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Una mañana inspeccionando a Uber y a Cabify: "¿Y los 400€ de multa los pago yo?"
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Una mañana inspeccionando a Uber y a Cabify: "¿Y los 400€ de multa los pago yo?"

El Confidencial acompaña a los inspectores de la Comunidad de Madrid en una jornada de control de vehículos VTC. Hojas de ruta mal hechas y captación de clientes, las irregularidades más comunes

Foto: Inspectores de la Comunidad de Madrid junto a la Policía Municipal en Barajas.
Inspectores de la Comunidad de Madrid junto a la Policía Municipal en Barajas.

Seis de la mañana. Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas. Una pequeña ciudad dentro de la capital. La furgoneta blanca rotulada con el nombre de la consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid está aparcada en la zona de llegadas vaticinando lo que va a ocurrir. De ella se bajan dos inspectoras y un agente de inspección. Con chaleco identificativo. Les acompañan cuatro agentes de la Policía Municipal. Teresa es la jefa, 31 años en la consejería. La más veterana. Durante las siguientes cuatro horas se convertirá en la 'sheriff' de la T4, en el terror de los conductores con licencia VTC, el nuevo competidor del taxi que ha crecido rápidamente al calor de la tecnología de plataformas como Uber y Cabify.

El Gobierno regional está intentando ejercer la función de árbitro. Velar porque se cumpla la ley (a veces confusa) en un conflicto que empieza a estar enquistado. Los taxistas ya han ido a la huelga y amenazan con más paros en el futuro. El sector protesta por lo que entiende como una competencia desleal de las empresas que utilizan licencias VTC. Para calmar los ánimos, la Comunidad ya ha realizado 5.143 inspecciones a vehículos VTC solo en los cuatro primeros meses del año, un 332% más que en el mismo periodo del año anterior. Uno de cada cinco acaban multados. El objetivo de la consejería era efectuar al menos 5.000 inspecciones en 2017, y en cuatro meses ya ha superado la cifra.

Teresa actúa con la seguridad que le confiere la experiencia. Barajas es el escenario ideal para realizar este tipo de inspecciones. Desde primera hora de la mañana un torrente de vehículos VTC llegan a la terminal dejando a viajeros que van a coger un vuelo. Al otro lado de la calle los taxistas les miran. Pero solo hay eso, un cruce de miradas. El conflicto entre taxis y VTC sigue latente. Teresa y sus compañeros paran al primer vehículo VTC. Desde el 1 de enero deben llevar en el cristal trasero la identificación de la bandera de la comunidad de Madrid.

El ritual es claro. Los inspectores piden el permiso de conducir, la ficha de inspección técnica que debe reflejar que el vehículo tiene la licencia de arrendamiento con conductor (VTC), la tarjeta de transporte emitida por el Gobierno regional (que tiene una caducidad de dos años), la hoja de ruta del servicio que acaba de realizar y el contrato de ese servicio. Muchos de los conductores ya saben cómo va el asunto. Hay que tener en cuenta que en Madrid solo hay 2.233 VTC, por lo que Teresa y sus compañeros han parado ya al mismo conductor más de una vez. "El 80% del negocio lo tiene Cabify", explican los inspectores, conocedores de primera mano de lo que hablan.

Todo está en regla en esta primera inspección. En la segunda surgen los primeros problemas. La hoja de ruta no está bien confeccionada. Esta es sin duda la irregularidad más común. Las empresas que forman a sus conductores no les explican bien cómo rellenar esa hoja de ruta. Teresa lo hace con paciencia. "A mí me han dicho que lo haga así", señala un conductor. "Pues no es correcto, caballero. Donde pone arrendatario debe figurar el nombre del pasajero, que es el que ha contratado el servicio. Y donde pone arrendador, quien lo presta, que en este caso es Maxi Mobility [Cabify]. Luego Maxi Mobility subcontrata con su empresa para que haga el servicio. ¿Lo ha entendido?", sentencia Teresa.

No será la primera vez que lo explique durante la mañana. La sanción por no tener una hoja de ruta bien cumplimentada es de 400 euros. Los inspectores no tienen más remedio que levantar el primer acta (cuando lo hace la Policía Municipal se llama boletín de denuncia). La empresa sancionada en este caso es Business Cars Madrid SL. Nunca se multa al conductor, sino al titular de la licencia VTC. El Confidencial ya publicó unas grabaciones de esta firma, Business Cars Madrid SL, aleccionando a sus conductores cómo deben engañar a la policía. "Tú eres más listo que la policía. Haces una hoja de ruta ficticia, como si estuvieras haciendo un servicio, y listo", señalaba uno de los responsables de esta firma, que tiene una flota de 170 coches.

El tercer vehículo inspeccionado también ha rellenado mal su hoja de ruta. El conductor pone cara de incrédulo. "Es mi primer día y mi primer servicio. Pues si que me estreno bien. ¿Cuánto es la multa?", pregunta. "400 euros", le contestan. "¿Y lo tengo que pagar yo?", señala alarmado. "Pues como sea así me vuelvo al paro. No me compensa", explica. Se trata de un hombre de más de 50 años. "Estaba en el paro. Antes era comercial". Algunas empresas obligan a sus conductores a pagar de su bolsillo las multas si ellos han confeccionado mal las hojas de ruta. Los inspectores recalcan que hay una orden del ministerio de Fomento vigente desde el año 2015 que regula cómo se debe rellenar esa hoja de ruta.

