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Sin pilotos, sin lanchas y (ahora) sin dinero: el velero en el Caribe que delató a los narcos gallegos
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GOLPE A LAS REDES DE BLANQUEO

Sin pilotos, sin lanchas y (ahora) sin dinero: el velero en el Caribe que delató a los narcos gallegos

Dos días, 20 detenidos y más tres millones intervenidos. Y droga, mucha droga: 1,8 toneladas de hachís, cocaína, heroína, marihuana y LSD en un operativo internacional

Foto: Registro en Cambados, en Pontevedra, durante la Operación Halia. (Guardia Civil)
Registro en Cambados, en Pontevedra, durante la Operación Halia. (Guardia Civil)

La muerte de dos guardias civiles en Barbate (Cádiz) arrollados por una narcolancha la noche del 9 de febrero marcó un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar con sus réplicas en Galicia y epicentro en la ría de Arousa. Allí, esta semana ha tenido lugar la última operación, que ha dbilitado las redes de blanqueo de los narcos y, en parte, gracias a las pistas que consiguieron a partir de un 'narcovelero' en el Caribe.

Abril ha caído como un mazo sobre las redes logísticas y financieras que de las redes criminales que mueven la droga en España. En un solo mes, se han sucedido cinco golpes consecutivos —Operación Saona, Vodka, Halia (Galicia) y Grajuela (Andalucía)— con más de 60 detenidos en distintas provincias y localidades, principalmente en la comarca de O Salnés, en Pontevedra, entre las rías de Vigo y Arousa, donde históricamente los capos gallegos han tenido su base nodriza torno a Cambados y Vilagarcía. Un negocio del que nunca se jubilaron y que continúan, de un modo u otro, sus descendientes y antiguos colaboradores.

Primero fueron a por los lancheros y lugartenientes de históricos como Sito Miñanco, después a por uno de los supuestos grandes jefes del negocio, alias El Burro —en libertad con cargos sin decomiso de droga para incriminarlo— y el tercer golpe seco fue a la logística para desmontar una trama que fabricaba lanchas ultrarrápidas de última generación para el tráfico ilegal de drogas y personas de África a España.

Esta vez, los Equipos contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil han ido a por las redes financieras y de blanqueo del dinero sucio, con el apoyo de la DEA, la agencia antidroga de Estados Unidos y la Europol, la policía europea, en un operativo internacional hilvanado con cuidado entre provincias que denominaron como Operación Halia. Se inició hace más de un año y tiraron del hilo de un narcovelero interceptado en marzo por un patrullero francés en aguas de Martinica. El alijo se fustró para la red criminal, pero la investigación fue dando frutos hasta desembocar en el amplio operativo internacional desplegado esta semana en Pontevedra, Ferrol y Madrid con 20 detenidos.

Foto: Dos narcolanchas incautadas por las fuerzas policiales, en una imagen de archivo. (EFE)

El golpe ha sido provechoso y les han quitado un buen trozo del botín: más de tres millones de euros en metálico, además de hacer aflorar unos 10 de millones de euros en patrimonio ilícito repartidos por toda la geografía peninsular a base de viviendas y coches de lujo, viveros de moluscos o licencias de estancos. "Fue la mayor intervención de efectivo relacionado con el narcotráfico en la comunidad", destacan desde el ECO. El dinero se blanqueaba a través de distintas estructuras y testaferros "con sociedades pantalla, compensaciones en metálico y ficciones documentales". Además del efectivo, almacenaban mucha, mucha droga. Era la prueba necesaria para incriminarlos por un delito contra la salud pública que no se había hallado en operativos anteriores.

¿Qué tenían los narcos? Pues 1,8 toneladas de hachís, 50 kilos de cocaína, diez de marihuana, uno de heroína y más de 10.000 pastillas de éxtasis y diversas cantidades de otras drogas sintéticas (MDMA, Tussi..). A mayores, en una de las fincas que se registraron, los agentes se toparon "con un laboratorio de elaboración y adulteración" de los estupefacientes en una zona aislada de Madrid, donde estiman que producían unos 100 kilos al mes. También se incautaron de 16 coches —seis de alta gama—, relojes de lujo, tres armas y 32 terminales móviles con los que se comunicaban con transmisiones encriptadas y con grandes medidas de seguridad.

placeholder Droga intervenida por los equipos UCO de la Guardia Civil. (Cedida)
Droga intervenida por los equipos UCO de la Guardia Civil. (Cedida)

La narco-redada de 'Halia' arrancaba bien temprano, en la madrugada del martes 30 de abril en Galicia con un enorme despliegue de efectivos y medios desde las 5.00 horas con el apoyo de los perros en los registros de viviendas, fincas, naves, talleres de coches e incluso un estanco en pleno centro de Vilagarcía de Arousa. Fueron, en total, 27 diligencias de entrada y registro en casas y empresas en localidades del entorno de la ría arousana, como Cambados, Vilanova y Soutomaior, pero también en Ferrol (A Coruña) y Madrid.

