso de Microsoft. De hecho, Castillo de la Torre, con un gran expediente y muy respetado por compañeros y contrincantes, entró en la Comisión Europea en 1993, aunque hizo sus primeras prácticas en la institución a inicios de la década de los noventa, pero conoce también muy bien el tribunal europeo desde dentro: entre 1997 y 2002, asesoró al gabinete del presidente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), Gil Carlos Rodríguez Iglesias.

placeholder La comisararia de la Competencia, Margrethe Vestager. (Reuters)
La comisararia de la Competencia, Margrethe Vestager. (Reuters)

Son muchos los abogados españoles que se curten en Luxemburgo. Pero este caso es especial: una multa récord y un juicio que tendrá un impacto enorme, bien para la Comisión Europea o bien para el negocio de Google. Y la trinchera principal en la que se producirá la batalla legal es si Google abusó de su posición dominante a través de Android para excluir a sus competidores.

La batalla central

“Google ha utilizado Android como vehículo para consolidar el dominio de su motor de búsqueda. Estas prácticas han privado a sus competidores de la posibilidad de innovar y competir en función de sus méritos. Han impedido a los consumidores europeos beneficiarse de una competencia efectiva en un ámbito tan importante como el móvil”, señaló entonces Margrethe Vestager, comisaria de Competencia.

El gigante digital defiende que ha ocurrido justo lo contrario de lo que dice la UE: ha facilitado la competencia y la aparición de competidores

Pero Google no está de acuerdo con esa idea, que está en el centro de la acción del Ejecutivo comunitario. El gigante digital defiende que lo que ha ocurrido es justo lo contrario: ha facilitado la competencia y la aparición de competidores. Daban la licencia gratuita para Play Store, la tienda de aplicaciones, a cambio de que los fabricantes preinstalaran Google Search y el buscador Chrome.

La lógica del gigante digital es la siguiente: si no obtenían dinero con la licencia de la tienda de aplicaciones, a través de la cual podían entrar en los dispositivos algunos competidores suyos, tenían que obtener beneficios por otras vías. Es decir, a través del buscador. Instalaban gratis y sin coste la tienda, pero a cambio querían que estuviera preinstalado su buscador, aunque eso no impedía, aseguran, que sus competidores pudieran presentar batalla: también podían preinstalarse servicios de sus competidores, o descargarse después. Por eso, la compañía americana defiende que en realidad no estaba limitando la competencia, sino que de hecho la estaba alimentando al instalar gratis la Play Store.

La Comisión Europea, en su decisión de 2018, tenía claro que esa era una estrategia para, una vez su buscador tenía una posición claramente dominante en los dispositivos fijos, asegurarse la misma posición en los dispositivos móviles. “Google obtiene la inmensa mayoría de sus ingresos gracias a su producto emblemático, el motor de búsqueda Google. La empresa entendió enseguida que la transición de los ordenadores de sobremesa al internet móvil, que se inició a mediados de 2000, representaría un cambio fundamental para Google Search. Por ello, Google desarrolló una estrategia para anticipar los efectos de este cambio y asegurarse de que los usuarios siguieran utilizando Google Search también en sus dispositivos móviles”, explicaba el Ejecutivo comunitario.

Foto: El logo de Google. (Reuters)

Nada de eso lo niega Google. Lo que defiende es que en su estrategia no se podía asegurar que se estuviera asfixiando a la competencia, sino que, al contrario, le abría nuevas posibilidades. El acuerdo de la multinacional americana con los productores no evitaba que los usuarios pudieran descargarse otras aplicaciones y otros buscadores. Pero eso no es suficiente para Bruselas.

“La preinstalación puede crear un sesgo a favor del 'statu quo'. Los usuarios que encuentran aplicaciones de búsqueda y navegación preinstaladas en sus dispositivos probablemente continuarán utilizando esas aplicaciones. Por ejemplo, la Comisión ha obtenido pruebas de que el uso de la aplicación Google Search es sistemáticamente mucho más frecuente en dispositivos Android, en los que está preinstalada, que en dispositivos Windows Mobile, en los que los usuarios deben descargarla. Ello demuestra igualmente que los usuarios no descargan aplicaciones competidoras con la frecuencia necesaria para compensar la importante ventaja comercial derivada de la preinstalación”, señaló el Ejecutivo comunitario en 2018.

Otras líneas de batalla

Hay muchas más preguntas en el aire en el juicio que pueden marcar el futuro del mercado de la telefonía. ¿Es iOS de Apple un competidor de Android? Para la Comisión Europea no, pero Google quiere demostrar que sí, para poner en duda que sea dominante en su mercado. Otro punto de discusión es la cuestión de la "estandarización" de Android, que es de fuente abierta, pero Google asegura que necesita un nivel mínimo de estandarización para que el sistema pueda seguir funcionando sin que consuma todas las energías del gigante digital, mientras que la Comisión Europea dice que eso limita a los competidores que quieren innovar, modificar y crear una nueva versión de Android. Además, por último, la multinacional americana pone en duda el tamaño de la multa récord.

Google asegura que la situación actual derivada de la decisión de Bruselas de hace unos años es peor para los competidores, especialmente en lo que se refiere al elemento central del caso: los fabricantes pagan a la multinacional americana para instalar Play Store mientras que el gigante digital americano paga a los fabricantes para que preinstalen su servicio de búsquedas 'online'. Para demostrar que eso es así, la multinacional contará con la declaración favorable de otro buscador rival, Opera, además de productores y desarrolladores de aplicaciones. La Comisión Europea, por su parte, tendrá declaraciones de buscadores franceses y checos, de First Search, así como de la asociación de periódicos y revistas alemanes.

La semana que viene comienza en Luxemburgo, en el Tribunal General de la Unión Europea (TUE), la batalla judicial entre Google y la Comisión Europea por la multa de 4.340 millones de euros que Bruselas impuso en 2018 al gigante digital por abuso de posición dominante a través de Android. La multinacional americana considera que el caso no se sostiene, que la lógica que siguió Bruselas es errónea y que el mensaje que se envía es contrario a la innovación y a la propia competencia que el Ejecutivo comunitario busca proteger.

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