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Collboni ficha al político más odiado del 'procés', el consejero que dimitió un día antes de la DUI
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Tendrá un nuevo cargo en el Ayuntamiento

Collboni ficha al político más odiado del 'procés', el consejero que dimitió un día antes de la DUI

Santi Vila, exconsejero de Territorio, de Cultura y de Empresa es denostado en las redes tras ser nombrado presidente del Consejo Asesor de Infraestructuras del Ayuntamiento de Barcelona

Foto: Santi Vila. (Javier Luengo)
Santi Vila. (Javier Luengo)

Del cielo a los infiernos y nuevamente al cielo. Así se puede resumir la trayectoria vital de Santi Vila, que nació políticamente en las filas de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y que pasó por la alcaldía de Figueres (Girona) antes de ser nombrado consejero de Territorio por Artur Mas y luego de Cultura y de Empresa por Carles Puigdemont, hasta que dimitió el 26 de octubre de 2017, un día antes de que se aprobase la declaración de independencia en el Parlamento catalán. Fue el único consejero de Puigdemont que dimitió antes de la DUI. Vila se incorporará al Ayuntamiento de Barcelona como presidente del Comité Asesor de Infraestructuras, un organismo de reciente creación instituido por el nuevo alcalde, el socialista Jaume Collboni. La pertenencia a este órgano consultivo no es remunerada y en él estarán presentes expertos “de reconocido prestigio profesional” en el sector de las infraestructuras.

Foto: Santi Vila, en la entrevista para El Confidencial. (Javier Luengo)
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Javier Caraballo Fotografía: Javier Luengo

No le viene de nuevo a Vila un cargo de gestión en este sector: Vila es director general de Aigües de Banyoles desde 2018, profesor de Filosofía Moral en la Universidad Ramon Llull y presidente del Círculo de infraestructuras de Cataluña. El nuevo organismo tendrá entre sus competencias “dotar de voz propia al Ayuntamiento de Barcelona en materia de infraestructuras que tengan o puedan tener una repercusión en el futuro de la ciudad”.

Será, por así decirlo, un tamiz que debe orientar las infraestructuras ferroviarias, portuarias y aeroportuarias de la capital de Cataluña, además de trabajar en el campo de las infraestructuras energéticas, de telecomunicaciones y de datos. Collboni, que este viernes presentó públicamente el comité asesor, explicó que será un órgano “eminentemente profesional. El debate sobre las infraestructuras ha de tener una base rigurosa, seria, tranquila y sosegada que permita tomar las mejores decisiones que afectarán al futuro de la ciudad y del país”.

Tuvo que hipotecar su casa

Pero al margen de la vertiente gestora y profesional, el nombramiento de Santi Vila como presidente del comité tiene una lectura política: significa el rescate de un político que pasó un auténtico infierno cuando advirtió de los inconvenientes de un procés que había descarrilado tras el 1-O. Su dimisión en octubre de 2017 jamás fue digerida por el independentismo, que lo calificó de botifler (traidor) y le intentó hacer la vida imposible. Tanto es así que, pese a estar inmerso en procedimientos judiciales como consecuencia de sus responsabilidades políticas, no quisieron avalarle las fianzas de los juzgados, como sí hicieron con otros compañeros suyos. Tras su imputación por el llamado caso Sijena (la devolución de bienes artísticos reclamados por ese pueblo aragonés a la Generalitat), tuvo que poner las fianzas de su bolsillo: al fugado Lluís Puig, la caja de resistencia le puso los 88.000 euros de fianza; los 216.000 euros exigidos a Vila fueron cubiertos con la hipoteca de su casa, al negarse los independentistas a avalarle por los mismos hechos por los que sí respaldaron al primero. En el juicio del 1-O, fue condenado por desobediencia y malversación a un año de cárcel y a 8 meses de inhabilitación. En 2018, dejó la militancia en el PDeCAT (entonces no existía Junts) y anunció que abandonaba la política, fichando como director general de Aigües de Banyoles, una empresa local de servicios.

placeholder Santi Vila atiende a los medios en los juzgados de Huesca. (EFE/Javier Blasco)
Santi Vila atiende a los medios en los juzgados de Huesca. (EFE/Javier Blasco)

Tras pasar por el calvario de ser denostado, señalado e insultado públicamente por el independentismo, la luz asoma de nuevo a su futuro. Cierto es que Collboni y Vila son amigos personales, pero eso no resta méritos al convergente. Además, se da la circunstancia de que estuvieron a punto de ser rivales en las últimas elecciones municipales. De hecho, Vila fue sondeado por varios partidos para que encabezase una lista alternativa a la de JxCat que intentaba revitalizar el antiguo espacio de CiU. En esa coalición entrarían, entre otros partidos, el PDeCAT, Lliures, la Lliga Democràtica o incluso Valents. La operación no fructificó por las diferencias y personalismos entre las cupulas de las diferentes formaciones que confluían en el proyecto.

