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Los 'marianistas' temen que Aguirre use la alcaldía para relanzarse como alternativa
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Los 'marianistas' temen que Aguirre use la alcaldía para relanzarse como alternativa

Las encuestas y el termómetro del los cuadros y bases del PP en Madrid señalan a la lideresa como la mejor candidata posible en la capital, pero los barones, en su mayoría 'antiesperacistas', recelan

Foto: La candidata del Partido Popular a la alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre. (EFE/J.J. Guillén)
La candidata del Partido Popular a la alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre. (EFE/J.J. Guillén)

Una semana después del parto de las candidaturas madrileñas, en el Partido Popular siguen sin cicatrizar las heridas de la cesárea. Los detalles de la bronca a tres bandas Cospedal-Aguirre- Rajoy, el hecho de que la lideresa pretendiera seguir al frente del madrileño en cualquier caso y su arranque de precampaña cuestionan internamente la decisión del presidente del Gobierno. "Se lo dijeron", "se ha tenido que imponer a la opinión de los más próximos", o "Esperanza no se contentará con la alcaldía, gane o pierda incordiará porque quiere ir más lejos", son algunos de los comentarios o lamentos repetidos estos días entre los dirigente del PP.

Cuando la secretaria general, María Dolores de Cospedal, comunicó por teléfono a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid que bueno, que la dirección del partido quería que encabezara la lista para las municipales porque era la mejor opción de victoria, Aguirre dio por logrado su objetivo. Pero como el visto bueno de Rajoy que se le comunicaba conllevaba la renuncia a la presidencia del partido en Madrid, contestó que se lo tenía que pensar.

La lideresa aspiraba a todo, a mantener el control de la organización y a hacerse con el ayuntamiento de la capital para relanzar su carrera política hasta el Palacio de Correos, la plaza de la Villa y más allá. Como si no hubiera pasado nada en septiembre de 2012, cuando dejó el gobierno autonómico aduciendo problemas personales para pasar a la segunda línea de la política.

Según la versión que corre ahora en la dirección del PP, después de esa primera y tensa conversación entre Cospedal y Aguirre, fue cuando tuvo que intervenir el presidente del Gobierno para cerrar el acuerdo conocido y hecho oficial desde la sede de Génova al día siguiente: la candidatura a cambio de la retirada de la presidencia de la organización madrileña cuando sea alcaldesa.

Rajoy despachó la crisis entre el Ebro y Jerez

Fue una tarde entera de conversaciones cruzadas, antes y después de la hora del almuerzo hasta la 7,30 de la tarde, con Cospedal de intermediaria, y mientras Rajoy intentaba cumplir con sus obligaciones institucionales en la visita a las inundaciones del Ebro en Zaragoza y desplazarse después a Jerez a dar un mitin. El presidente del Gobierno se había decidido por Aguirre desde hacía algunas semanas pese a la opinión en contra del aparato y de buena parte de los barones regionales, también de los más próximos. La opción de Soraya Sáenz de Santamaría llegó a manejarse en el ámbito interno, y sólo era una maniobra de la secretaria general.

El argumento utilizado por el jefe del Ejecutivo para explicar su decisión reside en el interés supremo del partido: sólo Aguirre es capaz en la capital de España de movilizar el voto del PP y apartarlo de la tendencia a la abstención. Y perder el feudo de Madrid en mayo sería un drama para la formación en el poder y su presidente, un negro presagio ante los comicios generales que toca convocar para finales de año. Esa es la información que han recibido los dirigentes del partido opuestos a admitir las aspiraciones de la lideresa por considerar imperdonable su espantada de arranque de la legislatura de los recortes o su constante "deslealtad" con la dirección.

El termómetro de los cuadros y bases del PP en Madrid señalan a la lideresa como la mejor candidata posible en la capital, según repiten ahora hasta los más acérrimos 'marianistas'

Las encuestas y el termómetro delos cuadros y bases del PP en Madrid señalan a la lideresa como la mejor candidata posible en la capital, según repiten ahora hasta los más acérrimos marianistas. Cristina Cifuentes, la otra baza de los populares para mantener el principal feudo de los populares lo ha dicho con toda sinceridad dirigiéndose a Aguirre: "no tengo posibilidad ninguna de ganar las elecciones si no es con tu apoyo". Sólo una clara victoria en la capital dará opciones a Cifuentes para optar a la presidencia de la Comunidad, aunque sea en minoría.

Segunda vuelta del congreso de Valencia

Los dirigentes del PP más críticos con el paso dado por Rajoy temen que la dirección se quede al final sin barcos ni honra, sin alcaldía de Madrid y/o con Aguirre lanzada a organizar otro frente de oposición interno a Rajoy parecido al que ensayó en 2008 antes del congreso de Valencia. Lo temen sobre todo por lo que pueda ocurrir después si hay desastre general en las elecciones autonómicas y el PP pierde la mayor parte de su hoy inmenso poder regional.

Los barones y baronesas populares son, en líneas generales, antiesperancistas y se examinan en mayo ante las urnas con unos pronósticos de resultados entre malos y regulares, la mayoría pendientes de posibles pactos poselectorales para seguir en el poder. Sólo Alberto Núñez Feijóo, el favorito del presidente del Gobierno, queda al margen de los comicios.

Si Aguirre consigue el objetivo por el que Rajoy ha preferido imponerse al criterio en contra de su propio aparato del partido (mantener Madrid), también habrá conseguido un argumento para postularse como alternativa al desgastado liderazgo de Rajoy si hay batacazo del PP en las elecciones generales de finales de año. Hasta entonces, lo que nadie duda en la sede de Génova es que la lideresa relanzará su carrera personal más allá de sus posibles responsabilidades en el ayuntamiento de Madrid.

Una semana después del parto de las candidaturas madrileñas, en el Partido Popular siguen sin cicatrizar las heridas de la cesárea. Los detalles de la bronca a tres bandas Cospedal-Aguirre- Rajoy, el hecho de que la lideresa pretendiera seguir al frente del madrileño en cualquier caso y su arranque de precampaña cuestionan internamente la decisión del presidente del Gobierno. "Se lo dijeron", "se ha tenido que imponer a la opinión de los más próximos", o "Esperanza no se contentará con la alcaldía, gane o pierda incordiará porque quiere ir más lejos", son algunos de los comentarios o lamentos repetidos estos días entre los dirigente del PP.

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