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Carreras de barrio: el movimiento que quiere salvar el atletismo popular en Madrid
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Problemas para subsistir

Carreras de barrio: el movimiento que quiere salvar el atletismo popular en Madrid

El objetivo de practicar el deporte entre vecinos es “crear sinergias” y conocer otros distritos más allá del centro. Son menos masificadas y una oportunidad para personas de todas las edades

Foto: Los impulsores de la Unión de Carreras de Barrios de Madrid. (Cedida)
Los impulsores de la Unión de Carreras de Barrios de Madrid. (Cedida)

Para Esther González correr es casi una necesidad. Lo practica cuando sale de trabajar y siente tensión; se esfuerza y su presión desaparece, se relaja, se suelta. Este remedio llegó a su vida hace casi 10 años, en 2013. Ella tenía 39. “Después no he parado”, reconoce. A sus 49 años la madrileña está enganchada a superarse. Empezó sola, siguió junto a gente de un foro de internet y enlazó con algunos de ellos hasta llegar a la Unión de Carreras de Barrios de Madrid, que es precisamente lo que su nombre indica; la conexión entre muchas competiciones de distintos puntos de la capital. “Me gusta porque me parecen entrañables. En Madrid está todo muy masificado y se nota que estos eventos están formados por y para corredores”, explica en una llamada el creador de la iniciativa, David Corbacho.

Corbacho comenzó a organizar esta actividad en 2017: “Era corredor y veía que las carreras de barrio sufrían problemas para subsistir”. Pese a que en la ciudad hay unas 12 pruebas al mes, según recoge la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), descubrió con la elaboración de un informe que los clubes aficionados perdían recursos frente a las competiciones comerciales. Por ello, en 2017 se puso en contacto con la FRAVM y este mes de mayo presentaron el proyecto formado por 14 competiciones. El resultado han sido 11 distritos, 150 kilómetros y más de 17.000 participantes implicados. “El objetivo es crear sinergias entre nosotros”, destaca el también ​​presidente de Espartanos de Madrid, uno de estos clubes de aficionados del atletismo popular.

placeholder Carreras como la San Silvestre Vallecana reúnen a miles de participantes, frente a los pocos centenares de las pruebas más pequeñas. (EFE/Kiko Huesca)
Carreras como la San Silvestre Vallecana reúnen a miles de participantes, frente a los pocos centenares de las pruebas más pequeñas. (EFE/Kiko Huesca)

Lo positivo de esta iniciativa es que “hacen barrio”. David Corbacho dice que “la carrera en sí implica”: “Hay mucha vecindad que lleva el atletismo a otros distritos”. Cuando él tomó la decisión de fomentar este tipo de actividades estaban de moda las carreras, pero las de empresas ganaban protagonismo frente a las de los distritos. “Lo noté primero en la falta de voluntarios, en que en algunos distritos no llegaban al cupo o en las dificultades a la hora de acceder a los recursos. Siempre había que buscar una solución de última hora”, rememora.

La diferencia principal es que ellos quieren volver a los orígenes. Llegar a todas las edades, desde los pequeños hasta a los ancianos. Lo consiguieron gracias a unir fuerzas y a impedir que las que pendían de un hilo desaparecieran. “Llevamos el deporte sin ánimo de lucro, a menos de un euro el kilómetro, y queremos que los atletas se sientan parte de nosotros. Somos una familia”, incide. Por eso, anima a la gente a que se acerque a conocer zonas muchas veces inexploradas para ellos.

Foto: Los jugadores del Unionistas de Salamanca, en enero de 2020, tras recibir la noticia de que se enfrentarían al Real Madrid en la Copa del Rey. (EFE)

González conoció esta iniciativa porque su barrio, Butarque (Villaverde), se había sumado a las competiciones. Uno de los responsables de esta conexión fue Daniel Ávila, que forma parte de la Asociación Vecinal de Butarque. Se hizo miembro de la Unión de Carreras de Barrio desde 2018, cuando Corbacho le dijo que defendía las pruebas como las que ellos organizaban como “representativas del auténtico atletismo popular”.

Se refiere a que no piensan en ganar dinero, no se dedican a esto como objetivo empresarial. “Lo hacemos para dar a conocer el deporte a nuestros vecinos y vecinas, a los más pequeños. Para que ellos se diviertan, que conozcan el atletismo desde la no competitividad, desde el compañerismo”, apunta. También a que lo organizan porque ellos han estado al otro lado; corriendo, y quieren tratar al otro como a un igual. “De todos modos, ninguna carrera sobra”, puntualiza.

Foto: Vista de las instalaciones de Euroindoor en Alcorcón. (Euroindoor)

En esos días respira la ilusión. “Los vecinos se juntan, se miran, sonríen, se desean buena suerte y absolutamente todos llegan a meta con una sonrisa en la cara". Con un "ya está, trabajo hecho". Luego está la carrera de los juveniles, “aquellos que han aparcado las consolas y pantallas por un día, corriendo junto a su cuadrilla, dándolo todo, esperando a aquel o aquella que no puede correr mucho porque se ha lesionado o ha salido más rápido de lo que debía”. Hay espacio hasta para los pequeños de entre 5 y 12 años; todos corren con el dorsal número 1 y ninguno gana porque todos son campeones. A la organización le compensa por esas caras, y por el agradecimiento infinito.

— ¿Qué crees que aportan al barrio?

Espíritu de convivencia, deporte con mayúsculas, cercanía, vecindad. ¡Qué sé yo! ¡Son tantas cosas!

placeholder Una mujer corre por la zona de Madrid Río. (EFE/Mariscal)
Una mujer corre por la zona de Madrid Río. (EFE/Mariscal)

Ávila se sumó porque “es el único deporte en el que, sin muchos medios, puedes competir contra tu mejor oponente: tú mismo". Gracias a esa pasión y a la unión de barrios que desencadenó, González tuvo una excusa para visitar por primera vez La Elipa. “Conoces sus dimensiones, ves parques, espacios para correr”, enumera.

La corredora percibe un ambiente diferente. “Normalmente, hay entre 5.000 y 10.000 competidores que van por el Paseo de la Castellana, arriba y abajo. Y esta opción no está masificada; somos unos 500 o 600 y da la sensación de que Madrid es un pueblo porque nos conocemos”, define. Incluso la rutina es distinta; llega, se toma un café, recoge el dorsal, calienta, se hace una foto; y luego se queda a la entrega del trofeo, charla con la organización, pasa la mañana. “Es como estar en familia”, describe.

Para Esther González correr es casi una necesidad. Lo practica cuando sale de trabajar y siente tensión; se esfuerza y su presión desaparece, se relaja, se suelta. Este remedio llegó a su vida hace casi 10 años, en 2013. Ella tenía 39. “Después no he parado”, reconoce. A sus 49 años la madrileña está enganchada a superarse. Empezó sola, siguió junto a gente de un foro de internet y enlazó con algunos de ellos hasta llegar a la Unión de Carreras de Barrios de Madrid, que es precisamente lo que su nombre indica; la conexión entre muchas competiciones de distintos puntos de la capital. “Me gusta porque me parecen entrañables. En Madrid está todo muy masificado y se nota que estos eventos están formados por y para corredores”, explica en una llamada el creador de la iniciativa, David Corbacho.

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