El ‘sorpasso’ del Villarreal al Valencia también es económico

El Villarreal no solamente golea al Valencia CF en el terreno deportivo sino también en el económico desde hace tres años. En otros tiempos, habría sido imposible que el pueblo de La Plana, de 50.000 habitantes, se hubiera atrevido a competir con el club de Mestalla, una potencia social y de recursos financieros. Pero el crecimiento sostenido del equipo groguet, campeón de la Liga Europa en 2021 y semifinalista de Champions en 2022, ha coincidido con el estancamiento del VCF como consecuencia de que Peter Lim, dueño del equipo, decidiera desinvertir tras los despidos de Mateu Alemany y de Marcelino después de ganar la Copa del Rey de 2019 ante el Barça de Messi. Los números cantan y el más llamativo es el valor de la plantilla amarilla, 333 millones de euros, frente a los 239 de la blanquinegra, según los datos de la web especializada Transfermarkt. Los más cotizados en el conjunto de La Plana son Pau Torres (50 millones), Yeremi Pino (38) y Gerard Moreno y Danjuma (35); en el cuadro de la capital valenciana destacan Gayà (40) junto a Mamardashbily y Yunus Musah (25).

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Eso supone un mayor coste en el pago a los futbolistas, hasta 139 millones es el límite salarial groguet, frente a los 58 de los valencianistas, pero le ha salido a cuenta a Fernando Roig, máximo accionista del Villarreal, para seguir escalando según la fórmula "a mejores jugadores, mayores resultados deportivos y más ingresos". En el presupuesto global de 2022-23 también se impone, 134 millones, frente a los 109 de los de Mestalla, con 47 millones de pérdidas de la temporada anterior. Aun así, los ingresos televisivos del VCF siguen siendo algo superiores, 67 millones por 60, por el mayor caladero de aficionados blanquinegros. Ahora bien, el Villarreal ha añadido esta temporada al pastel televisivo la presencia de su segundo equipo, el único de los filiales en el fútbol profesional (Segunda División), por el que se embolsará unos seis millones. Al impulso amarillo se suma el estadio recién rehabilitado de La Cerámica (50 millones procedentes del fondo de inversión CVC) mientras el VCF sigue sin llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento y la Generalitat para retomar las obras del nuevo Mestalla, paradas desde 2009.

Aún así, los precios de los abonos no se traducen en esa mayor musculatura grogueta, sino que el Valencia presenta los abonos más caros de la Liga para sus seguidores más fieles (una media de 870 euros); por contra, el Villarreal ofrece los más baratos del campeonato a sus incondicionales (una media de 246 euros).

La Copa del Rey conquistada en 2019 marcó, extrañamente, un punto de inflexión en la política inversora de Peter Lim en el VCF. En ese ejercicio, el 2018-19, el club alcanzó los 171 millones de presupuesto. Siguió la inercia en la campaña siguiente, 181, pero ya cayó en picado en las posteriores, tras la venta de los mejores activos (entre ellos regaló a Parejo y a Coquelin precisamente al Villarreal). Los ingresos han bajado exponencialmente desde entonces: de 149 millones en 2019-20, tras la participación en Champions con Albert Celades en el banquillo, a 123 millones, 111 y 73 en los cursos siguientes.

En ese periodo, han sido traspasados los mejores jugadores con alguna oferta interesante: Rodrigo, Kondogbia, Ferran Torres, Wass, Guedes y Carlos Soler. Solo Gayà, que ha hecho toda la fuerza para quedarse, es una estrella en un plantel sin ellas. Lejos de equilibrar las cuentas, Lim ha acumulado pérdidas en cada uno de los últimos ejercicios hasta el punto de haber pedido un préstamo de 50 millones al fondo de inversión inglés Rights and Media Funding Limited. La justificación de la pandemia del coronavirus, y la pérdida de ingresos en todos los clubes, no explica la deriva de un VCF que ha ido perdiendo gas económico y deportivo (no ha pasado en Liga de la décima plaza) mientras crecía el descontento social (la imagen de miles de aficionados protestando, al final de la pasada campaña, en los aledaños de Mestalla al tiempo que el equipo de Bordalás jugaba frente al Celta, dio la vuelta al mundo).

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El Villarreal, por su lado, tampoco renuncia al traspaso de sus futbolistas más valorados, pero siempre bajo un criterio deportivo. La obsesión de Roig es cuadrar los ingresos y los gastos. Estos se dispararon en la campaña 2021-22, con la entrada en caja de 187 millones, 90 procedentes de alcanzar las semifinales de la Copa de Europa. Unas cantidades insostenibles ahora con el equipo en la Conference League, tercera categoría europea, solo cinco millones de ingresos. Ante la posibilidad de traspasar a Pau Torres, quien rechazó una oferta millonaria del Tottenham el pasado año, el club fichó a Jorge Cuenca, un joven central zurdo de parecidas características. Pau Torres simboliza a su vez la fuerte inversión de los Roig por la cantera, una de las más reputadas de Europa, con dos ciudades deportivas a disposición de sus entrenadores y jugadores de las categorías inferiores. Y un equipo en Segunda División. El club groguet, sin embargo, no ha podido retener en el banquillo a Unai Emery, seducido por el dinero de la Premier en el fichaje por el Aston Villa, que pagó la cláusula de rescisión del contrato del entrenador vasco: seis millones. Así, con esa ambición de crecer cada año, el Villarreal ha logrado el sorpasso también económico sobre su vecino de Mestalla.