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"Está entrando agua. Tenemos miedo": el grito de los marineros del heredero del Pitanxo
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"Está entrando agua. Tenemos miedo": el grito de los marineros del heredero del Pitanxo

El Vila Nores, de la misma empresa que el buque accidentado, se encuentra ahora en Terranova. Sus tripulantes denuncian pésimas condiciones de seguridad

Foto: El pesquero que se hundió en Canadá, Villa de Pitanxo. (EFE/Grupo Nores)
El pesquero que se hundió en Canadá, Villa de Pitanxo. (EFE/Grupo Nores)

Santiago López fue un hombre con suerte. El marinero gallego debía haber embarcado en el Villa de Pitanxo —el buque accidentado mientras faenaba en Canadá— en la marea de febrero del año pasado, como llevaba haciendo los últimos cuarenta años. Un contratiempo le salvó la vida. Tuvo un esguince de rodilla que le impidió volver al mar y no consiguió que le dieran el alta a tiempo para zarpar a Terranova, conocidas como las aguas más peligrosas del mundo. La madrugada del 15 de febrero el buque naufragó por causas que continúan en los juzgados: 21 tripulantes perdieron la vida y solo tres sobrevivieron para contarlo. La tragedia consternó al país y el Juzgado Central número dos de la Audiencia Nacional lleva el caso. Pero ahora la pesadilla resucita para él.

Foto: Operaciones de rescate en Canada. (EFE)

Diez meses después, Santiago está perfectamente recuperado de la rodilla. A pesar del accidente del Villa de Pitanxo —que se llevó la vida de quienes habían sido durante años sus compañeros de trabajo—, decidió volver al mar. Ahora se ubica en el mismo lugar donde se produjo el naufragio, pero en el buque Villa de Nores, también del Grupo Nores (con sede en Marín, Pontevedra) y gemelo del que se perdió bajo las aguas. "La proa está rota y no para de entrar agua", relata a El Confidencial. "Llevo toda la vida yendo al mar y es la primera vez que tengo miedo", asegura López. La empresa, por su parte, niega las acusaciones.

Foto: El Villa de Pitanxo trabajaba en la costa oeste africana antes de dedicarse en exclusiva a Terranova, en Canadá. (Santiago López)
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Los tripulantes a bordo del Villa de Nores denuncian las condiciones de inseguridad en las que se encuentran. Según relatan otras fuentes a bordo, que no han querido desvelar su identidad por miedo a represalias, el capitán del navío se puso incluso en contacto con la empresa para avisar del desastre y exigir una solución. En lugar de decirles que fueran a puerto, los animaron a montar "una chapuza con una crema de pegamento" que, según afirman, no está haciendo efecto. La brecha, según relatan, se abre cada vez más. Este periódico no ha podido corroborar la información con Manuel Nores, al frente del Grupo Nores. "Lo que hay que hacer es meter el barco a puerto, pero hay que levantar toda la pintura, hay que soldar y hay una semana de curro. No les compensa", relata López.

Las denuncian de los marineros se producen a escasos dos meses del primer aniversario del peor accidente de los pescadores gallegos desde hace 40 años. 15 de los tripulantes nunca fueron localizados. Las familias de las víctimas llevan meses exigiendo una bajada al pecio —restos de la nave—; esta se llevará finalmente a cabo a mediados del 2023.

Es innegable que el terreno es peligroso. En las inmediaciones de la isla de Terranova, en Canadá, se ubica uno de los grandes bancos de pesca del mundo. Las aguas, por su proximidad con el polo, están llenas de grandes masas de icebergs. De hecho, a escasos 600 kilómetros de la formación rocosa se produjo uno de los naufragios más famosos de la historia del mar: el Titanic se sumergió en las mismas gélidas aguas la madrugada del 15 de abril de 1912. La zona es estratégica para el sector pesquero español, pero no la única. El Grupo Nores, en concreto, también trabaja en sur de Islandia, Mauritania, Guinea y las Islas Malvinas. "El Villa Nores venía de Malvinas y por la pinta que tiene, la primera rotura de la proa se hizo ahí", continúa Santiago.

