Día 1 con puentes en el pueblo que quedó aislado por la DANA: "Podré reabrir mi negocio"

Aldea del Fresno está de enhorabuena. El pueblo madrileño al que la DANA dejó prácticamente incomunicado acaba de inaugurar el primer puente reconstruido desde entonces. Es el que conecta el municipio con Villamanta, a unos ocho kilómetros, y ayuda a descongestionar la única carretera –la de Méntrida– que permite salir de un enclave aislado desde septiembre. El Ayuntamiento concreta que aún faltan otros tres por inaugurar y promete hacerlo lo antes posible. Aunque dependerá, una vez más, de las lluvias, que hace unos días volvieron a asolar toda la región.

El primer puente tiene dos carriles paralelos que posibilitan entrar y salir. Sigue inactivo otro que conecta con Chapinería, el de Villa del Prado y un cuarto con Calalberche. Las obras en los dos primeros pasajes, detallan desde el Consistorio, están "bastante avanzadas". En el último, las actuaciones van "algo más lentas". Eva (49 años) es vecina de Aldea del Fresno y trabaja como encargada de unos apartamentos turísticos. Tiene la esperanza de que ahora su negocio se reactive, pues no recuerda otros meses de noviembre "tan malos como este". Agradece la labor del Ayuntamiento desde que irrumpió el temporal, pero cree que algunas cosas que siguen atascadas.

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Andrea Farnós

Sin embargo, la Policía Local de Aldea del Fresno se muestra optimista. "De momento el día ha transcurrido sin altercados, ni llamadas de emergencia, sin necesidad de cortar el tráfico... La verdad, bastante bien", responde un agente al otro lado del teléfono. Reconoce que hasta ahora han tenido problemas al concentrarse todo el mundo en una misma salida, la del desvío de Méntrida. Pero consideran que, a medida que el pueblo pruebe y se acostumbre a este nuevo puente, se agilizará la cosa hasta que al fin se construya un único viaducto principal. "La primera prueba de fuego será este fin de semana", asume, por el aumento de vehículos que entran y salen en los días festivos: "Veremos qué pasa".

Sin autobuses escolares

De vuelta con Eva, ella misma reconoce que abrir un puente provisional les libera de "muchos problemas". Pero recuerda que aún quedan "otros tantos por construir" –se refiere a los tres restantes, por inaugurar, y el viaducto definitivo que previsiblemente vendrá después– mientras en el pueblo la gente "sigue esperando a los autobuses como agua de mayo", ironiza. Su hijo va a un instituto en Navalcarnero, donde están destinados la mayoría de los estudiantes de Aldea del Fresno. Los buses escolares sí funcionan hasta cuarto de la ESO, que sigue siendo enseñanza obligatoria.

Pero su hijo cursa Bachillerato, una formación opcional, y no existe obligación de garantizar este tránsito por medios públicos. "El problema es que, si un día sale a las 15:05 horas del instituto, no saldrá el primer autobús hasta las 16:45 horas. Y luego, lo que tarde en llegar a casa. Es una locura, ¿pero cuándo come?", se cuestiona, indignada, esta madre. Sobre el nuevo acceso recién abierto al tráfico rodado dice no haberlo estrenado aún. Aunque sí su marido, que esta mañana salía para Madrid ahorrándose la mitad del trayecto que después de la DANA, cuando hubo que empezar a dar un rodeo por otra carretera.

Hoteles semivacíos

"Este es un pueblo turístico, ¡nos dejan a dos velas!", se queja Eva, que al regentar unos apartamentos para forasteros ha visto mermar sus ingresos. No han tenido pérdidas, pero pocas veces habían visto un mes de noviembre "tan flojo". Los seguros para empresas de restauración u hostelería no cubren la falta de ganancias por este tipo de situaciones, tan anómalas que ni se contemplan, según cuenta esta vecina. En su caso, al menos, pueden seguir abiertos. Pero otro de los residentes consultados, que también trabaja en el sector del hospedaje, aunque no quiere ser identificado ni hacer más declaraciones, explica que los acontecimientos le llevaron a cerrar temporalmente su albergue. Como no venía casi nadie, le pareció la mejor opción. "Ahora podré reabrir mi negocio", celebra al fin.

Pero no todos están contentos. Los padres, madres y familiares con hijos escolarizados aún pasan calamidades para llevarlos al colegio o al instituto. Aunque este primer acceso provisional es un avance para el tráfico de coches, los autobuses siguen sin poder pasar. Tampoco los escolares. "¿Que qué ha cambiado? Poca cosa. Estamos igual". Quien habla es Mari Luz (52 años), una vecina de Aldea del Fresno que hace un mes contaba a El Confidencial que su hija se había tenido que ir de casa. La joven estudia en un instituto de Móstoles, e iba y volvía en un autobús cuando aún estaban todas las rutas abiertas. Pero al anularse estas rutas y una vez cortados los caminos por el temporal, tuvo que marchar a casa de otro familiar para tener opciones de ir a clase.

Problemas para comerciar

Han pasado 20 días desde esa conversación y la situación se mantiene. En su caso, llegó a escribir una carta al Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, para pedir soluciones por los destrozos y sus consecuencias en las líneas de bus. El pasado 2 de noviembre recibió una respuesta, a la que ha tenido acceso este periódico. En ella se le comunicaba que el escrito ya fue registrado y estudiado, y que habían solicitado la información correspondiente al Consorcio Regional de Transportes de Madrid, del que dependen estas conexiones. "Hay quienes se turnan para llevar a varios chavales en coche u otros que, como mi niña, se han ido fuera porque aquí no hay manera", se lamenta Mari Luz, que ansía una solución cuanto antes.

El caso de José (65 años) también es peculiar. Es un apicultor que vive y vende en Aldea del Fresno, pero sus colmenas las tiene en Chapinería. Están a ocho kilómetros de distancia y, desde que cortaron casi todas las salidas, ha pasado de tardar 10 minutos a 45. Pide celeridad a "quien sea que deba encargarse" de arreglar los puentes que faltan cuanto antes. "Aún queda el más importante", advierte, refiriéndose al que une el pueblo con Villa del Prado, que queda bastante lejos. "Seguro que es una cuestión de dinero, pero se trata de una situación extrema. ¡Estamos aislados!", se desespera.