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"Mi entrevista a 'El Mundo' demuestra que no tengo animadversión a nada ni nadie"
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"Mi entrevista a 'El Mundo' demuestra que no tengo animadversión a nada ni nadie"

Gómez Bermúdez trabaja ahora como juez central de instrucción. Hace diez años, presidió el tribunal que juzgó y condenó a los responsables del 11-M

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JavierGómezBermúdeztrabaja ahora desde su despacho de la calle Prim como juez central de instrucción. Hace diez años, presidió el tribunal que juzgó y condenó a los principales responsables y colaboradores por el atentado del 11-M. Cuando abandonó la presidencia de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, tomó la decisión personal de pasarse al lado de la instrucción, de la investigación.

Muy seguro, porque las resoluciones le avalan, sostiene que en este asunto se hizo “el máximo” a donde se podía llegar. Sin embargo, se lamenta de que otras instituciones como la comisión de investigación del Congreso de los Diputados no fuera más lejos y resolviera asuntos que no afectaran a la parte jurídica.

PREGUNTA: Se cumplen diez años del atentado del 11-M. ¿Cuál es el recuerdo más contundente que le viene a la cabeza?

RESPUESTA: El más fuerte, el día que declararon las víctimas. Casualidades de la vida, era un día normal pero se cerró el cielo, tronó, y algunos de los testimonios fueron muy emotivos.

P: ¿Fue un éxito tanto la instrucción como el juicio o hubo errores que se pudieron subsanar?

R: Decir que no hay errores es pretencioso. Es evidente que todo no era perfecto. Pero la instrucción fue una gran instrucción, con el único problema que se cerró la información y eso provocó otro efecto. En cuanto al juicio creo que el tribunal, sobre todo los funcionarios y todo aquel que trabajó para que aquello saliera bien, hicieron una labor increíble.

P: En un atentado de estas características es muy difícil llegar a descubrir toda la verdad material, pero ¿cree que con el tiempo se podrá llegar a resolver algún fleco que quede pendiente?

R: Partimos de una equivocación. El proceso penal no resuelve todas las dudas, sino las hipótesis que plantean la partes, lo que llamamos el objeto penal. Por lo tanto, es inviable. Pero para eso existen instituciones y alternativas. Lo que yo me pregunto es por qué la Comisión del Congreso no resolvió dudas metajurídicas, que no tienen nada que ver con la parte judicial. La Justicia ha llegado no donde podía llegar, sino al máximo que podía llegar. Se hizo un trabajo muy digno.

P: Ha sido el caso con más presión social y mediática que se recuerda en este país. ¿Qué lección pudo sacar?

R: Todas las que se puedan sacar desde la humildad. El tribunal era fortísimo, muy potente, muy fuerte, con experiencia, con carácter. Era un tribunal técnicamente conservador e imposible de presionar. La experiencia que sacas es que cuando uno hace su trabajo honestamente, gustará o no gustará, pero te sientes lo suficientemente tranquilo para no despreciar nunca ese momento.

No defender al juez y a la fiscal

P: El juez instructor Juan del Olmo y la fiscal Olga Sánchez se vieron muy perjudicados por las fuertes críticas y presiones que se vertieron hacia ellos. ¿Se hizo una injusticia con ellos?

R: Sin duda alguna. Lo que padecieron Olga y Juan es incalificable. Si de algo me arrepiento es que yo, como presidente de la Sala de lo Penal, no les defendí en primera persona. No lo hice porque en ese momento pensaba que me podía contaminar respecto al juicio, pero después de ver cuál era la motivación me parece que no fue correcto.

P: ¿Se les fue de las manos a aquellos que se empeñaron en meter a ETA en el 11-M?

R: Los hechos son meridianamente claros. Defender que ETA tuvo que ver en el 11-M es como decir que ahora es de noche y son las cinco de la tarde. Simplemente, se ha probado, y eso que no era ninguna misión del proceso, que es falso. No es que sea dudoso, es falso.

