El 'boom' del pádel en el sur de Madrid: hace tiempo que dejó de ser un deporte elitista

Chavales de 20 años juegan con chicas de su edad y con señores de 60. Da igual sus alturas, sus pesos o su agilidad natural: el deporte les une un viernes a media tarde en Euroindoor Pádel. El centro está lleno y su éxito es boyante: nació en 2013 con 9 pistas interiores y ha doblado su cifra tras la pandemia. Una de las claves de su popularización es la democratización, según el dueño de la empresa, Jorge García: “Hace años veíamos en la tele a José María Aznar jugando y era la idea que teníamos, ahora ha cambiado. Viene todo tipo de gente”.

El madrileño de 42 años pasea por el club donde se esmeran sus heterogéneos clientes; van desde niños a aprender hasta los profesionales número uno, Juan Lebrón y Alejandro Galán. Todos coinciden en este espacio, ubicado en el sur de Madrid y rodeado de naves industriales. García cuenta que en esas zonas, las obreras; el ejercicio supone un alivio: “Cualquier persona necesita ocio, te quita de pensar en otras cosas. Con la crisis la gente necesitaba desconectar y muchos que estaban en paro venían a Alcorcón. Por las mañanas, por ejemplo, les costaba antes 10 euros por hora y media (dividido entre cuatro), ahora ha subido a 16”.

El coronavirus trastocó a todas las compañías y, sin embargo, alentó esta actividad. De hecho, por este territorio de la Comunidad de Madrid ha tenido su mayor crecimiento. Lo reconoce Pablo Carro, CEO y cofundador de Playtomic, una aplicación dedicada a las reservas para jugar al pádel: “Dentro de la M-30 hay pocos clubes privados y algunos públicos, por lo que se han concentrado en el extrarradio. Tradicionalmente, destacaba en el norte, pero ha habido un repunte en el sur; en Alcorcón, Móstoles, Getafe”. De hecho, en sus datos recoge que Euroindoor es el lugar con mayor ocupación, seguido de Padel 2.0 (Móstoles) e Indie Padel (Vallecas). En general, el empresario —que ofrece con su servicio más de 4.600 clubes de raqueta— ve un claro ganador: “Madrid es la capital de Europa, con mayor el número de jugadores activos”.

Los motivos de este auge tienen que ver con la facilidad de socializar. Muchos pasaron de estar encerrados en sus casas a querer ejercitarse y conocer a otras personas, lo que les ofrece Playtomic: solo se tienen que registrar, añadir su nivel y elegir día y sitio. Lo pueden hacer acompañados o solos, y acaban por establecer conexiones con otros jugadores.

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Es lo que le ocurrió a Borja Pardo, que se ha ido hasta de vacaciones con compañeros que conoció en las pistas. “Llevo cuatro o cinco años y he podido aprender a mi ritmo”, describe el lucense de 36 años. Se animó tras la recuperación de un ligamento que se rompió; no hacía deporte y tenía miedo de desestabilizarse la pierna, pero un compañero de trabajo le comentó que su hijo era entrenador, y se dijo “¿por qué no?”. Empezó a dar clases, y de no haber cogido una pala en su vida ha llegado a participar en torneos.

Durante este tiempo no solo ha mejorado en su técnica, también ha conocido a muchos de sus mejores amigos. “Tengo la costumbre de tomarme algo con ellos después de la sesión”, cuenta en la cafetería. “Salen muchas cosas de aquí, como contactos relacionados con tus trabajos y buenos negocios”, apunta al lado de un grupo de colegas que le espera.

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Euroindoor se ha adaptado a estas necesidades; cuenta con una terraza —la única de la zona—, una cafetería que tiene menús diarios, e incluso con Wifi, por si alguien quiere trabajar. Roberto Paredes, un vecino 45 años de Alcorcón que lleva 8 como empleado en el club, destaca que lo que nutre es el valor añadido: “Hay quienes vienen a comer, pero también tenemos gimnasio, escuela de baile, fisio, centro de estética y tienda”.

Lo que consiguen es tener casi un pequeño centro comercial donde el cliente elige el plan que prefiera. “Esto ha posicionado a Alcorcón como referencia, viene gente de todas las zonas de Madrid y de otros países como Suecia, Francia o Catar”, prosigue Paredes.

El secreto del triunfo

Pablo Carro, de Playtomic, incide en que el pádel es un fenómeno sociológico por lo ya mencionado: son cuatro personas, se alimenta el pospartido, se ha feminizado y hay una curva de aprendizaje sencilla. “Era aristocrático, pero se ha convertido en un fenómeno de masas abrazado por franjas de edades diferentes”, resume. Lo que ellos han aportado es la comidad. “Hemos hecho más ágil el proceso de reserva y también hemos ofrecido con quién jugar. Invertimos mucho en eso y contribuyó en la parte de tecnología a que la industria creciera”.

El dueño de Euroindoor lo ejemplifica frente a una pista. “Hay uno de 30 años y otro de 60. Si jugaran al baloncesto o al fútbol, probablemente mañana no se podrían mover”. Ha notado el crecimiento también gracias al reconocido campeonato World Padel Tour, donde ganaron Lebrón y Galán. “Es espectacular verlos en vivo”, describe, y se enorgullece de tener tanto talento en su segunda casa.