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Rajoy se la juega en Valencia: el granero se hunde y puede perder uno de cada dos votos
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Sin ayuntamiento ni generalitat, la red se cae

Rajoy se la juega en Valencia: el granero se hunde y puede perder uno de cada dos votos

Los populares pueden perder uno de cada dos votos en la Comunidad Valenciana el 20-D. La ausencia de poder municipal y autonómico desmonta la estructura clientelar que tantos réditos dio al PP

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (i), junto al presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, ayer. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (i), junto al presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, ayer. (EFE)

El presidente del Gobierno y del Partido Popular, Mariano Rajoy, viajó ayer a Alicante para asistir a un acto de partido. Era su segunda visita a la Comunidad Valenciana en el último mes. Tras varios años de 'cordón sanitario' ante la avalancha de casos de corrupción, Génova ha iniciado ahora un aterrizaje forzoso con la intención de tratar de recuperar votos en uno de los territorios que contribuyó de forma determinante a apuntalar la mayoría absoluta en los comicios de 2011. Casi el 13% de los 10,8 millones de papeletas que Rajoy obtuvo en esa cita electoral salieron de las urnas valencianas, la mayor aportación después de Andalucía y Madrid. Ahora, el granero se desmorona.

Todo ese caudal, y con él las opciones de mantener o no el Gobierno central, está hoy en peligro. Pese a los mensajes tranquilizadores que Génova lanza hacia sus cuadros valencianos para evitar la desbandada general, lo cierto es que los populares podrían perder el próximo 20 de diciembre uno de cada dos votos (más de 650.000) y pasar del 53,92% de respaldo ciudadano de hace cuatro años a menos del 30%, según los sondeos que se han conocido en las últimas semanas. El desmoronamiento registrado en las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo (con apenas el 29% de sufragios) parece no haber remitido, pese a los esfuerzos de la actual dirección regional encabezada por Isabel Bonig de atar en corto a la organización y montar desde cero un trabajo de oposición al actual Consell de Ximo Puig y Mònica Oltra.

En ese efecto castillo de naipes tiene mucho que ver la importante pérdida de poder institucional de un partido que ha sido dueño y señor del territorio en los últimos veinte años. El PP no sólo se ha quedado sin el Gobierno autonómico. Ha desalojado las alcaldías de las tres capitales de provincia (Valencia, Castellón y Alicante) y muchas de las ciudades medias. Un ejemplo: el municipio con mayor población gobernado por el PP en la provincia de Valencia es Alfafar, que tiene 21.300 habitantes.

La extendida red de asesores, el reparto de ayudas públicas, los favores políticos y la capacidad de contratación se han esfumado de un plumazo, lo que explica que no aparezcan de momento síntomas de recuperación. Los populares se han atrincherado en las diputaciones provinciales de Alicante y Castellón, los dos únicos enclaves institucionales de cierto calado que conservan.

Con la intención de mostrar cercanía con los intereses de la Comunitat Valenciana y tratar de frenar el discurso reivindicativo del nuevo Consell de PSOE y Compromís, Moncloa se puso hace unos días en contacto con Presidencia de la Generalitat para cerrar una reunión entre Rajoy y el presidente valenciano para el próximo 2 de noviembre. Será el primer encuentro institucional entre ambos desde la toma de posesión de Puig, que había amenazado con llevar al presidente del Gobierno a los tribunales si no le recibía para hablar del problema de la infrafinanciación que sufre la Comunitat Valenciana

“Los Bárcenas y Ratos, en Madrid”

En ámbitos del PP valenciano existe la percepción de que el hundimiento también tiene que ver con la tierra de por medio que Génova puso cuando comenzaron a arreciar los escándalos. Y creen que ahora Rajoy puede ser víctima de ese mismo abandono. “Han tratado de echarnos a nosotros toda la mierda, pero en realidad donde estaban los Bárcenas, los Ratos y gran parte de la Gürtel era en Madrid”, señala un dirigente regional.

Otra de las razones que apuntala el estancamiento es el auge de Ciudadanos. Sin apenas estructura orgánica engrasada, dividido en varias facciones y todavía lastrado por la inexperiencia, el partido de Albert Rivera ha consolidado sus expectativas de voto en la Comunidad Valenciana y puede dar un importante bocado a la tarta popular el 20-D. En las propias filas del PP regional confiesan que la figura de Rivera tapará durante la campaña todas las carencias de Ciudadanos en la autonomía.

Los algo más de 300.000 votos cosechados por la candidatura de Carolina Punset en las autonómicas (12,60 %) podrían dispararse hasta los 450.000, según encuestas publicadas con motivo del Día de la Comunidad Valenciana el pasado 9 de octubre, como la del diario 'Levante-EMV'.

De lo que ocurra el próximo 20 de diciembre en España va a depender también el devenir orgánico de la organización valenciana. Tras la renuncia del expresidente de la Generalitat, Alberto Fabra, Bonig lidera a los populares valencianos y tiene el respaldo de Génova. Así lo ha hecho saber la hoy venida a menos secretaria general María Dolores de Cospedal en sus visitas a Valencia. Pero todo eso podría cambiar a partir del día 21 de diciembre, explican cargos intermedios. De talante conservador (es admiradora de la figura y las políticas de Margaret Thatcher) internamente hay división de opiniones sobre si de cara a 2019 Bonig será capaz de recuperar el espacio de centro.

Ella ha admitido sin complejos que aspira a presidir el partido tras el próximo congreso regional. De momento, cuenta con el respaldo de los barones provinciales (José Císcar en Alicante, Vicente Betoret, en Valencia, y Javier Moliner, en Castellón). Pero en Valencia hay más nombres encima de la mesa, desde el del propio Císcar hasta el de la exconsellera de Educación, María José Catalá. Y no se descarta además que aparezcan tapados si el desastre se produce el 20-D.

El presidente del Gobierno y del Partido Popular, Mariano Rajoy, viajó ayer a Alicante para asistir a un acto de partido. Era su segunda visita a la Comunidad Valenciana en el último mes. Tras varios años de 'cordón sanitario' ante la avalancha de casos de corrupción, Génova ha iniciado ahora un aterrizaje forzoso con la intención de tratar de recuperar votos en uno de los territorios que contribuyó de forma determinante a apuntalar la mayoría absoluta en los comicios de 2011. Casi el 13% de los 10,8 millones de papeletas que Rajoy obtuvo en esa cita electoral salieron de las urnas valencianas, la mayor aportación después de Andalucía y Madrid. Ahora, el granero se desmorona.

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