La playa que está llena de 'pellets' de plástico y de la que nadie se acuerda

La playa de La Pineda en Vila-Seca, Tarragona, es el lugar de España con mayor concentración de pellets de plástico, según el Ministerio de Transición Ecológica. Al arenal, junto a la desembocadura del río Francolí, van a parar, según las asociaciones ecologistas, parte de las pequeñas bolitas de plástico que producen o emplean las empresas del polo petroquímico de Tarragona, responsable de la fabricación del 60% de los plásticos producidos en el país y principal punto del sur de Europa para el sector. No es un vertido, como lo que ha sucedido en Galicia, es un goteo constante de bolitas, las que se pierden en la carga y descarga de los camiones, en el entorno de las fábricas o a través de la rotura de las bolsas que las transportan y que terminan en el arenal empujadas por las lluvias.

La Pineda, entre Tarragona capital y Salou, es un caso paradigmático para Surfrider España y Good Karma Projects, dos entidades proteccionistas, que llevan años advirtiendo sobre la situación del arenal, y que denunciaron ante la Generalitat a ocho empresas del polo por un supuesto incumplimiento de la Ley de Responsabilidad Ambiental. Aunque el problema es persistente, no ha conseguido en este tiempo la atención y preocupación que el vertido registrado en Galicia. Al año en España más de 5.000 toneladas de pellets de plásticos acaban en el mar fruto de las operaciones de transporte, carga y descarga, según una estimación elaborada por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas a petición del Ministerio de Agricultura. Cataluña, que consume el 32,8% de estos elementos, se llevaría la peor parte. El vertido del buque Toconao frente a las costas portuguesas asciende a 26,3 toneladas de pellets de plástico, según los datos aportados por la Delegación del Gobierno en Galicia.

¿Cuántos pellets hay en La Pineda? La pregunta tiene difícil respuesta porque resulta imposible contabilizar todos los plásticos que acaban en el arenal. Good Karma realiza muestreos con el objetivo de visibilizar el problema, explica Jordi Oliva, director de proyectos de la entidad. El último que realizaron se saldó con la recogida de dos millones de pellets en dos horas gracias a 160 voluntarios. Batieron un “récord mundial”, según apunta Oliva. La estimación de la entidad apunta a que la playa, en sus peores momentos, podría haber llegado a acoger 120 millones de bolitas de plástico.

Por su parte, el Ministerio de Transición Ecológica cataloga a La Pineda como el arenal que concentra “la mayor proporción de pellets de preproducción” y que achaca, “presumiblemente”, a su cercanía “a una importante concentración de industrias del sector de la fabricación y transformación de plásticos”. El polo petroquímico de Tarragona produce al año más de dos millones de toneladas de pellets. No obstante, el Miteco sostiene que en el último año analizado las concentraciones de bolitas han sido menores que en los ejercicios previos, según recoge en el Perfil Ambiental de España 2021.

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“El problema en Tarragona es que es un gota a gota, los pellets se pierden de forma sistemática. La contaminación aquí es recurrente. Pellets podemos encontrar en todas las playas de España, pero la que mayor volumen tiene es La Pineda y ahora, tras el vertido, comienzan a aparecer cantidades extraordinarias en Galicia”, resume Oliva, que añade que la playa tarraconense, además, actúa como foco de contaminación para el resto del Mediterráneo. Más de la mitad del año, los vientos soplan dirección mar adentro y esas bolitas se reparten por otros puntos.

Para Surfrider y Good Karma la clave es actuar en el origen, por eso piden a las administraciones una ley que regule el transporte y manipulación de estas partículas a lo largo de toda la cadena de valor del plástico. Ambas organizaciones tienen la vista puesta en la ley de residuos que elabora la Generalitat para asegurarse que incluye estos materiales. “El Gobierno central lo que tiene que hacer es promover y respaldar esta regulación. Ahora da soporte con programas de buenas prácticas para las empresas, pero debe exigir medidas obligatorias para el sector”, defiende Oliva.

En la misma línea, Xavier Curto, de Surfrider España, apunta a que una empresa que fabrica, transporta o compra pellets “no tiene obligación de informar si, por ejemplo, pierde parte de su mercancía en el transporte. Tampoco tiene que asumir ningún coste”. De ahí la importancia de una regulación, como apuntan las dos entidades, que batallan, además, en la Unión Europea para la aprobación de una directiva que obligue a los Estados miembros a replicar normas que regulen los pellets de plásticos.

Ocho empresas bajo el foco

Surfrider y Good Karma, con la asistencia jurídica de INSTA, denunciaron el pasado mes de octubre a ocho empresas del polo petroquímico de Tarragona ante la Generalitat. Alegaron que habían incumplido la Ley de Responsabilidad Ambiental de Cataluña por permitir la llegada de pellets al arenal. De momento, el Govern ha abierto expediente a Basell Poliolefinas, SK Primacor, Transformadora de Etileno, Katoen Natie, Schmidt Ibérica, Ravago Plásticos, Repsol Química y Dow Chemical Ibérica, pero desde Sufrider apuntan a que el proceso todavía está en fase inicial y que es pronto para saber cómo concluirá.

Antes de la interposición de la denuncia, la Diputación de Tarragona, la Delegación del Gobierno en la provincia y la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT) crearon la plataforma Cero Pellets para concienciar al sector del plástico del impacto medioambiental que pueden provocar las bolitas. La entidad, que aglutina a las principales firmas del polo, cuenta además con una iniciativa propia, la Operation Clean Sweep (OCS). Las compañías que trabajan con “polímeros plásticos”, según explican fuentes de la AEQT, se han acogido al proyecto, que supone el compromiso de adquirir “las mejores prácticas, estándares, procedimientos y técnicas para prevenir la pérdida de pellets”. Cuentan además con una certificación independiente para corroborar, precisan desde la Asociación, el compromiso de las compañías, que deben someterse a una auditoría externa para conseguirlo.

Desde la entidad sostienen que el trabajo de las compañías es constante para minimizar el impacto de su actividad y apuntan a que “la cadena de valor de los pellets es muy amplia, producción, manipulación, transporte, consumo, y muchas actividades no forman parte del sector químico y no están asociadas a la AEQT”, de ahí que otro de sus empeños sea la concienciación de las empresas externas.