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DESMANES DE DOS ALTOS CARGOS

Los sindicatos denuncian acoso laboral en las entidades metropolitanas de Barcelona

El ambiente en algunos ámbitos de este organismo supramunicipal se ha vuelto bronco y peligroso para la salud de algunos empleados, que han de soportar a unos jefes tiranos

Foto: Gemma Calvet, directora de la Agencia de Transparencia de la AMB. (EFE)
Gemma Calvet, directora de la Agencia de Transparencia de la AMB. (EFE)

Terror en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Gritos, broncas, presión, trabajadores de baja y denuncias sindicales. El ambiente en algunos ámbitos de este organismo supramunicipal se ha vuelto bronco y peligroso para la salud de algunos empleados, que han de soportar a unos jefes tiranos y sin miramientos que les hacen la vida poco menos que imposible. Las consecuencias son bajas médicas por ansiedad y depresión e incluso medidas extremas de la cúpula de la entidad para no permitir que los altos cargos se relacionen con sus subordinados directamente y evitar esos malos rollos.

El primer incidente, según denuncia la CGT, tuvo lugar hace ya más de dos años, cuando el director del área de Planificación Estratégica de la AMB, Francesc Magrinyà, fue denunciado por “reiterada falta de respeto a trabajadores”. El enfrentamiento de este alto cargo tuvo lugar, esencialmente, con su secretaria, que terminó denunciándole tras estar un mes de baja por depresión. CGT interpuso entonces una demanda para abrirle un expediente sancionador.

El primer incidente tuvo lugar hace ya más de dos años, cuando Francesc Magrinyà fue denunciado por "reiterada falta de respeto a trabajadores"

“Hablamos con Magrinyà y le pusimos las cosas claras. También hablamos con su superior, la concejala Janet Sanz, de quien dependía. La secretaria, como era interina y temía perder el trabajo, prefirió retirar la denuncia bajo la promesa de que cesarían los malos tratos y nosotros accedimos, pero le advertimos que volveríamos a interponer denuncia si persistía en su actitud. Pero en menos de dos años volvió a ocurrir lo mismo con una nueva secretaria, ya que la anterior logró cambiar de destino”, explica a El Confidencial Joan Miquel Espinosa, delegado de CGT en las entidades metropolitanas.

Hace poco, los trabajadores consiguieron que la dirección de la AMB tomase medidas y ahora ese alto cargo “no puede tratar directamente con sus subordinados, sino que ha de hacerlo a través de terceros”. Una situación que no deja de ser extraña.

Pero no es el único alto cargo denunciado. La CGT sacó a la luz otra actuación similar de Gemma Calvet, directora de la Agencia de Transparencia de la entidad metropolitana. Calvet había sido diputada de ERC en el Parlament, pero no repitió en las últimas elecciones. Entonces, fue fichada para llevar la transparencia de la AMB. Ahora, la CUP la quiere proponer para Síndica de Greuges (la Defensora del Pueblo de Cataluña), en sustitución de Rafael Ribó, próximo a culminar su mandato y a la jubilación.

Broncas con el personal

Pero la actuación de Calvet deja mucho que desear. "En su perfil, esta señora pone que es defensora de los derechos humanos. Y puede defender muy bien los derechos humanos, pero en la defensa de los derechos de los trabajadores es una nulidad", critica Espinosa. Ya lo subraya el sindicato en una nota oficial: “La CUP se ha equivocado cuando ha propuesto como nueva Síndica de Greuges de Cataluña (y ella rápidamente aceptó la propuesta en su Twitter) a esta persona que presume de enamorada de los derechos humanos y no respeta ni siquiera los del personal a su cargo”.

Según sus trabajadores, Calvet "apenas está por el despacho, pero cuando llega, grita, se queja, acusa a los demás de lo que se ha hecho mal..."

Según sus trabajadores, la exdiputada da mal las órdenes y luego echa la culpa a los demás de lo que se ha hecho. “Apenas está por el despacho, pero cuando llega, grita, se queja, acusa a los demás de lo que se ha hecho mal… también hace que se hagan muchas jornadas, arrinconó a trabajadores de la casa para poner a otros de su confianza contratados a dedo y montó un consejo asesor a cuyos miembros se les paga generosamente”, añade el dirigente de CGT.

