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Soto del Real, el feudo del PP arrebatado por el PSOE donde se medirá el ‘estilo Lobato’ con el ‘efecto Ayuso’
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Soto del Real, el feudo del PP arrebatado por el PSOE donde se medirá el ‘estilo Lobato’ con el ‘efecto Ayuso’

Juan Lobato conquistó un municipio tradicionalmente de derechas en 2015 y consolidó su mayoría en 2019 con políticas verdes y participación, pero en las autonómicas de 2021, la actual presidenta dobló sus votos

Foto: Juan Lobato cuando era alcalde de Soto del Real. (equipolobato.es)
Juan Lobato cuando era alcalde de Soto del Real. (equipolobato.es)

La concejal del PP y candidata a las municipales de 2023 por Soto del Real, Silvia Gallego, se hizo viral el pasado mes de octubre por una foto de una reunión con el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, en la que trataban temas sobre las urgencias del Centro de Salud del municipio. Más que el tema en sí, en el que supuestamente desmentía las críticas del PSOE a la gestión sanitaria, llamó la atención una enorme foto de la presidenta Isabel Díaz Ayuso en la pared del despacho del consejero. Parecen dos detalles anecdóticos, pero después de Gallego el tipo de reunión y la foto con la líder popular en gigante al fondo se repitió con varios responsables del partido a nivel local. Y definen muy bien la estrategia del PP para recuperar un feudo tradicional y desgastar la lucha por el centro contra el socialista Juan Lobato: pegarse a Ayuso y asociarlo a él, en lo posible, a la presunta “radicalidad” de Pedro Sánchez.

Foto: El candidato a presidir el PSOE-M, Juan Lobato. (EFE)

Soto del Real es un municipio de, en estos momentos, algo más de 9000 habitantes, en la sierra de Guadarrama, al norte de Madrid y apenas 46 kilómetros de la capital. No es de los más poblados ni la renta per capita más alta -39.151 euros en 2019, casi la mitad que Pozuelo de Alarcón, el más rico, y más del doble que Cenicientos, el más pobre-. Pero es la alcaldía que Juan Lobato, actual secretario general del PSOE de Madrid y candidato a la presidencia de la Comunidad en 2023, arrebató al PP tras el monopolio absoluto de la derecha en democracia (como AP o en gobiernos con el CDS).

En 2015, Lobato venció al PP por la mínima, 6 concejales a 5, ambos con el 35% de apoyos y empate técnico a votos con 1559 y 1569, gracias a las abstenciones de Ciudadanos y Ganemos. Para los ‘populares’ era un descalabro del 19% y 700 votos que en 2019 se convirtió en que el PSOE superó los 3900 votos, rozando el 60%. El líder socialista cimentó en esa victoria su salto a la asamblea y a la secretaria en 2021.

Su sucesora, Noelia Barrado, ha mantenido una gestión continuista mientras Lobato explotaba la misma imagen… de candidato tradicional popular. Técnico de Hacienda, fiscalmente responsable, gestor sin alharacas ideológicas, a lo que se añadía, en la línea de la ‘nueva política’ de 2015, una amplia participación vecinal que se ha mantenido en el tiempo tras su marcha.

Foto: Juan Lobato. (EFE)

Los logros del modelo, que el PP obviamente pone en duda, son más fáciles de aplicar en un municipio pequeño y de renta alta, que gana población joven, que en otros de la región, pero empiezan por presumir de gestión “verde”, siendo el segundo municipio de España que más reduce su huella de carbono en España tras Zaragoza, con transportes sostenibles, reforestaciones y actividades participativas que incluyen familias en un municipio que lleva ganando población de forma lenta pero sostenida a pesar de las crisis: en 2008 apenas rozaba los 8000 habitantes, pospandemia ha pasado de los 8799 a los actuales 9091.

