Así será el nuevo Valencia Basket Arena de 192 millones de Juan Roig
La última apuesta del empresario valenciano es legar al Valencia Basket y a la ciudad un pabellón para 15.000 espectadores. Negocia una concesión de 50 años con el ayuntamiento
Primero fue la Alquería del Basket y ahora le toca el turno a un nuevo pabellón con capacidad para albergar 15.000 espectadores (sentados), finales internacionales y todo tipo de eventos. La última apuesta de Juan Roig para su equipo de baloncesto y la ciudad de Valencia es legarle un recinto propio que ponga fin a décadas de relación como inquilino eterno de la Fonteta de San Luis, el recinto municipal que ahora sirve de sede al Valencia Basket. Su aforo de 8.500 personas se ha quedado pequeño para un club que solamente en abonados tiene cerca de 8.000. Los éxitos deportivos de los últimos años, el propio deterioro de la cancha actual y el deseo de atraer a la ciudad acontecimientos deportivos de relumbrón ligados al baloncesto han llevado al dueño y principal financiador del equipo naranja a acelerar el paso.
Juan Roig quiere levantar un Valencia Basket Arena junto a la recién inaugurada escuela de jugadores. Para ello, puso el ojo en una parcela de titularidad pública reservada para usos educativos que ya fue barajada por la Generalitat de Francisco Camps y la Boston Berklee School para ubicar la llamada Torre de la Música, que debía ser sede de la división española de la prestigiosa escuela americana. El coste excesivo del proyecto y la crisis económica llevaron a Berklee a pisar tierra e iniciar su andadura valenciana con una iniciativa más modesta, fijando la sucursal en los bajos del Palau de les Arts de Santiago Calatrava.
La nueva patrimonial, Licampa, ejecutará la obra y buscará un gestor especializado en hacer sostenibles espacios deportivos internacionales
Desde que la torre quedó descartada en 2012, la parcela municipal del barrio de la Fonteta servía de descampado y aparcamiento improvisado. Hace varios meses, Roig planteó al alcalde de la ciudad, Joan Ribó (Compromís), la posibilidad de comprarlo, para lo que el consistorio debía convocar una subasta pública. Pero en el camino se cruzó Valencia en Comú, la franquicia con la que Podemos se presentó a las elecciones municipales. La edil responsable de Patrimonio, María Oliver, puso el pie a la operación de anajenación y ha forzado al todopoderoso dueño de Mercadona a aceptar una concesión administrativa a cambio de un canon ligado a la capacidad del nuevo pabellón de generar ingresos. El porcentaje ofrecido por el empresario es del 2,7% sobre los ingresos anuales generados.
El procedimiento contempla que Roig presente su proyecto para encender la maquinaria burocrática, que es lo que ha ocurrido este miércoles. A partir de ahora, se inicia un procedimiento público para dar opción a la recepción de proyectos alternativos para ese suelo. Si no llegan o son peores que los del dueño del Valencia Basket, se comunicará a la Generalitat para que modifique el uso de la parcela de 40.000 metros y puedan ejecutarse las obras. El escenario deseable es que el pabellón esté listo en 2022, cuando podría albergar la Final Four de la Euroliga si la competición acepta la candidatura valenciana.
Roig prefería comprar la parcela pública que acogerá el Arena, pero la resistencia de Podemos y los plazos le han convencido de la opción de la concesión
La solución pactada es la de ceder el terreno por un largo periodo de tiempo, 50 años que podrían prolongarse hasta 75. Al final, ha sido valorada por todas las partes, porque permite además agilizar todos los trámites y acortar los plazos más que si se hubiese optado por la subasta pública. "Se trata de una iniciativa totalmente altruista de Juan Roig que quiere dejar esta infraestructura a la ciudad", insistían fuentes de su entorno. El empresario se hará cargo de la inversión, cifrada en 192 millones de euros para el pabellón, un aparcamiento e infraestructuras complementarias. Entre estas, está la que será futura sede del club de baloncesto, que contará con pista auxiliar, vestuario, sala de trofeos, área de comunicación, tienda y oficinas. La estimación es que el nuevo Arena generará 300 puestos de trabajo y un impacto económico anual de 10 millones de euros.
Para su ejecución, el empresario ha constituido una sociedad limitada denominada Licampa 1617 (acrónimo de campeones de liga 2016-2017). Esta patrimonial será la propietaria y 'casera' de la instalación, pero "encargará y contratará la gestión de la actividad íntegramente privada a un gestor especialista que se responsabilizará de elaborar y realizar una programación atractiva para hacer del futuro Arena un espacio con eventos musicales, artísticos y deportivos de primer nivel nacional e internacional; y de la explotación y gestión del mismo con plena autonomía", señala un comunicado difundido este miércoles por el equipo de comunicación de la nueva sociedad de Juan Roig. El gestor todavía no está decidido. El promotor de la iniciativa tiene tiempo para buscarlo. La previsión es acabar las obras al final de 2021.
El empresario cuenta con la colaboración del despacho internacional de arquitectura HOK (antes llamado Hellmuth, Obata & Kassabaum) en alianza con ERRE, del que son socios José Martí, María Ángeles Ros y una de las hijas nacidas de su matrimonio con Hortensia Herrero, Amparo Roig. Este estudio está detrás de muchas de las iniciativas familiares, como la propia Alquería del Basket o la rehabilitación del Palacio de Valeriola, el inmueble neoclásico de siglo XVII que la vicepresidenta de Mercadona quiere convertir en un centro cultural que sirva de contenedor para su propia colección personal de arte.
Juan Roig ha puesto al frente de la patrimonial Licampa a Francisco López Rozalén, actual director general de compras de frutas y verdudas de Mercadona y responsable de la construcción de bloques logísticos. Rozalén, como los otros dos apoderados de Licampa, José Manuel Benito y Héctor Hernández, es la persona elegida por el dueño de la cadena de supermercados para desarrollar lo que en el universo Mercadona se conoce como "legado", las iniciativas de mecenazgo más allá de la actividad estrictamente empresarial de la distribuidora.
Primero fue la Alquería del Basket y ahora le toca el turno a un nuevo pabellón con capacidad para albergar 15.000 espectadores (sentados), finales internacionales y todo tipo de eventos. La última apuesta de Juan Roig para su equipo de baloncesto y la ciudad de Valencia es legarle un recinto propio que ponga fin a décadas de relación como inquilino eterno de la Fonteta de San Luis, el recinto municipal que ahora sirve de sede al Valencia Basket. Su aforo de 8.500 personas se ha quedado pequeño para un club que solamente en abonados tiene cerca de 8.000. Los éxitos deportivos de los últimos años, el propio deterioro de la cancha actual y el deseo de atraer a la ciudad acontecimientos deportivos de relumbrón ligados al baloncesto han llevado al dueño y principal financiador del equipo naranja a acelerar el paso.