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Tres años sin el único colegio público de Lavapiés: "Nos tienen abandonados"
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ESTÁN TRASLADADOS A 4 KILÓMETROS

Tres años sin el único colegio público de Lavapiés: "Nos tienen abandonados"

A los padres y alumnos del centro Antonio Moreno Rosales les dijeron que estarían un año trasladados a otro distrito por obras. Ahora resulta que estarán mínimo tres

Foto: Una alumna del centro en una concentración esta semana. (M.Z.)
Una alumna del centro en una concentración esta semana. (M.Z.)

El colegio Antonio Moreno Rosales es el único centro público del distrito de Lavapiés (Madrid), aunque hace más de un año se encuentra en Marqués de Vadillo, a cuatro kilómetros de donde le corresponde. Desde el curso pasado y por lo menos durante dos años más, los profesores, alumnos y demás personal se encuentran "de prestado" en el colegio El Perú, donde intentan desarrollar su actividad educativa con la misma normalidad que antes.

Dos colegios en uno que conviven con sus propias rutinas: comparten el espacio pero nada más. Dos directores, dos equipos docentes, dos horarios de entrada y salida, dos patios de recreo, dos turnos para comer.

El motivo son las obras del centro de Lavapiés que, se supone, empezaban el año pasado y que siguen sin terminar de arrancar. "Nos dijeron que era algo provisional, que estaríamos un curso en otro centro y luego volvíamos, pero ahora nos dicen que, por lo menos, estaremos dos cursos más así", explica Susana, una madre que tiene a una hija en el colegio.

placeholder Fachada del colegio
Fachada del colegio

De 700.000 euros a tres millones

La historia del Moreno Rosales parece la de 'Esta casa es una ruina'. Sus problemas se remontan a 2014, cuando empezaron a acumular ITE —Inspección Técnica de Edificios— desfavorables. "Estaba todo mal, el patio, el techado, las ventanas, pintura… todo", contaban varias madres esta semana en una concentración en Madrid donde pedían volver a colegio de toda la vida. El edificio, protegido, pertenece al ayuntamiento pero las competencias en materia de Educación son de la Comunidad de Madrid, quien en un primer momento comunicó a los padres que su centro se cerraba para fusionarlo con otro. Sin embargo, la movilización y recogidas de firmas lo impidieron y empezaron, sin saberlo, una lucha que nunca pensaron que duraría tanto.

Nos dijeron que era algo provisional, y ahora que estaremos dos cursos más así

Dos años después, en 2017, el centro tuvo que cerrar finalmente por no pasar las inspecciones. El anterior consistorio bajo el mando de Ahora Madrid planificó unas obras de mínimos para poder volver a ponerlo en marcha cuanto antes y que el centenar de alumnos pudieran volver pronto a su barrio. Pero las obras se paralizaron al mes de empezar: el ayuntamiento tenía arrendado el sótano del edificio a un inquilino que se negaba a dejar pasar a los operarios. Hasta retiraron los andamios y contenedores que ya estaban instalados en su puerta.

Cuando por fin consiguieron una orden judicial, el ayuntamiento cambió de signo tras las elecciones municipales. "En julio nos convocan y nos dicen que para septiembre de 2019 tampoco va a estar, ni para el siguiente septiembre tampoco; es decir, que vamos a estar así, en una situación que era provisional, dos cursos más", explican desde el AMPA.

placeholder Sentada en la glorieta de Embajadores, donde parten y llegan las rutas al colegio 'de acogida'. (Cedida)
Sentada en la glorieta de Embajadores, donde parten y llegan las rutas al colegio 'de acogida'. (Cedida)

Según el actual ayuntamiento, ahora en manos del Partido Popular, las obras planificadas por el consistorio de Manuela Carmena no eran suficientes para las necesidades del colegio. De los 700.000 euros que estaban presupuestados, ahora la obra asciende a 3.800.000 euros, a pagar entre la Empresa Municipal de Vivienda y el ayuntamiento.

