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Cómo los Roig están configurando su Ciutat Vella en Valencia
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Cómo los Roig están configurando su Ciutat Vella en Valencia

De la iglesia de San Nicolás al Palacio Valeriola pasando con el Colegio Mayor de la Seda. Los motivos para un mecenazgo patrimonial que sortea la línea del tiempo

Foto: Palacio Valeriola. (Cedida)
Palacio Valeriola. (Cedida)

El mecenazgo cultural es una de las actividades más viejas del mundo. Por tanto, también lo son las razones que lo catalizan. De los Médici a los Sackler pasando por los Rask, protagonistas de Fortuna, una de las novelas del año, que avanza a partir del poder y el dinero.

La pareja que forman Juan Roig y Hortensia Herrero cincela golpe a golpe su particular cartografía del mecenazgo, al punto que el plano de Valencia amenaza con poder atravesarse -al estilo de la ardilla- sin apearse en ningún momento de un hito Roig. Es más fácil todavía atravesando el circuito de running que se emplaza a lo largo del Jardín del Túria, y que está aupado por la vertical deportiva del empresario (una órbita con satélites de peso como el Valencia Basket y su nuevo arena en ciernes o el Maratón de la ciudad).

Foto: Juan Roig, en la presentación de resultados del año 2022 de Mercadona. (EFE/Kai Forsterling)

Mientras que la vertical de emprendimiento ha encontrado su radio de acción frente al mar, con Marina de Empresas y EDEM, es en cambio en la vieja Valencia, al calor de sus calles retranqueadas y el peso atmosférico del cruce civilizatorio, el que sirve de marco para las apuestas de la Fundación Hortensia Herrero, dedicada a la reactivación patrimonial. Una maquinaría encargada de desbloquear inmuebles históricos varados, o sacarle lustre a parte de ellos.

Si hace unas semanas la hija de ambos, Juana Roig, se saltaba el habitual ayuno comunicativo de la familia, reacia a las entrevistas, acudiendo al podcast especializado en negocios Itnig (allí desvelaba algunas de las claves de su trabajo al frente de Mercadona Online), la aparición de Hortensia Herrero en un podcast de arte depararía una posible inmersión en los motivos que provocaron que su fundación restituyera piezas claves como el Colegio del Arte Mayor de la Seda, la Iglesia de San Nicolás y, en curso, el Palacio Valeriola, que será a su vez la sede del centro de arte Hortensia Herrero.

placeholder Pinturas de la iglesia de San Nicolás. (cedida)
Pinturas de la iglesia de San Nicolás. (cedida)

Esa deriva por el casco histórico de la ciudad -las chinchetas en la pizarra de sus oficinas podrían trazar el propio contorno de la Valencia intramuros- desnuda una de las razones poderosas de su estrategia: trascender a las épocas del tiempo. En la propia definición de su actividad, Herrero razona que es “es echar la vista atrás y ver esa senda plagada de iniciativas culturales que nunca volveremos a pisar, pero que siempre quedará en nuestro recuerdo.” Si el patrimonio cultural trasciende la vida, dejar el sello sobre la misma persigue adherirse a un propósito idéntico.

Foto: Juana Roig. (Cortesía)

El patrocinio de la Iglesia de San Nicolás, en pleno tránsito por la urbe medieval, supuso el primer gran hito. Con una inversión de más de cinco millones, fue un abrazo al gótico y barroco que definen al complejo; decorativamente barroco, estructuralmente gótico. Casi el frontispicio con el que interpretar a una sociedad. Aunque del XV al XVII, la iglesia se levantó sobre una mezquita, dentro de las primeras doce parroquias cristianas.

Conllevó la recuperación de las fachadas neogóticas, dañadas por la carga de las humedades (debajo del templo transcurre una acequia) y las pinturas de la nave central, recuperando el esplendor de unas pinturas bautizadas como la Capilla Sixtina valenciana, un clickbait depurado que ha hecho de este punto un indispensable del circuito turístico. Si de pequeña Herrero había conocido una iglesia “lúgubre”, el estallido de luz tras la restauración colmó sus intenciones.

Pero en ese reto contra el tiempo, todavía tiene mayor simbolismo la entrada en el Colegio del Arte Mayor de la Seda, una puerta directa hacia el pasado de Valencia en el negocio sedero, el business del Mediterráneo con Asia. Con cerca de dos millones de euros, en 2016 se puso en pie un edificio en ruinas. Sus frescos, murales y mosaicos volvieron a mostrarse, como cuando el barrio de Velluters era un cogollo gremial. “Un hijo que se independiza”, reflejó Herrero al acabar las obras.

Foto: Detalle de 'Iidilio en el mar' de Joaquín Sorolla. (EFE)

Pero la muesca definitiva llegará con la reapertura del Palacio Valeriola, en la calle del Mar, a apenas un paseo de los dos edificios anteriores. Del XVII, y de estilo barroco, fue epicentro de la burguesía valenciana, lugar de producción del periódico Las Provincias o local de ocio. A pesar de las numerosas advertencias patrimoniales sobre su estado, no fue hasta 2016 con la entrada de Herrero cuando el edificio sorteó su debacle.

Será sede del propio centro de arte de la mecenas, mostrando parte de su colección en un inmueble en el que podrán verse los restos del barrio judío y del circo romano. El tiempo y su trascendencia…

placeholder Hortensia Herrero.
Hortensia Herrero.

Solo el retraso en las obras del Roig Arena ha impedido que la inauguración de Valeriola (prevista para noviembre de 2023) coincidiera con el nuevo pabellón del Valencia Basket, ahora aplazado hasta 2024. Los dos proyectos cuentan, en su liderazgo arquitectónico, con ERRE Arquitectura, cuya socia es Amparo Roig, hija de Juan y Hortensia.

Si Hortensia Herrero fuera a un podcast a explicar las razones de su mecenazgo patrimonial, bastaría con que sobre una línea del tiempo apuntara los siglos de los edificios donde intervienen y, a un lado, el año en que llegó su fundación al rescate. Todo eso circunscrito sobre un mismo plano geográfico. El tiempo y el lugar, la trascendencia.

El mecenazgo cultural es una de las actividades más viejas del mundo. Por tanto, también lo son las razones que lo catalizan. De los Médici a los Sackler pasando por los Rask, protagonistas de Fortuna, una de las novelas del año, que avanza a partir del poder y el dinero.

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