La mañana avanza. Teresa y sus compañeros no solo comprueban la documentación. También que los vehículos lleven la bandera de la comunidad de Madrid correctamente. "Hay algunos que al llevar los cristales tintados ponían la pegatina por dentro y no se veía bien. Tiene que estar por fuera". La multa por no llevar el distintivo es de 200 euros. "¡Podían tocar los cojones a los taxistas, que son los más ladrones!", le espeta a Teresa un pasajero que se acaba de bajar de un vehículo VTC. "Socialmente están más aceptados que los taxis", explican los inspectores. "Es un servicio más personalizado, te ponen música, algunos te ofrecen hasta agua y son más baratos", nos argumenta un cliente que suele utilizarlos.

Todo se desarrolla con normalidad. Teresa asegura que nunca ha tenido sensación de peligro ni ha sufrido una agresión desde que inspecciona vehículos VTC. Los inspectores siempre van acompañados por policías. Sí han notado en cambio que la formación de los conductores es cada vez peor. "¿Qué es la tarjeta de transporte?", pregunta uno cuando la inspectora se la requiere. "Es el permiso de la Comunidad. Sin él no puedes conducir". No llevarlo en regla supone una infracción muy grave, de más de 4.000 euros y la inmovilización del vehículo. Con su móvil Teresa puede comprobar con la matrícula del coche si tiene la tarjeta de transporte en regla.

La idea que tiene el ciudadano sobre este tipo servicio es que se trata de un coche de gama media y alta, de color negro, con los cristales tintados, y con un conductor elegantemente vestido. "Esto se está un poco desvirtuando", explican los compañeros de Teresa, que han parado a un vehículo cuyo conductor lleva un vaquero y una camisa a rayas. Son las 9.30 horas y el grupo de la consejería decide inspeccionar el último coche en la terminal antes de visitar las gasolineras que rodean el aeropuerto. La conductora es una chica, algo "muy poco habitual". Teresa la conoce. Ya la ha parado esta semana en Atocha. Allí la multó porque tenía la hoja de ruta mal confeccionada. Hoy también la lleva mal. "Es increíble. Estamos cansados de explicárselo a las empresas". Teresa decide tomar el nombre de la compañía para hacerle un requerimiento. "Le vamos a pedir que nos dé las hojas de ruta del último mes para denunciar las que estén mal hechas".

La captación, 600 euros

Unas de las quejas más frecuentes de los taxistas es que las VTC captan clientes en zonas de elevada demanda. Lo que por ley no pueden hacer. Es lo que se ha bautizado como 'zonas de influencia', lugares como hoteles, estaciones de tren, aeropuertos, estadios de fútbol… donde hay gran concentración de clientes. En esa definición, por ejemplo, puede entrar una zona de bares de copas muy frecuentados un sábado por la noche, donde la consejería también hace inspecciones. "La ley también dice que no pueden estar a menos de 100 metros de las paradas de taxi".

Los inspectores dejan la T4 y deciden visitar tres gasolineras que hay alrededor del aeropuerto para ver si hay VTC estacionados esperando captar algún servicio. En la primera paran a un vehículo. Comprueban en su hoja de ruta que su viaje ha finalizado a las 9.30 horas. "¿Qué hace aquí?", le preguntan. "Lavando el coche y desayunando un poco", contesta. "Son casi las 10 y podría estar esperando a que le saliese otro servicio. No puede estar", comentan los inspectores. Se arriesga a una sanción de 600 euros. Debe irse. "Ya no hay bases. Un VTC puede estar circulando alrededor del aeropuerto esperando a que le salga un servicio pero no puede estar estacionado en una gasolinera de al lado esperando a que le llamen", explica Teresa.

En la siguiente gasolinera hay otro VTC. Enseña la hoja de ruta. Son las 10.20 y tiene un servicio en Barajas que comienza a las 11.15, dentro de una hora. Los inspectores le permiten seguir. No está captando porque ya tiene el servicio fijado. "No he captado en mi vida. Estoy limpiando el coche y esperando. El problema es que si yo no capto, ¿dónde puedo esperar? Mi anterior servicio ha acabado a las 9.15 en Barajas. Tengo otro a las 11.15 también en el aeropuerto. ¿Qué hago? Me tengo que ir a Algete donde está mi empresa a gastar gasolina y tiempo. Si yo no estoy captando, ¿por qué no puedo esperar aquí?", señala. Él es autónomo y su empresa, la titular de las licencias VTC, es una cooperativa.

La jornada de inspecciones acaba a las 10.30. Ahora hay que regresar a la consejería para seguir con el papeleo. ¿El balance? Teresa y sus compañeros han hecho 18 inspecciones, de las que 5 han acabado en sanción. La Policía Municipal por su parte ha realizado 32, 11 de ellas con multa. "El objetivo de todo este trabajo es incidir en la seguridad de los vehículos que circulan por nuestras carreteras y luchar contra el intrusismo y la competencia desleal en el sector del taxi y en lo vehículos VTC", explica Pablo Rodríguez Sardinero, director general de Transportes. Para ello la consejería ha incrementado en un 42% la plantilla. Ahora hay 24, cuatro inspectores y 20 agentes de inspección.

Seis de la mañana. Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas. Una pequeña ciudad dentro de la capital. La furgoneta blanca rotulada con el nombre de la consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid está aparcada en la zona de llegadas vaticinando lo que va a ocurrir. De ella se bajan dos inspectoras y un agente de inspección. Con chaleco identificativo. Les acompañan cuatro agentes de la Policía Municipal. Teresa es la jefa, 31 años en la consejería. La más veterana. Durante las siguientes cuatro horas se convertirá en la 'sheriff' de la T4, en el terror de los conductores con licencia VTC, el nuevo competidor del taxi que ha crecido rápidamente al calor de la tecnología de plataformas como Uber y Cabify.

Cabify Multa Aeropuerto de Barajas
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