El actual concejal de centro, José Fernández, explica que el retraso de dos años más se debe "a la complejidad de las obras" y a que cuando llegaron al gobierno municipal "no había nada preparado", algo que Jorge García Castaño, su antecesor niega: "Siempre dicen lo mismo, pero no es verdad. Había obras proyectadas y licitadas, cuando además deberían ser inversiones de la Comunidad. El ayuntamiento por norma general solo se encarga del mantenimiento y conservación de los centros, y la comunidad de inversiones así, pero nunca las hace".

Un colegio clave en el barrio

Hace una labor muy importante de comunidad y de punto de encuentro entre las nacionalidades de la zona

El colegio es toda una institución en el distrito. Emplazado en la calle del Olmo, era antiguamente el palacio del marqués de Molins. "Lleva 50 años en el barrio. Yo fui allí por ejemplo y tengo 56", cuenta el presidente de la asociación de vecinos de la zona, Manolo Osuna, que también se ha movilizado para impedir su cierre. "Hace una labor muy importante de comunidad y de punto de encuentro entre las nacionalidades de la zona".

En el centro operaban también hasta cinco asociaciones por las tardes, entre ellas Cruz Roja o Save the Children, que también han visto pausada su actividad durante la clausura. Además, acogía clases extraescolares y de apoyo gratuitas que eran fundamentales para sus alumnos, muchos de ellos de entornos migrantes y vulnerables. "Si no les ayudan están abocados al fracaso escolar", explica Violeta, otra de las madres. "Ahora tenemos que ir a buscarlos y llevarlos a otros sitios de la zona y luego buscarlos otra vez… Muchas familias no pueden hacerlo y además los centros del barrio están ya colapsados", explica Saida, una madre de origen marroquí que tiene cuatro hijos matriculados en el Moreno Rosales.

"Todos los niños inmigrantes que llegan al centro de Madrid vienen a este colegio porque es de los pocos que tienen plaza", cuenta Violeta. "Ahora vienen muchos de Venezuela y no hay donde acogerles, porque nuestro colegio cumplía esa función. Era pequeño pero tenía capacidad de acoger".

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Varios alumnos y madres en la concentración de esta semana

Otro de los problemas es el transporte. Para poder llevarles a sus nuevas clases, la Comunidad ha tenido que poner en marcha rutas de autobuses que los recogen en la glorieta de Embajadores y los llevan hasta sus aulas prestadas, pero si lo pierden o no pueden ir a esa hora, las familias tienen que hacer media hora en transporte o coger el coche para llegar. Además, cualquier gestión en secretaría se convierte en una inversión en tiempo y dinero: "Cuatro niños, a tres euros por viaje cada uno, echa cuentas… Y eso por no hablar de que si llegas tarde o pierdes el bus, tienes que llevarle y perder una hora de trabajo hasta que pueden entrar en clase, porque no puedes interrumpir", se queja Saida.

Las matriculaciones de un año a otro han bajado en picado y de hecho ya han tenido que cerrar una línea y juntar las clases de 3 y 4 años en una sola

Temen que el daño al colegio sea irreversible cuando acaben las obras. Las matriculaciones de un año a otro han bajado en picado y de hecho ya han tenido que cerrar una línea y juntar las clases de 3 y 4 años en una sola. El problema es que el resto de colegios de la zona son todos concertados. "Hay gente con muchas necesidades que han tenido que pasarlos a los concertados y están ahora pagando uniformes, extraescolares… mientras que en el nuestro todo era gratis", se queja Susana.

La sospecha de que "están dejando morir al centro" está extendida entre los padres. "Somos escépticos, ya no nos creemos nada porque primero era que lo iban a cerrar, luego que un año, ahora que dos más….", cuenta Violeta. "No sé si ha sido conscientemente", remata Susana "pero lo que está claro es que cuando no se cuida lo público siempre hay alguien que va a aprovechar para coger ese hueco que se deja".

El colegio Antonio Moreno Rosales es el único centro público del distrito de Lavapiés (Madrid), aunque hace más de un año se encuentra en Marqués de Vadillo, a cuatro kilómetros de donde le corresponde. Desde el curso pasado y por lo menos durante dos años más, los profesores, alumnos y demás personal se encuentran "de prestado" en el colegio El Perú, donde intentan desarrollar su actividad educativa con la misma normalidad que antes.

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