¿Tiene esto traducción electoral no municipal? Depende. En las generales de abril de 2019, un mes antes de la mayoría absoluta de Lobato, el PSOE fue el partido más votado del municipio con un 24,3%, seguido de Ciudadanos en su mejor resultado jamás cosechado, con el 21%, y finalmente el PP con el 20%. En un pueblo tan pequeño, hablamos de diferencias de apenas 100 votos. En noviembre, en la repetición, los populares sumaron 300 para pasar al 26%, el PSOE apenas cayó 50 y quedó en el 25% y Cs desapareció, subiendo Vox a tercera fuerza.

Todo eso podría tener sus interpretaciones sobre espacio de centro que, con Soto del Real como trampolín, querría copar el líder socialista, pero salta por los aires en las autonómicas. En 2019, mientras ganaba las municipales, el PSOE hizo 1300 votos para la Asamblea (1600 menos de los recogidos por Lobato para alcalde) y fue la fuerza más votada en el municipio por primera vez en unas regionales, venciendo al PP por apenas 200 y con Cs más alejado. Pero en las elecciones de 2021 el “efecto Ayuso” le dio la vuelta: 2.514 votos y 46,71 para el PP y 985 y 18,3 para el PSOE.

Foto: Mar Espinar, portavoz del PSOE en Madrid, en una imagen de archivo. (EFE/Víctor Casado)

El analista y politólogo Manuel Rodríguez, de la consultoría Cámara Cívica, apunta que el crecimiento de la población en municipios pequeño, de renta alta y del norte de Madrid como Soto del Real “no ha afectado a la participación, así que se puede descartar que esos nuevos vecinos provoquen vuelcos electorales. Es la estrategia de participación, protección del medio natural, bienestar y gestión moderada la que funciona, muy cerca de la del PP de Madrid en otros momentos pero con un barniz más verde y moderno y sin mucha carga ideológica que a ese votante que se supone que tiene le puede interesar”.

Con los datos en la mano, considera que “se vería como poco probable un vuelco del PP si la gestión de la nueva alcaldesa es continuista y se ve como cercana al anterior, como así parece. Pero está el efecto Díaz Ayuso que se ve en las autonómicas. El PSOE consiguió prácticamente doblar sus apoyos en ocho años, algo muy complicado incluso en municipios tan pequeños. La cosa será si es una nueva mayoría estable, si estaba asociado a Lobato o si el PP es capaz de aglutinar todo el voto de derechas, por ejemplo”.

Lo que se puede extrapolar, apunta, es “el voto flotante, en el caso de Soto hablamos de casi 1500 votos que pasaron de PP y Cs al PSOE en 2019 y otros 1000 del PSOE que se fueron a Ayuso. Si los populares ahora consiguen vincularlos a ella en las municipales sería un éxito, pero el modelo del día a día es el del PSOE”. Otra cuestión es que la famosa foto del despacho de Ruiz Escudero fue anterior a las huelgas y las movilizaciones sanitarias y respondió al descontento percibido por el partido a pie de calle con el centro de salud, que era real.

La concejal del PP y candidata a las municipales de 2023 por Soto del Real, Silvia Gallego, se hizo viral el pasado mes de octubre por una foto de una reunión con el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, en la que trataban temas sobre las urgencias del Centro de Salud del municipio. Más que el tema en sí, en el que supuestamente desmentía las críticas del PSOE a la gestión sanitaria, llamó la atención una enorme foto de la presidenta Isabel Díaz Ayuso en la pared del despacho del consejero. Parecen dos detalles anecdóticos, pero después de Gallego el tipo de reunión y la foto con la líder popular en gigante al fondo se repitió con varios responsables del partido a nivel local. Y definen muy bien la estrategia del PP para recuperar un feudo tradicional y desgastar la lucha por el centro contra el socialista Juan Lobato: pegarse a Ayuso y asociarlo a él, en lo posible, a la presunta “radicalidad” de Pedro Sánchez.

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