Una bolsa de huesos permitirá determinar si Colón era gallego
Un equipo de la Universidad de Granada ultima la recogida de muestras para comprobar vía ADN la teoría gallega del descubridor
La investigación científica más ambiciosa sobre el origen de Cristóbal Colón se encuentra en la fase decisiva. Este lunes, ante un abultado grupo de vecinos, historiadores y curiosos, un equipo de investigadores levantaba en Vilaxoán (Vilagarcía, Pontevedra) la pesada tapa del sarcófago en el que en 1496 fue enterrado el religioso Xohán Mariño, al que algunas tesis consideran primo del descubridor. La teoría no resulta descabellada para el catedrático de Medicina Forense de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, el mismo que dirigió en 2003 la recuperación de los restos del navegante en la Catedral de Sevilla. El cruce del material genético de ambas exhumaciones permitirá determinar si el parentesco existió, lo que confirmaría el origen gallego de uno de los personajes históricos de mayor importancia.
Un pedazo del hueso parietal de Mariño de Soutomaior puede tener la clave de la teoría gallega, debido a la alta carga genética que se le atribuye, pero a Granada viajan también restos de fémur y de los brazos del religioso en relativo buen estado de conservación, como comprobaron con satisfacción los miembros de la Asociación Cristóbal Colón Gallego, que vienen insistiendo desde hace años en la que es actualmente la alternativa más sólida—aunque no la única— a la teoría oficial que sitúa en Génova el origen del descubridor. El hilo del que tiran permitirá comprobar si, como defienden algunos historiadores desde finales del siglo pasado, Colón era en realidad Pedro Álvarez de Soutomaior —Pedro Madruga—, primo del religioso exhumado en Vilaxoán.
El hueso parietal de Mariño de Soutomaior puede tener la clave de la teoría gallega
Los trabajos de recuperación están dirigidos por la antropóloga forense Inmaculada Alemán y el arqueólogo Antonio Castro, bajo la supervisión a distancia de Lorente. Pero no son los únicos que el equipo del catedrático ha llevado a cabo estas semanas en Galicia. En paralelo a la exhumación en la iglesia de San Martiño de Sobrán, otro grupo de arqueólogos dirigido por Mateo Fontán rastreó una parcela de cuatro metros cuadrados en el atrio de la iglesia vieja del Divino Salvador, en Poio (Pontevedra), en busca de restos de ADN. En este caso, para confirmar el posible parentesco de Pedro Madruga con una familia apellidada Colón que, como se ha comprobado, estaba vinculada al mundo de la navegación. Los 25 restos óseos allí recuperados —dos mandíbulas con piezas dentales, un trozo de cráneo y 22 huesos, supuestamente de los Colón de Poio— también serán cotejados en Granada con los atribuidos al almirante de Castilla.
Es precisamente ahora, 19 años después de su recuperación, cuando los restos que fueron exhumados de la Catedral de Sevilla por el equipo de Lorente han salido de la cámara acorazada en la que se guardaban para someterse a análisis. Para ello están empleando las últimas técnicas en identificación genética y trabajan con cinco laboratorios de todo el mundo, en países como Italia, Estados Unidos o México.
La teoría de los Colón de Poio la lanzó en 1898 el historiador y escritor pontevedrés Celso García de la Riega tras rastrear pistas en documentos, toponimia y lenguaje. Sus ideas fueron abrazadas por historiadores y académicos como Emilia Pardo Bazán, entre otros muchos, pero en 1928 se silenciaron por presiones políticas ante la inminente celebración de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Esa es al menos la interpretación que hace la Asociación Cristóbal Colón Gallego, que estos días vive con entusiasmo la culminación de años de divulgación de las teorías de De la Riega.
"Los colones, como atestigua la documentación que existe desde siglo XIV y XV, era el apellido de un clan de Pontevedra con miembros dedicados al próspero arte de marear, de la pesca, pertenecían al gremio de mareantes", relata el presidente de la asociación. El descubridor sería el hijo ilegítimo del noble de la casa de Soutomaior, tenido en una relación con una Colón, y que tomó el nombre de Cristóbal. "Le dieron educación, estuvo en el seminario de Tui, lo dice la historia, y siguió su vida de formación y navegación hasta que un hermano, este legítimo, le llamó para que se hiciera cargo de la Casa de Soutomaior, con el nombre de Pedro Álvarez de Soutomaior".
La asociación sostiene que, antes del Descubrimiento, el apellido Colón solo existió en Pontevedra. "Es la única ciudad del mundo que puede decir que lo tiene. Lo podemos encontrar en múltiples documentos de los siglos XIV y XV y en dos inscripciones en piedra". Una de ellas, un crucero que existió hasta hace unos pocos años en la considerada casa natal de Colón, en Poio, donde se podía leer: "Juan Colón, año de 1490". La otra se encuentra en piedra en la basílica de Santa María la Mayor, la principal de la ciudad, construida por el gremio de mareantes, al que pertenecían miembros de los Colón, que pone: "Los del cerco, de Juan Neto y Juan de Colón, hicieron esta capilla".
Pese a la exaltación que supone para los miembros de la asociación presenciar la fase definitiva para cotejar su teoría, su presidente, Eduardo Esteban, llama a la cautela. "Ahora es momento de esperar, sabemos que es un proceso lento y somos cautos, ninguna de las teorías participantes queremos meter prisa, preferimos que las cosas vayan lento pero vayan bien", recomienda. Pero Esteban está convencido de que sus tesis se verán finalmente refrendadas por la vía del ADN.
La investigación científica más ambiciosa sobre el origen de Cristóbal Colón se encuentra en la fase decisiva. Este lunes, ante un abultado grupo de vecinos, historiadores y curiosos, un equipo de investigadores levantaba en Vilaxoán (Vilagarcía, Pontevedra) la pesada tapa del sarcófago en el que en 1496 fue enterrado el religioso Xohán Mariño, al que algunas tesis consideran primo del descubridor. La teoría no resulta descabellada para el catedrático de Medicina Forense de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, el mismo que dirigió en 2003 la recuperación de los restos del navegante en la Catedral de Sevilla. El cruce del material genético de ambas exhumaciones permitirá determinar si el parentesco existió, lo que confirmaría el origen gallego de uno de los personajes históricos de mayor importancia.