Tras dos días de operativo, diez de las 20 personas arrestadas fueron pasando el jueves a disposición del Juzgado central número 6 de la Audiencia Nacional, del que es titular Manuel García-Castellón. No obstante, fue el juez de refuerzo Joaquín Gadea el que tomó declaración a los diez detenidos en una instrucción compleja, —coordinada con la Fiscalía Especial Antidroga— y con dimensión internacional, al implicar a la DEA, la agencia antidroga norteamericana, y la Europol, la policía europea.

El magistrado ordenó prisión incondicional, comunicada y sin fianza para seis de los detenidos y dejó en libertad con medidas cautelares a los otros cuatro, a los que obliga a comparecer semanalmente y retira el pasaporte con la prohibición expresa de salir de España, dado su poderío económico y las redes tejidas con otros países por lo que se apreciaba riesgo de fuga. Todos están imputados por un delito contra la salud pública dentro de una organización criminal que tenía a su servicio una trama de empresas legales de todo tipo para blanquear el dinero sucio de la droga. Se ordenó el bloqueo de 44 cuentas corrientes y 25 inmuebles.

Foto: Operación Nécora: Oubiña, Miñanco y Charlin.

La mayoría de los detenidos son gallegos reincidentes en asuntos de drogas y viejos conocidos de los grupos especiales antidrogas de las fuerzas y cuerpos de Seguridad destinados en la provincia de Pontevedra, confirman fuentes del caso. Llevan años, incluso décadas, repitiendo estos patrones delictivos y son metódicos y minuciosos, tomando medidas de seguridad para evitar ser descubiertos. La droga se introducía siempre por las costas de Galicia y la distribuían con vehículos "con un sofisticado" sistema de doble fondo y otros sistemas de ocultación para moverla hacia otras provincias.

Entre los seis que ingresan en prisión estarían el presunto cabecilla, Pablo Q. L., y otros dos hombres de la escala media-alta, como Bernabé G. y Víctor Manuel D. P. Este último, estrecho colaborador de Yolanda Charlín, una de las sobrinas de Manuel Charlín Gama, histórico patriarca del clan de los Charlines, que falleció anciano en su casa el 31 de diciembre del 2021 y nunca se retiró del negocio. Los Charlines, en general, tampoco, a la vista de los últimos operativos que los implican. Algunos arrestados ya habían sido condenados en 2016 por tratar de poner en marcha el primer laboratorio de heroína de España en Fuensaldaña (Valladolid), en alianza con la mafia turca.

Tres jóvenes en un velero

Los investigadores constataron que la trama actuaba en varios frentes, además de introducir y distribuir el hachís de Marruecos en grandes cantidades, también traían grandes cargamentos de cocaína del Caribe —Colombia, Venezuela...— a bordo de narcoveleros y catamaranes. Siempre por gente joven, sin antecedentes y con conocimientos náuticos. "Eran los responsables de gran parte de la entrada y distribución de cocaína en el noroeste peninsular", señalan.

Blanqueaban sus beneficios a través de una red de empresas legales asentadas en la comarca de O Salnés, desde bares a talleres mecánicos, propiedad de algunos de los arrestados o testaferros. El registro al casoplón de piedra de uno de los supuestos capos de esta trama, en la parroquia de Castrelo (Cambados) dejó a los agentes boquiabiertos por el nivel de lujo en el que habitaba.

La presencia de la Europol y la DEA en este operativo en O Salnés se relaciona, precisamente, con la interceptación del velero en Martinica. No había droga a bordo, pero sí varios teléfonos y excusas peregrinas de los tres tripulantes españoles ahora detenidos. Quedó la sospecha de que se había frustrado el alijo y de aquel hilo caribeño partió la investigación de este gran operativo internacional bautizado con el nombre de 'Halia', una ninfa marina.

La muerte de dos guardias civiles en Barbate (Cádiz) arrollados por una narcolancha la noche del 9 de febrero marcó un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar con sus réplicas en Galicia y epicentro en la ría de Arousa. Allí, esta semana ha tenido lugar la última operación, que ha dbilitado las redes de blanqueo de los narcos y, en parte, gracias a las pistas que consiguieron a partir de un 'narcovelero' en el Caribe.

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