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Torra sabía desde hace cinco días que el Síndic respaldaba la retirada de lazos
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RIBÓ aboga por retirar los lazos

Torra sabía desde hace cinco días que el Síndic respaldaba la retirada de lazos

Rafael Ribó insta al 'president' de la Generalitat, Quim Torra, a que acate la decisión de la Junta Electoral Central por tratarse de una medida de carácter "temporal"

Foto: Vista del lazo amarillo colocado en el Pati dels Tarongers del Palau de la Generalitat. (EFE)
Vista del lazo amarillo colocado en el Pati dels Tarongers del Palau de la Generalitat. (EFE)

El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, ya había enviado a Quim Torra el pasado viernes un informe previo que respaldaba la petición de la Junta Electoral Central (JEC) de pedir la retirada de lazos amarillos de edificios públicos durante las elecciones y la campaña previa. Así lo ha revelado hoy el propio Ribó en rueda de prensa, un aspecto que hasta ahora habían ocultado tanto Torra como su consellera de Presidència, Elsa Artadi. De manera que Torra ya sabía lo que iba a pasar y se trataba sólo de ganar tiempo para aparentar una desobediencia que no pensaba llevar hasta sus últimas consecuencias. Se trataba, tan sólo, de contentar sus votantes más radicales.

Ribó ha allanado el camino al presidente de la Generalitat, Quim Torra, para que retire los lazos amarillos de los edificios públicos de la administración catalana. Así el Govern evita su responsabilidad y la descarga en el Síndic de Greuges, una entidad que no tendría competencias al respecto. Era lo esperado. Torra se rebela por unos días pero después acata la orden de la Junta Electoral simulando que lo que hace es seguir la recomendación del Síndic. Pura política catalana.

El Síndic limita la retirada de los lazos al período electoral pero aún así da la razón a la Junta Electoral y no a la Generalitat. “El Síndic coincide en este caso con el argumentario de la JEC y apela a la necesidad excepcional de preservar escrupulosamente la neutralidad ideológica de los poderes públicos durante el periodo electoral”, se asegura en el comunicado.


Ribó en su rueda de prensa ha recalcado que la Presidencia de la Generalitat tenía desde el viernes un informe que concluía que en periodo electoral se debían retirar los lazos de las fachadas públicas. Este informe fue remitido por el Síndic por propia iniciativa.

Esas declaraciones dejan fatal a Torra y su portavoz Artadi, que llevan cinco días diciendo que esperan una resolución que ya tenían sólo para dar apariencia de una desobediencia que sólo estarían simulando. Según Ribó lo que hizo la Generalitat ayer fue pedir unas “aclaraciones”.

Neutralidad estricta

“En este sentido, y en el marco de la tramitación de la actuación de oficio sobre la que ahora ha emitido una resolución, el Departamento de Presidencia trasladó al Síndic un informe jurídico elaborado por la Dirección General de los Servicios Consultivos y Coordinación Jurídica del Gabinete Jurídico de la Generalidad. El escrito señala que el concepto estricto de neutralidad, vinculado a la neutralidad ideológica, adquiere un relieve especial en periodo electoral y ha dado lugar a varios acuerdos de la Junta Electoral Central, entre los cuales [están] los de los años 2015 y 2017. Los acuerdos hacen referencia a que el criterio para retirar elementos es aplicable a cualquier objeto que permita su identificación con alguna de las candidaturas que se presentan a la convocatoria electoral”, se señala en un comunicado desde el Síndic.

El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, ya había enviado a Quim Torra el pasado viernes un informe previo que respaldaba la petición de la Junta Electoral Central (JEC) de pedir la retirada de lazos amarillos de edificios públicos durante las elecciones y la campaña previa. Así lo ha revelado hoy el propio Ribó en rueda de prensa, un aspecto que hasta ahora habían ocultado tanto Torra como su consellera de Presidència, Elsa Artadi. De manera que Torra ya sabía lo que iba a pasar y se trataba sólo de ganar tiempo para aparentar una desobediencia que no pensaba llevar hasta sus últimas consecuencias. Se trataba, tan sólo, de contentar sus votantes más radicales.

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