R: Uno de los principales condenados, Emilio Suárez Trashorras, pidió perdón a las víctimas en una entrevista a El Confidencial y reconoció que implicar a ETA fue una tontería. ¿Cree que esa teoría ha quedado incrustada en parte de la sociedad?

R: Quien no quiere ver no ve, quien no quiere oír no oye. Dicho de paso, que lo diga Trashorras es irrelevante porque es un delincuente. Yo hablo de hechos objetivos. No obstante, es un gesto de agradecer en la medida que es un penado que intenta, al parecer, reincorporarse a la sociedad y en ese aspectocreo que es de apreciar.

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P: Acaba de conceder la primera entrevista para este décimo aniversario al diario El Mundo, el periódico que más defendió esa teoría de la conspiración. ¿Eso quiere decir que ha llegado el momento de la reconciliación con aquellos que han hecho tanto daño, no sólo al tribunal, instructor y fiscal, sino a gran parte de las víctimas?

R: Será El Mundo y su staff quien decida si han hecho un cambio sustancial o no. La entrevista la he hecho con mucho cariño o mucho interés porque me lo ha pedido su director, Casimiro García Abadillo, que me parece un señor excelente y un gran profesional. Esa no es mi misión, yo no tengo por qué valorar cómo los medios de comunicación interpretan un gesto u otro. Lo que sí es verdad es que es un gesto que demuestra que yo no tengo animadversión sobre nada ni sobre nadie ni ningún tipo de prejuicio.

P: ¿Ha llegado el momento que alguien pida perdón por todo ese daño causado?

Las víctimas necesitan que las dejen en paz y volver a ser felices en un país que no reconoce nunca a sus héroes

R: Diez años después, las víctimas no necesitan que nadie les pida perdón, lo que necesitan es que las dejemos un poco en paz. El que se le haya hecho daño a las víctimas es muy subjetivo. Creo que son unas personas que han sufrido un trauma terrible que ni usted ni yo somos capaces de valorar en su justa medida. Las víctimas necesitan que las dejen en paz y que las ayuden en la medida de lo posible simplemente a volver a ser felices en un país que no reconoce nunca a sus héroes.

P: En alguna otra ocasión ha comentado que sufrió presiones durante el 11-M. ¿Cómo las manejó y como le afectaron?

R: No yo, todo el tribunal, todos los funcionarios. Era como estar en una olla donde sabías que todo el país y gran parte del mundo estaba pendiente de nosotros. Se maneja con profesionalidad. Nosotros lidiamos día a día. Veíamos cuáles eran los problemas de cada día y tirábamos para adelante, con muchas ganas y mucho esfuerzo físico. Los dos compañeros del tribunal eran personas que por distintos motivos físicamente era para ellos un esfuerzo brutal. Nunca hubo una queja, nunca hubo un reproche ni una pega a lo que decía el presidente, que era yo. Siempre me apoyaron, siempre estuvieron conmigo y yo sentí que sin ellos no hubiéramos hecho nada.

P: Otro de los condenados, Rafá Zouhier, sale en los próximos días de prisión. Ya ha cumplido su pena, pero aun así existe alarma social por su excarcelación…

R: Zouhier fue condenado a diez años, ha cumplido su pena. No se le condenó por ser parte de la célula del 11-M, sino por colaboración con la organización terrorista y en consecuencia, aparte de las cuestiones que afecten a la seguridad nacional y que pueden determinar su expulsión, no hay nada que reprocharle. Él ha cumplido su pena y punto. Son las reglas del juego. Lo que no podemos es convertirnos en un Estado que incumple sus propias reglas porque al final las garantías de derechos procesales y constitucionales a quien defienden es al hombre honrado y no al delincuente.

JavierGómezBermúdeztrabaja ahora desde su despacho de la calle Prim como juez central de instrucción. Hace diez años, presidió el tribunal que juzgó y condenó a los principales responsables y colaboradores por el atentado del 11-M. Cuando abandonó la presidencia de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, tomó la decisión personal de pasarse al lado de la instrucción, de la investigación.

Atentados 11M Javier Gómez Bermúdez
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