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Miquel Iceta, el estratega del PSC que nunca llegó a gobernar (en Cataluña)
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Gran conocedor de la administración

Miquel Iceta, el estratega del PSC que nunca llegó a gobernar (en Cataluña)

Con mirada corta, lceta puede parece un hombre bregado en la intriga de partido. Pero, ampliando el foco, el nuevo ministro es un hombre que lleva 40 años aprendiendo en política

Foto: El secretario general del PSC, Miquel Iceta. (EFE)
El secretario general del PSC, Miquel Iceta. (EFE)

El día que nació Pablo Casado, Miquel Iceta ya llevaba años metido en política, lidiando con personajes de la talla de Narcís Serra, Pasqual Maragall, Joan Raventós o Raimon Obiols, solo por poner algunos de los ejemplos más cercanos.

Iceta no llega a Madrid para hacerse cargo del Ministerio de Política Territorial y Función Pública. Iceta vuelve a Madrid, donde ya ocupó cargos como subdirector, primero, y director, después, del departamento de Análisis de la Presidencia de Gobierno en la época de Felipe González, entre los años 1991 y 1996. Miquel Iceta llega a Moncloa y puede notar si alguien ha cambiado los muebles de sitio. Sin embargo, ha tocado mucha bambalina del poder, pero no ha gobernado nunca. Y no es lo mismo. Ahora por vez primera le dan un papel protagonista.

Miquel Iceta sabe bien cómo funciona la administración. Lo aprendió de primera mano en su época en el corazón del felipismo. Por aquel entonces también se estrenó como diputado en el Congreso, el mismo al que ahora tendrá que acudir a dar explicaciones como ministro. Con mirada corta, Miquel lceta puede parece un hombre bregado en la intriga de partido. Pero, si se amplía el foco, el nuevo titular de la cartera de Política Territorial y Función Pública es en realidad un aprendiz de brujo del poder, que lleva adquiriendo conocimientos más de 40 años.

placeholder Miquel Iceta, Felipe González y Pedro Sánchez en L'Hospitalet, en una foto de archivo. (EFE)
Miquel Iceta, Felipe González y Pedro Sánchez en L'Hospitalet, en una foto de archivo. (EFE)

Abandonó la carrera de Químicas para dedicarse a la política. Las juventudes del PSC fueron su particular FP, afiliándose a ellas en 1978. Pero que sea autodidacta no quiere decir que no sea leído. Además de fascinado por la cultura japonesa —le encantan la gastronomía y los haikus de ese país—, Miquel Iceta no hace ascos a una buena paella. Acostumbra a disfrutarla con su pareja los domingos en la zona de Plaza Letamendi. De manera irónica, es el lugar donde se encuentra la mayor demostración física de poder del Estado español en Cataluña: la delegación de Hacienda en Barcelona.

Iceta se va de ministro, pero no deja “icetistas” en el PSC. Iceta se acaba en sí mismo.

Iceta llegó al PSC proveniente de la sección catalana del Partido Socialista Popular de Enrique Tierno Galván. A medida que fue prosperando en el partido, se fue identfiicando con el “obiolismo”, un socialismo de corte catalanista que ganaba las municipales y las generales, pero que perdía de manera fatal en las autonómicas cuando tocaba enfrentarse a Jordi Pujol. Obiolista de origen, no ha generado un movimiento alrededor de su persona. Iceta se va de ministro, pero no deja “icetistas” en el PSC. Iceta se acaba en sí mismo. Principio y fin. El uroboro de la política catalana.

Maquiavelo o junco

Para los independentistas es el Maquiavelo que siempre ha conspirado contra sus intereses, incluso al precio de armar un pacto entre el PSC y JxCAT para controlar la Diputación de Barcelona a cambio de que la mujer de Carles Puigdemont tuviese un programa en la Xarxa de televisiones locales. Para muchos socialistas que le han acompañado es un junco, que se comba siempre a favor del viento sin romperse nunca.

placeholder Miquel Iceta interviene en el Parlament. (EFE)
Miquel Iceta interviene en el Parlament. (EFE)

Iceta lleva en el Parlament desde 1999. Participó de manera clave en la redacción y negociación del Estatut de 2006, que impulsó Pasqual Maragall. Ahora parece el parlamentario más brillante, pero su secreto es que lleva en el escaño 20 años. Se las sabe todas. Gran parte de la estrategia para escenificar la ruptura que suponían las 'leyes de desconexión' del soberanismo en 2017 pasó por su despacho.

