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Aguirre: “Llamé antes a González que a mi marido cuando me eligieron candidata”
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LA CANDIDATA A LA ALCALDÍA DE MADRID VISITA 'EL CONFIDENCIAL'

Aguirre: “Llamé antes a González que a mi marido cuando me eligieron candidata”

La presidenta del PP de Madrid visita 'El Confidencial' para reflexionar sobre el futuro. Quiere un ayuntamiento "humilde" y dice que no casará a nadie: ni homosexuales ni heteros

Entre la primera llamada que le hizo María Dolores de Cospedal adelantándole que el Partido Popular quería que fuera la candidata a la Alcaldía de Madridy la que se cruzó con el presidente del Gobierno, a quien le dio el sí definitivo, pasaron más de tres horas. Era el mediodía del 6 de marzo y el Comité de Dirección llevaba un buen rato discutiendo nombres a puerta cerrada en Génova. Esperanza Aguirre, la popular más revolucionaria que se había ofrecido meses antes como voluntaria “para lo que el partido quisiese”, ahora desquiciaba a la cúpula de su partido con un simple “me lo tengo que pensar”. A las 19.50 se hizo pública su candidatura. Diez días después, confiesa en El Confidencial que su marido, Fernando Ramírez de Haro, no fue la primera persona a la que dio la noticia. “Antes llamé a Ignacio González”. Después, matiza: “Pero ese no es el orden de importancia en mi vida”.

Lo que se negoció entre una llamada y otra fueron las condiciones con las que Aguirre sería candidata. Si gana Madrid, deja la presidencia. Nada de gestoras que diseñen las listas de la gente que le acompañará en las municipales. “Yo me desayuné el domingo con dos periódicos que decían que iban a poner una gestora. Una cuestión que sí se planteó y yo rechacé”. Y por eso entró en cólera y llamó a una radio para callar bocas. Si las listas las hace el aparato de Génova, que con ella no cuenten para nada.

El mejor alcalde de Madrid es, para la aspirante a alcaldesa, José María Álvarez del Manzano. Aguirre ha sido la primera mujer en presidir el Senado y la Comunidad de Madrid, una bandera que ya no podrá izar en el Ayuntamiento de Madrid. “Sí sería la primera alcaldesa elegida por los ciudadanos”, matiza, en una clara alusión a su compañera de partido, Ana Botella, la primera mujer en dirigir la capital gracias a la ayuda de su antecesor, Alberto Ruiz-Gallardón, que le cedió el sillón de la alcaldía cuando Rajoy lo llamó para coger una cartera ministerial. Pero sin medir sus fuerzasen las urnas.

–¿Le gustaría ser la primera mujer en dirigir el Gobierno de España?

De momento, no me lo planteo.

La presidenta del PP de Madrid, de 63 años, 31 de ellos en la vida pública, nunca dice nunca. “Probablemente esta campaña electoral será mi última campaña. La más difícil”. Pero no dice no a nada. Su mejor activo, asegura, es haber dicho siempre la verdad. Una carta de presentación con la que quiere ganar con mayoría absoluta aunque, si no lo consigue, promete quedarse cuatro años en el sillón de la oposición. “Sí, sí, sí”, repite.

La enseñanza bilingüe, su mayor éxito

Errores en tres décadas de carrera políticaha cometido “muchísimos”, yprefiere no recordarlos. La medida de la que más orgullosa se siente es de haber implantado la enseñanza bilingüe en la escuela pública. “No enseñar inglés, sino en inglés”, añade. “Esa medida no tiene un coste excesivo, y ha sido lo que ha hecho avanzar y progresar más a la sociedad madrileña”.

El candidato de UPyD en Madrid, David Ortega, ha bautizado a su rival política como “mamá Gürtel”, pero Aguirre se defiende de los que la critican por no haberse dado cuenta de que algunos de sus colaboradores más cercanos se lucraban con dinero público. “Gürtel se destapa un viernes de febrero de 2009. Sólo con la información que se publicó del auto del juez Garzón, llamé a mi despacho al consejero de Deportes y le dije que o dimitía o le cesaba. Y me amenazó con que tenía mucha información sobre la financiación del PP. Pues ya estaba tardando en sacarla”. Aguirre se refiere a Alberto López Viejo, la persona que más le ha decepcionado en su vida, “ese señor tan sonriente con cara de bueno”.

Una de sus obsesiones en esta campaña electoral es desprestigiar constante y públicamente a Podemos, el partido político de izquierdas que ha dejado con la boca abierta a cercanos y detractores. “Desacreditar es lo que hace Pablo Iglesias conmigo. Yo coseché 1,6 millones de votos en las últimas elecciones sólo en Madrid y me llama reina de la corrupción. Me descalifica a mí y a mis votantes”.

Aguirre es consciente de que el éxito de nuevos partidos políticos como Podemos viene de los partidos tradicionales. “Los casos de corrupción hacen pensar que estos que prometen el cielo y la tierra lo van a traer, pero traerán el infierno como en Venezuela”. De hecho,no se iría a comer con Pablo Iglesias como hicieron los socialistas José Luis Rodríguez Zapatero y José Bono. “Supongo que alguna vez igual nos toca compartir mesa”, se resiste.

Por un ayuntamiento sencillo

Si la candidata del PP se hace con una mayoría holgada en Madrid, no malgastaría ni un solo céntimo en intentar convertir la capital en ciudad olímpica. Quiere un ayuntamiento sencillo que “se dedique a ayudar a los ciudadanos”, y por eso se empeña en “no poner un pie” en el Palacio de Cibeles, donde Gallardón se fundió 500 millones de euros para mudarse. Una de las medidas que implantará la presidenta del PP de Madrid si gana la alcaldía será traspasar a los 21 distritos en los que se divide la ciudad todas las decisiones que deben tomarse de forma ejecutiva y que no implican grandes gastos: una farola rota, arreglar un parque, limpiar una calle. Aguirre, eso sí, se resiste a utilizar su acta de concejal para bendecir matrimonios. “No casaría a dos personas. Ni del mismo sexo ni de diferente sexo”.

Esperanza Aguirre, condesa consorte de Murillo, funcionaria pública, liberal convencida, es una auténtica superviviente. No cayó en las redes de la Operación Púnica ni en el caso Gürtel y ha salido ilesa de un accidente de helicóptero en Móstoles y de un atentado en Bombay. Lo más duro de todo, reconoce sin pensárselo dos veces, fue el cáncer de mama que la apartó de la primera línea política en 2012. “Es igual de curable que otras enfermedades, pero hay que prevenir”.

Entre la primera llamada que le hizo María Dolores de Cospedal adelantándole que el Partido Popular quería que fuera la candidata a la Alcaldía de Madridy la que se cruzó con el presidente del Gobierno, a quien le dio el sí definitivo, pasaron más de tres horas. Era el mediodía del 6 de marzo y el Comité de Dirección llevaba un buen rato discutiendo nombres a puerta cerrada en Génova. Esperanza Aguirre, la popular más revolucionaria que se había ofrecido meses antes como voluntaria “para lo que el partido quisiese”, ahora desquiciaba a la cúpula de su partido con un simple “me lo tengo que pensar”. A las 19.50 se hizo pública su candidatura. Diez días después, confiesa en El Confidencial que su marido, Fernando Ramírez de Haro, no fue la primera persona a la que dio la noticia. “Antes llamé a Ignacio González”. Después, matiza: “Pero ese no es el orden de importancia en mi vida”.

Operación Púnica Esperanza Aguirre
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