Calvet fue uno de los fichajes que realizaron las entidades metropolitanas bajo el control de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. En esas entidades, recalaron altos cargos de Convergència y de la izquierda barcelonesa con cargos de confianza y salarios cienmileuristas. Para Calvet hubo que buscar un hueco. Y se creó la Agencia de Transparencia. Pero en vez de ubicarse en las dependencias de la AMB, en la Zona Franca de Barcelona, alquiló unos despachos en el centro de Barcelona bajo la excusa de que “se debía preservar la independencia de la agencia”.

Según la CGT, lo que hizo desde entonces fueron “contrataciones a dedo”. Y comenzaron los tratos despóticos con sus trabajadores, que paulatinamente fueron pidiendo traslados a otros departamentos. “Se cree por encima de todo el mundo”, acusan desde el entorno laboral. Un comunicado de la propia CGT explica que Calvet “ha tenido algunas actuaciones más que dudosas, como el hecho de compaginar el sueldo de la AMB con la indemnización que reciben los exdiputados del Parlament sin trabajo durante un mes y medio aproximadamente”.

“Ha tenido algunas actuaciones más que dudosas, como el hecho de compaginar el sueldo de la AMB con la indemnización que reciben los exdiputados"

De hecho, Calvet pidió la indemnización que se da a los diputados para “facilitar su reinserción” cuando ya le habían ofrecido el nuevo cargo y ya había sido incluso nombrada directora de la agencia de Transparencia: la oferta laboral le había llegado en el mes de julio del 2015, cuando aún era diputada y el 22 de octubre se hizo pública su aceptación. Su salario ronda ahora los 80.000 euros anuales.

Su gestión ha sido de todo menos transparente, como cuando entró en la AMB y trasladó la sede desde la zona Franca a un piso de la calle Madrazo. Bien alejado de la institución a la que sirve. Luego, teledirigió la contratación de su personal y les hizo la vida imposible acosando con trabajos absurdos o que no corresponden, dando indicaciones contradictorias o metiéndose en la vida personal de cada uno”, afirma también el sindicato en una dura nota.

La filtración interesada

Acusan a la exdiputada republicana de dirigir la Agencia de Transparencia “de la manera más opaca posible” y advierten de que en su oficina tiene a gente de baja por ansiedad debido al acoso laboral que sufren. Además, desde el sindicato aseguran que tras la denuncia de la CGT reunió al personal y les invitó a firmar un documento en el que se dice que en la oficina las cosas funcionan con normalidad.

Magrinyà y Calvet fueron pareja sentimental. Ahora han coincidido en la AMB repartiendo improperios y ganándose la animadversión de los trabajadores

Por si fuera poco, en cuanto se comenzó a hablar del tema, se publicó en un diario digital soberanista una noticia referente al gerente de la AMB relacionada con la adjudicación de la entidad a una empresa de arquitectura en la que trabaja un hijo suyo. “Esa información la tenía desde el primer minuto de su aterrizaje en la AMB. Además, a esa empresa de arquitectura hay sólo una adjudicación de 64.000 euros, cuando hay otros despachos de arquitectos que se llevan decenas de miles de euros cada año y de los que no se dice nada. Ese diario es el preferido de Calvet y el que ha publicado siempre noticias relacionadas con ella, por lo que da la sensación de que hubo una filtración interesada para desviar la atención”, explican desde la CGT.

La guinda de estas historias de coacciones laborales la pone la condición individual de los dos altos cargos implicados en los malos tratos a los trabajadores: resulta que Magrinyà y Calvet habían sido, en su tiempo, pareja sentimental. Y ahora han coincidido en el Área Metropolitana de Barcelona repartiendo improperios y ganándose la animadversión de trabajadores y sindicatos. Dios los cría y ellos se juntan.

Terror en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Gritos, broncas, presión, trabajadores de baja y denuncias sindicales. El ambiente en algunos ámbitos de este organismo supramunicipal se ha vuelto bronco y peligroso para la salud de algunos empleados, que han de soportar a unos jefes tiranos y sin miramientos que les hacen la vida poco menos que imposible. Las consecuencias son bajas médicas por ansiedad y depresión e incluso medidas extremas de la cúpula de la entidad para no permitir que los altos cargos se relacionen con sus subordinados directamente y evitar esos malos rollos.

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