Por el momento llevan 100 toneladas cargadas, pero les quedan otras 500 de fletán negro y rayas. Terranova es un punto neurálgico de la pesca del fletán y el bacalao. De hecho, en 1995 se produjo lo que se denominó La guerra del Fletán entre España y Canadá por una disputa legal del control de las aguas.

placeholder Una bomba de achicar agua preparada por ellos a bordo. (Cedida)
Una bomba de achicar agua preparada por ellos a bordo. (Cedida)

"El barco no está preparado en materia de seguridad", relata otro marinero. "Llevo 30 años viniendo a Terranova con otras empresas y no he visto algo así en mi vida. Me siento engañado y con mucho miedo", continúa. En la embarcación hay navegantes españoles, peruanos, senegaleses, indonesios, rusos y ghaneses. "Nos metieron en el barco sin bombas de achique", relatan.

La conexión a Internet se entrecorta. Además de por su remota situación geográfica, denuncian que les cobran "75 euros por giga" que muchos han decidido no pagar. "Nos quieren incomunicados. Durante la última marea de septiembre estuvimos sin ningún tipo de conexión durante 55 días", continúa López. Volverán a casa a finales de enero "si Dios quiere. Aquí hay olas de 15 metros y con este buque no vamos preparados", señalan.

La tragedia de hace un año

La tragedia del Villa de Pitanxo todavía tiene muchos puntos negros. Sobre lo acontecido la madrugada del 15 de febrero se ha dicho de todo. Los familiares de las víctimas denunciaron durante meses que el Gobierno no había cumplido con "sus obligaciones" de profundizar en lo ocurrido. Una de las principales demandas de los allegados era descender al pecio donde se produjo el accidente —a 1.000 metros de profundidad— para esclarecer el suceso, algo a lo que el Ejecutivo central terminó aceptando después de que la comisión de peticiones del Parlamento Europeo se lo solicitase de forma unánime. El Gobierno ya ha puesto en marcha los trámites y el Ministerio de Transportes contrató la construcción de una réplica del buque para simular el hundimiento.

Foto: Samuel Kwesi Koufie, en una imagen de archivo. (EFE/Mariscal)

Además, el juez Ismael Moreno, de la Audiencia Nacional, llamó a declarar el pasado mes de mayo al patrón del buque, Juan Padín, investigado por la presunta comisión de 21 delitos de homicidio por imprudencia. Sus versiones han ido cambiando a lo largo de los meses. En un primer momento, Padín alegó que el motor se paró, lo que provocó la entrada de agua y la escora del buque. El sobrino del patrón, Eduardo Rial, mantenía la misma versión. Sin embargo, el único marinero que sobrevivió, Samuel Kwesi, contradijo a sus superiores. Señaló que el patrón no hizo caso a las demandas de los tripulantes y que podrían haber evitado el desastre. Argumentó que el motor no fue lo primero en dejar de funcionar, sino las maquinillas que recogen los aparejos, además de que no llevaban trajes de protección, menos el Capitán y su sobrino. En su ademán de defender su versión, el patrón ha presentado un informe al Juzgado para demostrar que el motor se paró, según La Voz de Galicia.

Desde entonces, las familias de las víctimas siempre buscaron esclarecer los hechos. ¿Solo el mal tiempo fue capaz de provocar la tragedia, tratándose de un buque profesional de pesca? Según sus cálculos, el buque embarró y, además, llevaba 21 días en el mar, por lo que todavía quedaba mucho combustible disponible. También calculan que tenían planeado volver pronto a tierra, lo que significa que estarían cargados de pescado. Ambos factores aumentan con creces el peso del barco, facilitando el naufragio.

Santiago López fue un hombre con suerte. El marinero gallego debía haber embarcado en el Villa de Pitanxo —el buque accidentado mientras faenaba en Canadá— en la marea de febrero del año pasado, como llevaba haciendo los últimos cuarenta años. Un contratiempo le salvó la vida. Tuvo un esguince de rodilla que le impidió volver al mar y no consiguió que le dieran el alta a tiempo para zarpar a Terranova, conocidas como las aguas más peligrosas del mundo. La madrugada del 15 de febrero el buque naufragó por causas que continúan en los juzgados: 21 tripulantes perdieron la vida y solo tres sobrevivieron para contarlo. La tragedia consternó al país y el Juzgado Central número dos de la Audiencia Nacional lleva el caso. Pero ahora la pesadilla resucita para él.

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