Tras su nombramiento, el independentismo más reaccionario ha sacado las uñas contra Vila. “Para quien no lo recuerde, Santi Vila era el gran amigo de Ana Pastor, que venía a Cataluña a prometer infraestructuras que jamás se hicieron. Una fue a la boda del otro u el otro fue a todos los acontecimientos familiares íntimos de la una”, advertían en los foros de Junts este viernes, sobre la excelente relación de Vila con la entonces ministra de Fomento del PP, Ana Pastor. Hay quien acusa a los socialistas de “inventarse un nuevo pesebre para este personaje” y quien afirmaba que “un traidor a la patria nunca dejará de serlo”.

Foto: Santi Vila, 'exconseller' de la Generalitat, esta semana en Barcelona. (David Brunat)

En julio de 2019, Santi Vila reflexionaba en un artículo publicado en La Vanguardia que el catalanismo no independentista tenía tres caminos, “todos ellos con ventajas e inconvenientes”: la reorganización de la antigua CiU; la refundación de un nuevo movimiento o partido donde converjan centristas, liberales y socialdemócratas; o la tercera vía que sería de inspiración maragalliana, consistente en “volver a articular un nuevo movimiento satélite del espacio socialista, pero con personalidad jurídica propia y mayor libertad de acción”. Las cosas siguen igual. O casi: ahora, él ha dado el paso de acercarse a la órbita de un alcalde socialista, con el que tiene en común no sólo la moderación, sino la capacidad de diálogo e incluso algunos postulados políticos que acercan las praxis de ambos en cuanto a gestión municipal se refiere.

Mascarell, el reverso de la moneda

Su trayectoria contrasta con la de otro político que hizo el viaje a la inversa: Ferran Mascarell, que militó durante 20 años en el PSC y que se pasó con armas y bagaje a las filas del independentismo. Curiosamente, en algún momento, su nombre también sonó para encabezar la lista de Junts en las elecciones del 28-M, pero la aparición de Xavier Trias frustró sus esperanzas. Desde este mes, anunció su abandono de la primera línea política. Contrariamente a lo ocurrido con Santi Vila, a Mascarell le caen flores desde el mundo soberanista radical.

Foto: Última sesión del juicio del "procés"

Su nueva ocupación es ponderar la actualidad política desde su particular punto de vista. El 22 de julio, víspera de las últimas elecciones, no se mordía la lengua y escribía: “Los líderes estatales hablan de libertad y democracia, pero despliegan un españolismo profundamente excluyente y están en contra de cualquier referéndum porque ya se sabe que los carga el diablo. Evidentemente, los derechos de las naciones reconocidos por las Naciones Unidas les importan poco (…) Ellos modulan nuestra enfermiza voluntad particularista y son la autoridad que nos niega derechos y voluntades. Son ellos los que velan por hacer de España una nación única, españolizada, obligada e imperativa”.

Los caminos de Vila y de Mascarell se cruzaron hace muchos años. El primero bajó a los infiernos y continúa siendo insultado por sus antiguos compañeros. A Mascarell, más allá de alguna crítica puntual, nadie le demonizó ni le condenó ni le boicoteó. Siempre gozó de los laureles de la fama y del soplo amigo soberanista en cada una de sus acciones y diatribas. Reclama ahora una “política de contra-estado” para luchar contra el Estado enemigo. En resumen, Mascarell ha navegado del socialismo al independentismo radical y extravagante sin términos medios. Vila, en cambio, ha cruzado a nado el espacio entre el soberanismo y el centrismo cercano a la socialdemocracia, en una travesía en solitario y bajo la presión amenazante de un entorno político que no perdona la disidencia. Ahora circulan por universos distintos, pero son ejemplos de evoluciones ideológicas antagónicas.

Del cielo a los infiernos y nuevamente al cielo. Así se puede resumir la trayectoria vital de Santi Vila, que nació políticamente en las filas de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y que pasó por la alcaldía de Figueres (Girona) antes de ser nombrado consejero de Territorio por Artur Mas y luego de Cultura y de Empresa por Carles Puigdemont, hasta que dimitió el 26 de octubre de 2017, un día antes de que se aprobase la declaración de independencia en el Parlamento catalán. Fue el único consejero de Puigdemont que dimitió antes de la DUI. Vila se incorporará al Ayuntamiento de Barcelona como presidente del Comité Asesor de Infraestructuras, un organismo de reciente creación instituido por el nuevo alcalde, el socialista Jaume Collboni. La pertenencia a este órgano consultivo no es remunerada y en él estarán presentes expertos “de reconocido prestigio profesional” en el sector de las infraestructuras.

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