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Media vida en la lista de espera de la Feria y un olvido del PSOE: el alegrón de la caseta 85 de Antonio Bienvenida
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Han gastado más de 15.000 euros

Media vida en la lista de espera de la Feria y un olvido del PSOE: el alegrón de la caseta 85 de Antonio Bienvenida

Miguel Rosal y Juan Valero son socios de 'Supercinco', la caseta de un club de fútbol sala que se registró en los 90 para tener su hueco en el Real y se han quedado con uno de los 5 huecos que dejaron los socialistas al no renovar su sitio

Foto: Miguel Rosal y Juan Valero, con su nieto, delante de la caseta Supercinco, en la calle Antonio Bienvenida de la Feria de Sevilla. (C. R.)
Miguel Rosal y Juan Valero, con su nieto, delante de la caseta Supercinco, en la calle Antonio Bienvenida de la Feria de Sevilla. (C. R.)

Miguel Rosal y Juan Valero ya estaban resignados a tener que esperar para tener su caseta en la Feria de Sevilla. Otro año más y ya habrían sido 31. Cuando alguien en el Ayuntamiento de la capital andaluza llamó a Valero, que figuraba como responsable en la lista de espera, no le salía la voz del cuerpo. Fue un 22 de febrero. Ya se habían repartido las vacantes entre las decenas de particulares y entidades que están en el registro de Fiestas Mayores del consistorio hispalense. Pero alguien en el PSOE de Sevilla no fue capaz de pagar las tasas que permitían a los socialistas mantener una caseta de 5 módulos a apenas 200 metros de la portada. Un problema informático, dicen en el PSOE, se lo impidió. Y no hubo vuelta atrás. Uno de esos módulos ha acabado en manos de los 35 socios de Supercinco.

Supercinco es el nombre del club de social y deportivo que un grupo de sevillanos fundaron hace más de tres décadas a partir de un equipo de fútbol sala. Jugaban en Dos Hermanas porque uno de los colegas, profesor de Educación Física, vivía en la localidad vecina. "Ya apenas jugamos", admite Rosal apoyado en la barra de la que será su caseta, en la calle Antonio Bienvenida del Real de la Feria. Pero no han dejado de verse. En Navidad, para tomar una cerveza o para reunirse por cualquier motivo. "Seguimos manteniendo el contacto, lo que comenzó como un equipo, ahora es una familia", explica este sevillano del barrio de Las Candelarias.

Justo en ese momento entró por la puerta de la caseta Juan Valero con una bolsa con bebidas y acompañado de su nieto. En la caseta Supercinco, que en la pañoleta tiene dibujado un balón, hay 35 socios, fundadores de ese club de fútbol sala, pero también sus esposas. Esto no es habitual, ya que muchas veces los socios de las casetas en Sevilla son un integrante del núcleo familiar, lo que da derecho de entrada al resto. "Cuando nos apuntamos, muchos no tenían intención de casarse", apunta Rosal para explicar esta peculiaridad de la caseta. Y ahora no solo hay parejas, sino también hijos y también nietos, como el de Juan Valero. "Nosotros ya pensábamos que se iba a quedar para nuestros hijos", señala, riéndose, Rosal.

El caso de los Supercinco no es único. Estos amigos estaban apuntados en la lista de espera para obtener caseta desde 1994, pero había otras 9 asociaciones con la misma antigüedad. Cuando el PSOE de Sevilla perdió la caseta, a pesar de los recursos y las protestas al Ayuntamiento, la concejalía de Fiestas Mayores se puso manos a la obra. Había 5 módulos a repartir entre las tres listas que hay. La de Rosal y Valero corresponde a las entidades, pero también hay un registro de particulares, entre los que se distribuyeron 3 módulos. Y un tercero que agrupa a las personas y organizaciones, como el PSOE, que han perdido su caseta después de años de titularidad.

