Cervezas La Virgen pierde su factoría de Las Rozas: la licencia que enfrenta a la empresa y al Ayuntamiento

Salir de trabajar en Las Rozas (Madrid) y echarse unas birras en la fábrica de La Virgen es ya una misión imposible. Es lo que le ocurre a Juan de la Torre, un joven de 25 años cuya oficina está en el mismo polígono y a pocos metros de este tótem madrileño. La historia de esta cerveza se remonta a 2005 y a un grupo de emprendedores que decidieron buscar algo más. Pero ahora, un problema de licencias con el Ayuntamiento ha paralizado parte de su actividad en una de sus cuatro sedes repartidas en la región. La de Las Rozas era, además, una de las más grandes y exitosas. Allí se hacían catas, se vendía cerveza y comida in situ o se podía comprar en la tienda que albergaba. Ya no es posible.

"¿Qué ha pasado? Hace tiempo paso por allí y lo veo todo cerrado", se sorprende Juan, que no sabía que esta fábrica había clausurado sus puertas. Al menos, lo hará temporalmente, pues la idea de sus responsables es llegar a un acuerdo con el Consistorio, que actualmente dirige el popular José de la Uz, y volver a poner en marcha la actividad. A mediados de diciembre el local bajó las persianas y se vio forzado a retirarse por un tiempo. Según explican desde el equipo municipal, el problema no eran tanto las catas o la fabricación de cerveza como su venta a gran escala en el propio establecimiento.

Tampoco podían hacerse pedidos por Internet, o al menos esa parte no estaba regularizada en su licencia, pese a que en otras ocasiones se les había dado el aviso, según fuentes del Ayuntamiento. De hecho, en su página web ya notifican nada más entrar de que la venta online no está actualmente disponible, precisamente, por estos problemas legales.

"Las autoridades nos han notificado que debemos cerrar nuestras instalaciones en el Polígono Europolis. Esperamos que se trate de una decisión temporal y que podamos encontrar una solución razonable a las dudas", reza así el comunicado, que cualquiera puede leer si intenta hacer un pedido online a esta fábrica. El mensaje sigue con un deseo: "Nuestro objetivo ahora es redistribuir a los empleados a otras localizaciones". Además del local en Las Rozas, La Virgen tiene otras sedes en Majadahonda, Alcorcón y Madrid centro.

El resto de establecimientos funcionan con normalidad y no han tenido estos problemas. Desde la empresa, al haber sido contactados por este periódico, explican que prefieren no hacer declaraciones para "no perjudicar" un nuevo acuerdo con el Ayuntamiento, o entorpecer siquiera el proceso. Aseguraron que hasta la fecha "no han hablado con ningún medio" de comunicación sobre el tema, e incluso han visto en este tiempo ciertas "informaciones contradictorias" sobre lo ocurrido, que no llegaron a concretar.

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En el Ayuntamiento sí aclararon algunas cuestiones. "Han agotado todas las vías y plazos", precisan fuentes locales, que relatan cómo llevan tiempo trabajando "conjuntamente" con los responsables de esta compañía cervecera para "buscar soluciones" que les permitieran desarrollar toda su actividad. Por lo que explican, el origen del conflicto surge de las limitaciones normativas que obligan a la fábrica a funcionar solo con venta directa de cervezas o desgustaciones. No obstante, el negocio ha ido a más sin que nadie pusiera remedio.

Cierre ¿definitivo?

La venta de bebidas para su consumo dentro del local, por ejemplo, o el restaurante con cocina quedan fuera de los supuestos de uso que sí han sido autorizados. Aunque al inaugurarse la fábrica estas actividades no se llevaba a cabo con la periodicidad con la que hasta ahora se hacían, con el tiempo fueron programando cada vez más eventos. No fue hasta el pasado mes de julio cuando la Junta de Gobierno municipal les denegó "definitivamente" la licencia, según apuntan en el Ayuntamiento. Lo habían pedido los servicios jurídicos locales, y así se hizo.

Los recursos interpuestos por los propietarios no tuvieron éxito, y finalmente hubo una orden para precintar la zona que se comunicó el pasado 13 de diciembre. Poco después, el local cerró. Se acabó la venta en la fábrica, los perritos calientes o la compra por internet. Aunque las esperanzas de los empresarios están depositadas en reabrir lo antes posible, lo cierto es que nadie sabe cuándo ni tan siquiera podrán hacerlo. Toca esperar.