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10.000 toneladas de residuos del Prestige siguen sin tratamiento 18 años después
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SE PLANTEA CREAR UN NUEVO VERTEDERO

10.000 toneladas de residuos del Prestige siguen sin tratamiento 18 años después

Los restos del petrolero permanecen al aire libre en una balsa de aguas pluviales cubiertos por una lona de neopreno, a la espera de su gestión definitiva

Foto: 10.000 toneladas de residuos del Prestige siguen sin tratamiento 18 años después. (EFE)
10.000 toneladas de residuos del Prestige siguen sin tratamiento 18 años después. (EFE)

Han pasado 18 años desde el desastre del Prestige, pero la sucia huella de la catástrofe permanece en Galicia. No solo por los efectos ambientales del chapapote esparcido por toda la costa o por los riesgos que supuso para la salud de los voluntarios que participaron en las labores de limpieza. Buena parte de los residuos relacionados con aquellas tareas o extraídos del propio pecio, hasta un total de 10.000 toneladas, permanecen sin tratar transcurridas casi dos décadas, almacenados en una balsa de aguas pluviales, en la planta de desechos industriales de Somozas (A Coruña). Su pervivencia está plasmada en el proyecto presentado por la empresa semipública Sogarisa para la construcción de un nuevo vertedero para residuos especiales.

Fueron 90.000 en total las toneladas de residuos que se recogieron para su tratamiento tras el hundimiento del petrolero. Aunque no existen datos oficiales sobre la composición de los restos aún sin tratar, Sogarisa detalló en un informe de 2012 que las 80.000 toneladas ya gestionadas eran "una mezcla muy complicada" compuesta por un 60% de arena, un 20% de agua, un 12% de plásticos y un 8% de fuel. De acuerdo con esas cifras, hace ocho años se habrían tratado 9.600 toneladas de plásticos y 6.400 de fuel. Eso significaría que únicamente se valorizó el 7,5% del fuel y el 10,2% de los plásticos recogidos, según estimaciones realizadas por la asociación ecologista Adega. Desde entonces, de acuerdo con lo expuesto en el proyecto de Sogarisa, no se ha avanzado en el tratamiento de los desechos, que siguen almacenados en la planta, a apenas 30 kilómetros de Ferrol.

Foto: Imagen de una de las playas afectadas por el vertido del Prestige (REUTERS)

Entre los elementos que conforman el contenido de esa balsa de pluviales también se encuentran trajes, envases y arenas que se depositaron en el depósito de seguridad y que el actual concesionario atribuye a su antecesor. "Resulta casi obsceno que se pretenda abrir un nuevo vertedero cuando 18 años después del hundimiento del Prestige no se puede aún garantizar el tratamiento de las miles de toneladas de residuos provocados por aquella catástrofe, más allá de almacenarnos sine die", denuncia Fins Eirexas, secretario técnico de la organización ecologista. El anterior concesionario al que se refiere el informe es Sogarisa, una entidad mixta que ahora forma una UTE con PMA y Conteco.

La ley estatal de residuos y suelos contaminados, aprobada en 2011, establece la obligación de tratar este tipo de desechos en un plazo máximo de seis meses. Desde que en 2002 naufragó el Prestige, la Xunta anunció en reiteradas ocasiones el tratamiento de los residuos pendientes de valorización. En 2007, cuando apenas habían transcurrido cinco años desde el accidente, atribuyó el retraso a "causas políticas y administrativas", para garantizar el tratamiento a corto plazo de las 60.000 toneladas que aún quedaban sin gestionar. Pero desde que en 2012 se alertó de que quedaban 10.000 toneladas pendientes hasta este nuevo informe, no se ha vuelto a realizar tratamiento alguno, de acuerdo con el proyecto del nuevo vertedero.

