Un nuevo socio para el PNV: el PP recupera los grandes acuerdos en Euskadi

El PP ha irrumpido esta semana en el tablero vasco de los pactos. Los populares, seis años después del último gran acuerdo firmado con el PNV (diciembre de 2017), han vuelto a pactar con los jeltzales, dándoles un importante balón de oxígeno. La Diputación de Álava podrá deflactar el IRPF un 2,5%, pero, más allá del acuerdo en sí, el movimiento vuelve a situar al partido en el juego de alianzas y le otorga la tan ansiada influencia que el nuevo presidente de la formación y candidato a lendakari, Javier de Andrés, se ha marcado como objetivo conseguir.

Los populares ya son una fuerza clave en Álava y en Guipúzcoa, donde el PNV y el PSE gobiernan las correspondientes diputaciones en minoría. Y, si este escenario se traslada al Parlamento Vasco tras las elecciones autonómicas ―todavía sin fecha, aunque lo más probable es que se celebren en primavera―, el PP aspira a ser un apoyo de referencia para el previsible Ejecutivo que vuelvan a conformar jeltzales y socialistas. Las encuestas señalan que la formación, ahora con seis parlamentarios, recuperará parte del terreno perdido y quedará con una holgada distancia por delante de Podemos. Los tres primeros puestos serían para el PNV, Bildu y PSE.

"Un escenario así nos daría mucho valor", reconocen fuentes del PP vasco. Las voces consultadas inciden en que el objetivo del partido es "volver a ser útiles" y trabajar para que el PNV "recupere la centralidad". Es la estrategia que los populares van a desplegar para atraer a aquellos votantes conservadores desencantados con los pactos de los jeltzales con Pedro Sánchez. El partido cree que pueden convencer a un buen número de votantes con un discurso alejado de la crispación y la política de bloques que impera en el resto del país y, sobre todo, con una agenda centrada en la economía y en la promesa de volver a hacer del País Vasco el referente industrial de España.

"El PNV se ha metido en el muro que ha construido Sánchez y lo que queremos es superar esa trinchera, no solo por el PNV, sino porque la política necesita volver a la centralidad, no podemos vivir en una trinchera", ilustran en el PP vasco. Pero las fuentes consultadas también advierten de que su apoyo no será a cualquier precio. Una muestra es el pacto cerrado en la Diputación de Álava, donde, en cambio, se han negado a prestar sus votos para que el Gobierno foral del PNV y el PSE saque adelante sus presupuestos.

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Inés P. Chávarri

El pacto fiscal cerrado esta semana, que podría replicarse también en Guipúzcoa, guarda un importante simbolismo. El último gran acuerdo que el PNV y el PP firmaron en Euskadi fue en diciembre de 2017 y también fue un pacto fiscal. El entonces líder de los populares vascos, Alfonso Alonso, acordó una rebaja del impuesto de sociedades y se comprometió a facilitar la aprobación de los presupuestos en aquellas instituciones en las que el PNV y el PSE no tenían mayoría suficiente. Sin embargo, tras la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018 y la abrupta salida de Alfonso Alonso del PP vasco en febrero de 2020, los puentes de entendimiento entre jeltzales y populares se rompieron.

Ahora, el giro de timón que ha dado De Andrés al partido abre aún más el terreno de juego en el País Vasco y multiplica las posibles alianzas en un escenario político incierto, con un PNV en horas bajas y un Bildu pujante. Además, que el PP se abra a alcanzar grandes acuerdos en Euskadi permite a los jeltzales contar con un nuevo socio más próximo a sus planteamientos económicos y fiscales que, lógicamente, Bildu y Podemos.

De hecho, gracias al pacto en Álava y al que previsiblemente también se alcance en Guipúzcoa, "siempre y cuando el PNV se siente a negociar", remarcan fuentes populares, el PP evita la desarmonización fiscal entre las tres provincias. La deflactación del IRPF fue uno de los acuerdos suscritos en el Consejo Vasco de Finanzas del pasado mes de octubre, pero su aprobación debía trasladarse a las tres provincias. En Vizcaya, donde PNV y PSE suman mayoría absoluta, no ha habido ningún problema, ha sido en las otras dos donde necesitaban un tercer apoyo.