Huelva, Madrid, Sabadell... Los testigos que ubicaron a Álvaro Prieto en media España

Cada día desaparecen 61 personas en España. La mayoría aparece al poco tiempo, sin que la alerta trascienda más allá del ámbito local. Pero la familia de Álvaro Prieto, el joven fallecido en la estación de Sevilla cuando intentaba colarse en un tren de vuelta a Córdoba, tenía claro desde el primer momento que el caso de su hijo no era uno más. Horas después de perderle la pista tras salir de fiesta y quedarse sin batería, dieron a conocer su caso en los medios y su fotografía circuló por las redes. La búsqueda, llena de dificultades, acabó convirtiéndose en la más mediática de los últimos años. Para bien y para mal.

El teléfono de SOS Desaparecidos no paró de sonar desde la tarde del jueves hasta el día que apareció el cadáver. Tras difundir la foto de un joven, alto, pantalón beige y camisa verde, llegaron llamadas de media España. Incluso de otros países del entorno, como Francia o Portugal. Supuestos testigos aseguraban haberlo visto en Lebrija (Sevilla), Huelva, Madrid, Zaragoza o Sabadell (Barcelona). Destinos donde podría haber llegado subiéndose a un tren o, como sostenía la familia en un primer momento, en el coche de un desconocido.

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La Policía Nacional descartó numerosos testimonios, filtrados también por la asociación. Aunque había varias vías de investigación, una testigo que aseguró haberlo visto en el entorno de la estación de Santa Justa, cerca del sitio donde acabó apareciendo el cadáver, sirvió para centrar la búsqueda. El cerco, sin embargo, no llegó a tiempo. El operativo actuaba en dirección a los talleres de Renfe cuando el tren sobre el que murió electrocutado se movió por primera vez y un cámara de televisión captó la imagen.

Los agentes recibieron cientos de horas de grabación el domingo, entre ellas las de una gasolinera low cost que acabó siendo determinante. En las imágenes, que hubieran despejado todas las dudas, se apreciaba cómo el joven sube a la parte superior del tren trepando por la intersección entre dos vagones y cae fulminado en el hueco donde acabaría apareciendo el lunes. La acumulación de trabajo impidió que la Policía revisase el vídeo, que habría señalado el tren donde se encontraba Álvaro Prieto, antes de que apareciese.

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"Había 72 horas de metraje por cada vídeo", apuntas fuentes conocedoras de la investigación, que señalan también la cantidad de llamadas recibidas y las dificultades de la investigación. Lo mediático del caso, que había permitido recabar numerosos datos y filtrar a los testigos, tuvo también como consecuencia un desagradable final. Las televisiones hacían directos para informar sobre los avances de la investigación en el entorno de la estación y, a raíz del interés generado, fue un cámara el que grabó el cuerpo en directo de manera fortuita, un caso inédito en España.

Los agentes iban a rastrear con perros la zona de los talleres esa misma mañana, según apuntan desde la Policía Nacional, que reconoció haber peinado los talleres donde se encontraba Álvaro Prieto con anterioridad. Sin embargo, era "absolutamente imposible" ver el cadáver desde el lateral del tren. Al estar parados, los dos vagones estaban muy unidos y por los laterales, desde donde los agentes revisaron los trenes de la zona, no se pudo ver el cuerpo. Solo cuando el tren se desplazó para dejar espacio a otro que iba a ser reparado, los vagones se abrieron, el cuerpo asomó y el cámara de televisión lo captó.

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"Mucha gente desconoce los mecanismos de trabajo de un operativo de búsqueda", expone David Guzmán, de SOS Desaparecidos, quien defiende la actuación policial ante las críticas recibidas en los últimos días. "El trabajo se hizo correctamente. A lo mejor no se estuvo en el momento adecuado, pero no se equivocaron", defiende. Las asociaciones y fundaciones de personas desaparecidas aprovecharon el impacto mediático del caso para recordar que sigue habiendo familias esperando noticias "desde hace años e incluso décadas". Por ello, pidieron al Centro Nacional de Desaparecidos y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que "continúen redoblando sus esfuerzos por paliar esta situación, dando continuidad a la investigación de las desapariciones sin resolver y promoviendo el conocimiento de esta realidad por parte de la gran mayoría social".