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Baltar, en jaque: la Diputación de Ourense depende (otra vez) de Jácome y del PSOE
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ELECCIONES MUNICIPALES 28-M

Baltar, en jaque: la Diputación de Ourense depende (otra vez) de Jácome y del PSOE

La historia se repite y los números no dan. El PP de Baltar está en manos de su peor enemigo: Pérez Jácome. El regidor tiene la sartén por el mango (electoral) y el PSOE se abre a pactar con él para poner fin a 30 años de baltarismo

Foto: José Manuel Baltar en la Diputación de Ourense. Foto: EFE
José Manuel Baltar en la Diputación de Ourense. Foto: EFE

A José Manuel Baltar se le acumulan los problemas. El de las multas, el de los comicios locales que auparon a Gonzalo Pérez Jácome, y el precario equilibrio de fuerzas de la Diputación de Ourense que puede acabar con tres décadas de reinado ininterrumpido -de padre a hijo- en la provincia como una suerte de reino de Taifa dentro del PP nacional.

Del primero, el juicio por un delito contra la seguridad vial por exceso de velocidad que tiene pendiente, volvió a escabullirse este miércoles ya que la huelga de funcionarios forzó un tercer aplazamiento de la vista para la que estaba citado a las 10:00 en Zamora tras ser cazado a 215 kilómetros por hora en el coche oficial camino de Madrid el pasado 23 de abril. El juicio queda pendiente de nueva fecha por fijar.

Foto: Manuel Baltar en un acto electoral. (EFE/Brais Lorenzo)

Al chorreo de multas por exceso de velocidad -con excusas y explicaciones peregrinas- se le junta la aritmética endiablada que salió de las urnas el pasado domingo. El pobre resultado cosechado por los populares en la capital ourensana deja en el aire la joya de su corona: la Diputación. Es desde ahí donde Baltar gobierna la provincia, maneja sus fondos y subvenciones y despliega su poderío como granero de votos del PP, desafiando a Génova si hace falta, como aprendió de su padre, el viejo Baltar, alias “el cacique bueno”, como se autodefinió.

Como ya ocurriera en 2019, el PP de Baltar está otra vez en jaque. Los números no salen y la formación podría perder la Diputación de Ourense por un puñado de votos; poco más de un centenar que le faltaron en la comarca de O Ribeiro para anotarse el escaño número 13, el de la mayoría absoluta. Trece son los que sí suman: PSOE (7), BNG (3) y Democracia Ourensana (3), el partido de Jácome. Los socialistas acordaron la noche del martes 30 en asamblea iniciar conversaciones con el partido del alcalde electo con un objetivo común: desahuciar a Baltar y quitarle su bastión, poniendo fin a tres décadas de baltarismo.

placeholder Gonzalo Pérez Jácome celebra los resultados del 28-M. (EFE/Brais Lorenzo)
Gonzalo Pérez Jácome celebra los resultados del 28-M. (EFE/Brais Lorenzo)

Si estas tres formaciones se ponen de acuerdo, le podrían arrebatar a Baltar la presidencia del ente provincial. Las otras opciones pasan por un gobierno del PP en minoría o reeditar el pacto maldito con Pérez Jácome a cambio de la alcaldía, que Baltar juró no hacer. También lo prometió Manuel Cabezas, candidato popular a la alcaldía de Ourense, al afirmar que "nunca jamás" levantaría la mano a favor del todavía regidor, al que señaló por llevar a la ciudad "a la bancarrota"-

¿Reeditar el pacto Baltar-Jácome?

Volvamos al escenario de 2019. La historia se repite con los mismos protagonistas pero con guerras diferentes y alianzas ¿imposibles?. Ahora son los socialistas de la provincia, que lidera Rafael Rodríguez Villarino, los que se abren a negociar la alcaldía con Jácome a costa de desbancar a Baltar, parece que en contra del criterio del PSdeG, que no se ha pronunciado aún sobre la complicada ecuación ourensana.

Hace cuatro años, en un escenario análogo, Baltar y Jácome hicieron un intercambio de cromos con el que ambos salieron ganando: para el primero la Diputación y para el segundo la alcaldía. Los cuatro años del mandato los convirtieron en enemigos íntimos hasta el punto de que el regidor acusó directamente a al PP de filtrar en campaña unos audios “manipulados” -denunció Jácome- a medios locales en los que Jácome alardeaba de pagos en B, enchufes y otros indicios presuntamente delictivos de prevaricación, cohecho, malversación y tráfico de influencias que investiga la Fiscalía.

Foto: El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome. (EC Diseño)

Lejos de perjudicarlo, los ourensanos le votaron con más ahínco y Democracia Ourensana pasó de tercera a primera fuerza con 10 ediles. Le saca tres de ventaja al PP (7). Por detrás, el PSOE (6) y BNG (4). Todas las formaciones manifestaron en campaña que estarían de acuerdo en cerrarle el paso a Jácome para un nuevo mandato aún siendo la lista más votada. La aritmética para cualquier combinación es complicada ya que DO estaría en minoría frente a un bloque de oposición de 17 ediles pero podría tratar de gobernar igualmente. Tampoco parece probable que el BNG, pieza clave, se avenga a facilitar un gobierno de concentración PP-PSOE con Manuel Cabezas como alcalde.

Y de lo que pase con la alcaldía de Ourense, que es la tercera ciudad de Galicia por detrás de Vigo y A Coruña, va a depender también la presidencia de la Diputación. Fuentes consultadas en la provincia apuntan a que el PP podría cerrar algún tipo de acuerdo con el PSOE ourensano y buscar otra salida para su presidente provincial hacia Madrid o Bruselas a cambio de retener la Diputación y dejar el gobierno de la ciudad de las Burgas en manos de un bipartito entre los socialistas y el BNG.

Foto: El líder provincial del Partido Popular en Ourense, Manuel Baltar. (EFE/Brais Lorenzo)

Con esta maniobra, los populares conservarían el ente provincial, y se sacuden a Jácome a costa de sacrificar a Baltar. No obstante, si los socialistas pactan con Jácome para arrebatarle la Diputación es poco probable que éste se quede de brazos cruzados y no devuelva el golpe. Con Baltar y Jácome en la ecuación ourensana, todo es posible todavía.

A José Manuel Baltar se le acumulan los problemas. El de las multas, el de los comicios locales que auparon a Gonzalo Pérez Jácome, y el precario equilibrio de fuerzas de la Diputación de Ourense que puede acabar con tres décadas de reinado ininterrumpido -de padre a hijo- en la provincia como una suerte de reino de Taifa dentro del PP nacional.

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