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Comer pajaritos ilegales en pleno 2023: el morbo del manjar prohibido
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ALGUNOS SE ARRIESGAN

Comer pajaritos ilegales en pleno 2023: el morbo del manjar prohibido

La Guardia Civil persigue a los cazadores con multas de hasta 60.000 euros, aunque algunos siguen esquivando la ley

Foto: Operación contra la captura ilegal de pájaros. (G.C.)
Operación contra la captura ilegal de pájaros. (G.C.)

Es una práctica ilegal y penalizada con sanciones de varios ceros, pero algunos españoles prefieren asumir el riesgo para saborear un manjar prohibido desde hace décadas. En algunas zonas rurales, especialmente en el sur del país, los más atrevidos retoman por estas fechas la receta de los pajaritos fritos, un plato que durante siglos fue la estrella de multitud de tabernas y ventas y que ahora sólo puede encontrarse de forma clandestina.

La Guardia Civil ha detenido esta semana a un cazador en Prado del Rey (Cádiz), que fue sorprendido portando hasta 126 ejemplares de aves insectívoras, la mayoría especies protegidas y capturadas de manera furtiva. El gaditano, natural de Bornos y conocido por estas prácticas en la zona, había utilizado 200 trampas ilegales denominadas "perchas".

Foto: Una imagen de dos aves. (EFE/Jeffrey Arguedas)

No es un caso aislado: hace un mes y medio y también en la provincia de Cádiz, la Benemérita llevó a cabo una actuación en el Bajo Guadalquivir, Jerez, Rota y El Puerto contra siete personas dedicadas a esta práctica. Año tras año, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) intensifica el control con medios cada vez más sofisticados como drones de visión nocturna.

El consumo de pajaritos está penalizado por la Ley 8/2003 de 28 de octubre, de protección de la Flora y Fauna silvestre, que contempla sanciones de hasta 60.000 euros. La persecución y la conciencia medioambiental ha generado un amplio rechazo para la mayoría, que jamás ha probado estos pájaros de tamaño minúsculo, pero hay quienes siguen cocinándolos en casa. Incluso algunas ventas los ofrecen de extranjis a la clientela de confianza, aunque ninguna se atreve a incluirlo en la carta. Para algunos sigue mereciendo la pena asumir el riesgo, en parte por tradición, en parte por el morbo de lo prohibido.

Un plato de otra época

“Yo nunca lo he probado porque desapareció hace muchísimos años”, dice Pepe Monforte, director del portal Cosas de Comé y experto en la gastronomía andaluza. Los pajaritos fritos acompañados de pimientos fritos eran una de las tapas más demandadas en las zonas rurales hace décadas. Además, era un plato muy barato en una época en las que, como apunta el periodista gaditano, “se comía de todo”. El portal Cosas de Comé ha llegado a registrar “una sopa elaborada con piedras del mar” en Barbate durante los años del hambre. “La situación llegó a ser límite en algunos momentos”.

Foto: Imagen de los osos virales de la cabalgata de Reyes de Cádiz. (Ayuntamiento de Cádiz)

Esta tradición culinaria fue muy frecuente en España, especialmente en el sur. El ‘Diccionario enciclopédico ilustrado gastronomía y cocina gaditana’, elaborado por Carlos Spínola, recoge una de las recetas más habituales, frecuente en el municipio gaditano de Medina Sidonia. Los pájaros cocinados eran pequeños insectívoros de pico corto: curruca capirotada, trigueros, zizas o zorzales, entre otros. Y, según resalta este recopilatorio de recetas, se consumían desplumados y limpios, fritos en un poco de aceite de oliva o manteca de cerdo con un chorro de vino, unos dientes de ajo picados, laurel y sal.

placeholder Codornices fritas en un bar de Sevilla. (Tripadvisor)
Codornices fritas en un bar de Sevilla. (Tripadvisor)

A día de hoy se trata de una receta tabú y lo más parecido que se encuentra en los bares son las codornices fritas, que sí son legales y habituales en algunos establecimientos. Hablamos de un pájaro más grande, mucho más carnoso que los capturados ilegalmente. Los pajaritos fritos originales eran tan pequeños que comerlos apenas permitía (o permite) “chupar hueso”.

Un peligro para la salud

Las especies cocinadas se alimentan de todo tipo de insectos que pueden estar afectados por plaguicidas e insecticidas. Al realizarse la captura sin controles sanitarios, su consumo puede conllevar un riesgo de contraer enfermedades. Pero, ¿qué lleva a los más atrevidos a mantener con vida una gastronomía propia de otra época?

“Siempre hubo cierto regusto en comerse las crías de los animales, como ocurre con el cochinillo, el jabato, los corderos lechales o la ternera. Hay quien tiene esa pasión por nuestra línea carnívora más bestia”, explica Monforte, quien recuerda que el consumo es muy limitado a día de hoy. “Oficialmente nadie lo tiene en su carta, entre otras cosas porque puede meterse en un buen lío”, recuerda. La tradición se ha perdido hasta el punto de que en algunos sitios el plato de pajaritos fritos ya no se asocia los animales, sino los pimientos verdes fritos que solían acompañarlos.

Foto: La andaluza María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ha recibido críticas por su acento. (EFE/Kiko Huesca)

Andalucía en general y la provincia de Cádiz en particular son algunos de los territorios donde más control se ejerce sobre esta caza furtiva. Las aves capturadas corresponden a un grupo numeroso de diferentes especies que migran, pasando el invierno en el sur de España y uniéndose a las que residen allí. Cada otoño atraviesan los paisajes gaditanos en su camino a África y muchas de ellas optan por invernar en el sur de España.

Según explican desde Ecologistas en Acción, pueden recorrer hasta más de 3.000 kilómetros desde sus zonas de cría. Además, recuerdan que estos animales son “imprescindibles” para el mantenimiento del equilibrio ecológico, ya que actúan como “auténticos insecticidas biológicos” vitales para el hombre y los cultivos agrícolas al controlar el avance de plagas. Estas especies llegan a capturar más de 2,5 kg de insectos al año.

El método de captura ilegal más habitual son las “costillas o perchas”, una forma de caza furtiva que se sigue utilizando especialmente para el consumo propio, aunque también para vender los ejemplares en establecimientos de confianza. En la investigación abierta esta semana, la Guardia Civil estudia los posibles establecimientos de hostelería a los que el detenido en Prado del Rey habría distribuido pájaros ilegales.

Es una práctica ilegal y penalizada con sanciones de varios ceros, pero algunos españoles prefieren asumir el riesgo para saborear un manjar prohibido desde hace décadas. En algunas zonas rurales, especialmente en el sur del país, los más atrevidos retoman por estas fechas la receta de los pajaritos fritos, un plato que durante siglos fue la estrella de multitud de tabernas y ventas y que ahora sólo puede encontrarse de forma clandestina.

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