Ferraz aplaza el congreso del PSPV ante el riesgo de un proceso de confrontación

El proceso orgánico para la sucesión de Ximo Puig al frente del liderazgo del PSPV-PSOE se calienta. Ferraz ha aceptado aplazar una semana más la celebración de la ejecutiva autonómica, todavía comandada por el expresident de la Generalitat, que debía dar el pistoletazo de salida con la convocatoria del comité nacional para poner fecha al congreso extraordinario. La cita estaba prevista inicialmente para este lunes, 15 de enero, pero no tendrá lugar al menos hasta el día 22, después de la convención que los socialistas preparan en Galicia como arranque de la campaña electoral autonómica, programada para el fin de semana del 20 y 21. Es la segunda vez que se produce la demora, que tiene mucho que ver con la ausencia de acuerdo interno para consensuar una candidatura de integración. La previsión era celebrar el cónclave de la federación valenciana, la segunda más numerosa en militantes, la última semana de febrero o la primera de marzo. Habrá que ver ahora cómo se corrige el calendario.

"El calendario siempre tiene que estar adecuado a las mejores soluciones. En este momento ha parecido oportuno y favorable aplazarlo, lo importante es que conseguimos un acuerdo y una situación de máximo consenso", manifestaba el actual secretario general, Ximo Puig. "Todo el trabajo que se pueda hacer para cohesionar es positivo, no podemos ser esclavos del calendario. Tenemos que buscar la mejor solución y aprender de los errores del paso", insistía.

Este mismo viernes, de hecho, había comenzado a circular que el actual secretario de los socialistas en la provincia de Alicante, el diputado en el Congreso Alejandro Soler, prepara una candidatura propia para tratar de hacerse con la secretaría general. Soler estaba incluso dispuesto a anunciarla este sábado en Valencia. El dirigente provincial se mostraba con fuerza interna como para dar el primer paso y meter presión a la posible alternativa de la ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant, aparente favorita de Moncloa y respaldada por el ximismo.

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Morant ha evitado hasta ahora confirmar su intención de pujar por el control del partido. "Me veo capacitada siempre para ayudar desde donde se decida. Lo que quiero es lo mejor para mi partido, para que esté preparado para llenar ese espíritu progresista que hay en la Comunidad Valenciana y ser alternativa de gobierno como siempre queremos ser el Partido Socialista", señaló este jueves en una visita a Valencia, sin aclarar sus intenciones.

Morant cuenta, en principio, con el respaldo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y con el de Ximo Puig. Pero la operación para situarla al frente del PSPV ha sido recibida con rechazo por parte de algunas de las familias de la federación. Soler venía haciendo movimientos desde hace meses, al igual que el secretario provincial de Valencia, el alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa. Ambos han trasladado a Ferraz y al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que creen que Morant no es lo que necesita el partido y que están dispuestos a postularse. Los dos barones provinciales han negociado durante estas semanas, en el marco de múltiples reuniones cruzadas entre todas las corrientes.

Finalmente, todo indicaba que iba a ser el alicantino, exalcalde de Elche, el primero en aventurar una alternativa. Lo hacía sin tener tampoco cerrada la alianza con Bielsa, admiten desde el entorno del alcalde del área metropolitana. Si sigue sin haber consenso, no es descartable que la federación valenciana se vea abocada un congreso con dos, tres o más candidatos de salida a la Secretaría General. Otra cosa es cuántos llegarían al final a pelear las primarias y qué pasaría en caso de segunda vuelta. Soler cuenta de arranque con el grueso del partido en Alicante y el apoyo, en Valencia, de los cuadros cercanos al exministro de Transportes y exsecretario de Organización, José Luis Ábalos, ahora diputado de a pie.

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Ese escenario de fragmentación presiona mucho a Diana Morant. "Ella quiere y tiene ganas", señalan quienes han hablado estos días. Pero la posibilidad de que una ministra del Gobierno se adentre en un proceso orgánico de confrontación podría hacerla optar por una posición de prudencia cuando faltan más de tres años para las próximas elecciones autonómicas. Esa es justo la baza que está jugando Alejandro Soler, la de evidenciar la falta de consenso y evitar así que Morant se lance. "Esto es todo comunicación de guerra", admiten fuentes afines a la ministra. El barón provincial alicantino ha defendido, incluso, una solución de bicefalia. Es decir, que él asuma el poder orgánico y que la ministra encabece el cartel electoral cuando tenga que decidirse. El mando sobre el partido es lo que está en juego, no tanto el cartel de 2027.

Soler no ha ocultado en público su deseo de intentar asaltar el liderazgo del PSPV. La aparición en escena de Morant parecía haber abortado los planes. Pero fuentes de los sectores cercanos al exalcalde de Elche sostienen que Ferraz ha optado por una posición de neutralidad y que va a respetar "lo que decida la militancia". Así lo trasladó el propio Cerdán en la reunión del último comité nacional del partido. Lo cierto es que todas las partes llevan semanas tratando de alcanzar un consenso que a día de hoy no se ha producido.