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El plan presentado por la UTE en la que participa Sogarisa alerta de la existencia de esa balsa de almacenamiento de residuos contaminados con hidrocarburos, que expone como uno de los motivos que aconsejan la construcción de un nuevo vertedero. Su informe cita una modificación de la Autorización Ambienta Integrada del 7 de junio de 2018 para exponer que los residuos, procedentes en su totalidad de la catástrofe del Prestige, "están depositados en la antigua balsa de aguas pluviales del Depósito de Seguridad I", impermeabilizada en su base para impedir la contaminación del suelo y sellada en su parte superior con una carpa de neopreno para evitar la entrada de agua en su interior. En ese depósito, que no es otra cosa que la balsa de pluviales, se encuentran, añade, "a la espera de autorización para su gestión final". La Xunta sostiene que ese almacenamiento no supone ningún riesgo.

La propuesta de la UTE pasa por crear una planta de descontaminación de suelos y tratamiento de residuos contaminados con orgánicos o hidrocarburos (PRCH). Mientras en ella se traten los residuos procedentes del hundimiento, la empresa deberá llevar a cabo un seguimiento para el control y limpieza de los áridos obtenidos que permita conocer la composición de contaminantes después de la fase de lavado", detalla el proyecto. "Las muestras y analíticas serán realizadas por laboratorios independientes y homologados y/o acreditados", añade, "conforme a las normas internacionales o nacionales que garanticen la obtención de datos de calidad científica equivalente".

El informe geológico

Las organizaciones ecologistas alertan de la ausencia de gestión de las 10.000 toneladas de residuos del Prestige, pero también están en desacuerdo con la creación de ese nuevo depósito de residuos industriales, que es, de las distintas opciones que maneja, la que propone la concesionaria en su solicitud de Autorización Ambiental Integrada. "Lo que quiere es construir un nuevo vertedero que va a acoger los residuos del Prestige y otros tóxicos y peligros de toda España", lamenta Eirexas. Según Adega, el nuevo vertedero que debe recibir todos esos desechos se pretende poner en marcha sin un estudio geotécnico específico. "Se usa el de todo el polígono de Somozas, pero no el del nuevo vertedero, porque lo consideran innecesario. Entendemos que dado el tipo de residuos que va a acoger, debe tener un estudio propio, que contemple riesgo sísmico, de filtración de aguas, etcétera", afirma el portavoz de los ecologistas.

"Se pretende hacer valer un informe geológico elaborado para todo el complejo en 2007, pero entendemos que para evaluar correctamente los riesgos, el correcto diseño y la estabilidad de los taludes y de otros factores estructurales, inestabilidades sísmicas, comportamiento hidrológico, etcétera, es imprescindible la realización de un estudio geotécnico propio y específico para el nuevo depósito", opina el portavoz de Adega. "No hacerlo es una omisión muy grave y podría ser causa de anulación de la Autorización Ambiental Integrada, e incluso derivar en responsabilidades civiles y judiciales para la administración en caso de accidente".

La ubicación del complejo industrial de estas características en la cabecera de la Zona de Especial Conservación (ZEC) Ortigueira-Mera, "supone un alto riesgo para el medio ambiente y la salud", sostiene Adega, que alerta del movimiento de residuos peligrosos, de las emisiones a la atmósfera y del impacto al medio acuático derivado del procesamiento de los residuos, así como de los riesgos asociados al depósito de más de un millón de metros cúbicos de residuos potencialmente peligrosos.

Han pasado 18 años desde el desastre del Prestige, pero la sucia huella de la catástrofe permanece en Galicia. No solo por los efectos ambientales del chapapote esparcido por toda la costa o por los riesgos que supuso para la salud de los voluntarios que participaron en las labores de limpieza. Buena parte de los residuos relacionados con aquellas tareas o extraídos del propio pecio, hasta un total de 10.000 toneladas, permanecen sin tratar transcurridas casi dos décadas, almacenados en una balsa de aguas pluviales, en la planta de desechos industriales de Somozas (A Coruña). Su pervivencia está plasmada en el proyecto presentado por la empresa semipública Sogarisa para la construcción de un nuevo vertedero para residuos especiales.

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