Foto: Un jinete con una mujer vestida de flamenca en la Feria de Sevilla de 2023. (Reuters/Marcelo del Pozo)

El primer paso fue preguntar a los más antiguos de cada lista si tenían la capacidad para montar la caseta en poco más de un mes. Lo normal es que el reparto sea en otoño, pero al tratarse de un error de última hora, el proceso comenzó en febrero, con las 1.044 casetas del Real ya casi colocadas. En Supercinco estaban preparados. Empezaron a guardar dinero hace años. Tantos que ya hace tiempo que dejaron de aportar fondos y tenían un remanente de 16.000 euros que les ha servido para tener la caseta a punto para el alumbrao. "Hemos aceptado donaciones de socios para la decoración de la caseta", explica Valero, mientras que Rosal detalla que han creado una comisión de decoración entre las socias y en las paredes habrá fotos antiguas de los partidos de fútbol sala que dieron origen a esta amistad.

En ese tiempo récord han tenido que alquilar las sillas, la barra y contratar a los responsables del bar de la caseta. Ha sido un reto, pero aunque no tuvieran caseta, los socios de Supercinco son sevillanos y feriantes, por lo que sabían a qué puertas tenían que llamar. "Siempre hemos tenido amigos y familiares con caseta y allí íbamos", recuerda Rosal. Pero este año ejercerán de novatos y la ilusión es otra. Lo mismo les ha pasado a los otros nuevos titulares de las casetas que llevan por nombre Los oligoides, El bocao, y Entrefarolillos. Y entre ellos se han echado un cable para buscar las lonas, las mesas o los camareros que atenderán en este tramo de la calle Antonio Bienvenida a los sevillanos más afortunados de esta Feria.

Rosal admite que le resultó raro que el PSOE, una vez que ya había solicitado la titularidad de la caseta, no pagara las tasas. Eso es algo que en Supercinco es imposible, como puede dar cuenta Valero. Él ha sido el responsable de mantener la petición viva en estas tres décadas, pero eran varios los miembros de la junta directiva los que le recordaban cada año que había que ir al Ayuntamiento a presentar los papeles. Y lo mismo ocurrió cuando el trámite se volvió telemático. La mala suerte de los socialistas, que tendrán que pedir asilo en el sindicato hermano de UGT, ha sido la buena de estos sevillanos que ya estaban preparando la comida de preferia el viernes y la cena del pescaíto del sábado.

El debate sobre la duración de la fiesta es lo de menos este año para los socios de Supercinco, pero hay decenas de personas en su misma situación, esperando a que el nuevo alcalde cumpla su promesa de ampliar en 300 casetas el recinto para aliviar la lista de espera. En el millar largo de casetas que hay en el barrio de Los Remedios, las públicas se cuentan con los dedos, entre las municipales, las de partidos políticos y las de sindicatos. El resto son privadas donde solo pueden entrar socios y sus invitados, mientras que el Ayuntamiento ha puesto en marcha una suerte de tours para visitantes que incluye un paseo por el Real y una consumición. Cuando pasen junto a la portada, si los guiris giran la vista hacia su izquierda, igual ven a Juan Valero con su nieto bajo el balón pintado que preside la pañoleta, que es como se llaman las fachadas de las casetas, de los viejos amigos de Supercinco.

Miguel Rosal y Juan Valero ya estaban resignados a tener que esperar para tener su caseta en la Feria de Sevilla. Otro año más y ya habrían sido 31. Cuando alguien en el Ayuntamiento de la capital andaluza llamó a Valero, que figuraba como responsable en la lista de espera, no le salía la voz del cuerpo. Fue un 22 de febrero. Ya se habían repartido las vacantes entre las decenas de particulares y entidades que están en el registro de Fiestas Mayores del consistorio hispalense. Pero alguien en el PSOE de Sevilla no fue capaz de pagar las tasas que permitían a los socialistas mantener una caseta de 5 módulos a apenas 200 metros de la portada. Un problema informático, dicen en el PSOE, se lo impidió. Y no hubo vuelta atrás. Uno de esos módulos ha acabado en manos de los 35 socios de Supercinco.

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