Iceta igual sirve para bailar en los mítines que para 'matar' a cargos de su partido

Iceta llegó a salvar el PSC fruto de un pacto de última hora. Cuando los capitanes del Baix Llobregat conspiraban para colocar Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, en la secretaria general en lugar de Pere Navarro, se llegó a un pacto de urgencia. Y ahí llegó Iceta, que había sobrevivido a todas las guerras. De repente, el no tener partidarios era una virtud.

No le tembló la mano para desprenderse de los socialistas que se vieron tentados por el independentismo: ahí cayeron Marina Geli, Joaquim Nadal. O se rompió con Ernest Maragall, como si el ilustre apellido no tuviese nada que ver con él. Tampoco cuando tuvo que sacrificar a Assumpta Escarp como secretaria de organización para dar satisfacción a las bases y colocar en el puesto a un entonces desconocido Salvador Illa.

La gente conoció a Iceta cuando se puso a bailar ante Pedro Sánchez a ritmo de Queen. Pero nadie es alguien en política sin un punto de 'killer'. Por eso, Iceta, si tiene que bailar en los mítines, baila. Y, si tiene que matar en los pasillos del partido, mata.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Gambito de dama

En 2017 lideró la oposición al intento de sedición. De entonces es cuando se acuñó la frase en el Parlament de “Iceta profeta”: todo lo que le salía mal al independentismo, el líder del PSC lo había anunciado antes. Pero los frutos de sus trabajos los recogió el Ciudadanos de Inés Arrimadas.

De modo que ahí se quedó Iceta, bregando en el Parlament, donde muchas veces parecía más líder de la oposición que los naranjas, y con los medios de comunicación de la Corporación Catalana de Radio y Televisión, donde Iceta demostró tener tanta cintura o más que en la pista de baile. Hasta los voceros más volcánicos, como Mònica Terribas, acababan rendidos en su sutil tela de araña. A nadie le hubiera extrañado si, después de una entrevista en Catalunya Ràdio, Iceta y Terribas se hubiesen ido juntos de compras al centro Comercial de la Illa Diagonal.

Según la versión del PSC, no fue el dedo de Iván Redondo sino el sacrificio de Iceta el que ha favorecido que Salvador Illa vuelva a Cataluña

Según la versión oficial del PSC, no fue el dedo de Iván Redondo sino el sacrificio de Iceta el que ha favorecido que Salvador Illa vuelva a Cataluña. Fue su particular gambito de dama, la última jugada maestra contra el populismo separatista catalán.

placeholder Salvador Illa, acompañado por Miquel Iceta. (EFE)
Salvador Illa, acompañado por Miquel Iceta. (EFE)

Desde el PSC se asegura que Iceta se sacrificó a sí mismo, y la airada reacción del independentismo ante la llegada de Illa puede darle la razón sobre lo justificado de una maniobra no exenta de riesgos. En ese contexto, su cartera ministerial es apenas lo que en Cataluña se denomina “la torna”. El PSC no podía perder su cuota en el Gobierno. De su gestión se puede esperar lo que él mismo explica: “Yo siempre escucho a todo el mundo”. Y luego, eso no lo dice, hace lo que le da la gana. Así vuelve Iceta a Madrid, siempre aprendiendo. Desde ahora, a ser ministro.

El día que nació Pablo Casado, Miquel Iceta ya llevaba años metido en política, lidiando con personajes de la talla de Narcís Serra, Pasqual Maragall, Joan Raventós o Raimon Obiols, solo por poner algunos de los ejemplos más cercanos.

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