Trias no renuncia: se ofrece a Collboni si el tripartito falla pese a frenar las conversaciones

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, tiene abiertas todas las posibilidades para negociar un acuerdo de legislatura con quien quiera durante las próximas semanas. La advertencia de Xavier Trias, líder de JxCat, anunciando la ruptura de conversaciones este miércoles, es sólo un hito más en la dura batalla política por el control de la capital catalana. La decisión de Trias fue tomada después de que la líder de los comunes, Ada Colau, afirmase públicamente que las negociaciones para un nuevo tripartito estaban prácticamente ultimadas.

Fuentes cercanas a las negociaciones señalaron a El Confidencial que “contrariamente a lo que dijo Colau, no hay un acuerdo inminente. Estamos en una fase inicial y dentro de unos días veremos si las negociaciones se intensifican y se aceleran o se frenan y esto se acaba”. El pressing de Colau sobre Collboni se debe, según estas fuentes, al interés personal de la exalcaldesa por clarificar el futuro municipal y decidir sobre su propio futuro: si se queda en el Ayuntamiento o acepta ir en las listas de las europeas de esta primavera.

Hay una cosa cierta: a Collboni le quedan en la manga todas las bazas por jugar. Mientras los comunes quieren consolidar un tripartito municipal inmediatamente, Trias se aleja desconfiado, pero en realidad no cierra la puerta. Según su mano derecha, Jordi Martí Galbis, la filtración sobre un tripartito inminente “causó un movimiento de piezas y nosotros, como grupo que estábamos interviniendo en las conversaciones, que no negociaciones, hemos creído oportuno detener estas conversaciones a la espera de la clarificación definitiva del señor Collboni. Es evidente que él ha de decidir”.

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Martí subrayó que es el propio alcalde “el que debe decidir o si quiere un socio de gobierno responsable, que ganó las elecciones y que implica un cambio en el futuro de esta ciudad, o quiere reiterar la fórmula fracasada del tripartito”. Esta afirmación significa un puente tendido hacia el dirigente del PSC o, en otras palabras, significa una mano tendida hacia el PSC para que en cualquier momento se decida a reanudar conversaciones con los posconvergentes. “Si las conversaciones para un tripartito acaban consolidándose, sería un grave error político de Collboni y una grave amenaza para la ciudad de Barcelona y para los anhelos de cambio de mucha gente que votó en las municipales”.

Enfriar el ambiente

Jaume Collboni intenta enfriar la temperatura política. Las presiones más fuertes que le llegan son de parte de Ada Colau. En cambio, los republicanos le dejan las manos libres para que madure su alternativa. “El ritmo lo marca el propio Jaume Collboni. En su mano está decidir si hace un tripartito o no en las próximas semanas, pero aunque así se haga, queda mucho camino por recorrer, porque primer tendrá que haber un preacuerdo y luego, cuando lo tengamos ya todo ultimado, hemos de consultar a las bases. De momento, estamos organizando charlas en los casales de Barcelona para explicar las conversaciones y la situación real”, explican a El confidencial desde ERC.

Hay algunos sectores republicanos que pugnan por un acuerdo de las fuerzas de izquierda, abandonando el prioritario frente nacional impuesto por Oriol Junqueras la última década. El exdiputado Joan Tardà es uno de los abanderados del tripartito. En un artículo de opinión publicado este martes, señalaba que “convendría convertir este nuevo escenario en una oportunidad excelente (…).

Que el PSC, ERC y los comunes acabasen gobernando en Barcelona se convertiría en una buena noticia (…) Ni los republicanos dejaremos de ser independentistas ni los federalistas dejarán de ser catalanistas. A ambas corrientes de pensamiento, justamente porque están cosidos por los mismos valores progresistas y porque ofrecen la foto fija más fiel de la sociedad catalana, les corresponde tirar del carro. Comenzando por sus líderes. Y, si es posible (que lo es), desde la gobernación de las instituciones”. Es decir: consolidar un tripartito barcelonés para exportarlo más adelante a la Generalitat.

La tesis que mantiene Tardà es que “los gobiernos monocolores han pasado a la historia”, apreciación que también subrayan a El Confidencial desde las filas del PSC. “Se han acabado las mayorías absolutas. Para formar un gobierno, de ahora en adelante, se ha de pactar. Hemos de aprender la cultura del pacto, porque es difícil que vuelvan las épocas de mayorías absolutas”.

"JxCat es de fiar"

Desde las filas de Junts, se critica la indecisión de Collboni. Al fin y al cabo, la decisión de Trias de congelar conversaciones es otra manera de hacer pressing sobre el socialista. Además, subrayan que la líder de ERC, Elisenda Alamany, “proviene de las filas de los comunes, por lo que el acuerdo está trillado”. En efecto, Alamany había sido la jefa de filas de los comunes en el Parlament hasta que fue fichada por Ernest Maragall para ser su segunda en el consistorio y dejó el partido de Colau. No obstante, según fuentes solventes, se verá obligada por su partido a ser severa con Colau, ya que ERC no le perdona a la lideresa que en 2019 arrebatase la alcaldía a Ernest Maragall pese a ser este el candidato más votado y el que más concejales había obtenido.

Por tanto, el acuerdo de un nuevo tripartito se está cocinando parece ser que a fuego lento. El calendario que tenía Jaume Collboni dilataba hasta el mes de marzo el plazo para tomar una decisión sobre los socios de legislatura. No es fácil la opción, porque la mayor afinidad es con las fuerzas de izquierda, pero también son “las menos de fiar”. En cambio, los acuerdos con los posconvergentes siempre le han dado al PSC buenos resultados. “En la Diputación de Barcelona, donde gobernamos con el apoyo de Junts la última legislatura, jamás hubo problemas.

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Siempre mantuvieron los acuerdos firmados a rajatabla. Demostraron que, en ese terreno, son una fuerza política seria. En cambio, con otras fuerzas con las que tenemos, en principio, más afinidades, la convivencia es mucho más difícil. En la ciudad de Barcelona, hay temas en los que podríamos entendernos perfectamente con Trias, esencialmente temas económicos, aunque en otros chocamos frontalmente. Con los comunes y con ERC, por otra parte, nos entendemos muy bien en temas sociales y culturales”, afirma un alto cargo socialista a este diario.

Lo cierto es que, a su manera, cada grupo político hace teatro. Desde el equipo de gobierno municipal se señala a El Confidencial que se mantiene una “discreción total” sobre las negociaciones y conversaciones, aunque afirman que “se habla con todos los grupos con los que podemos llegar a acuerdos”. También renuncian a analizar la espantá de Xavier Trias.

Fuentes internas municipales, no obstante, explican que la reacción del líder de Junts es lógica, puesto que si el PSC está a punto de firmar un tripartito, “es ilógico mantener conversaciones con un grupo que jamás entrará en ese pacto y que, además, se muestra contrario a él”. La sangre aún no ha llegado al río, pero el tiempo es implacable y a Collboni le queda cada día menos para decidirse por unos o por otro.