Asalto a la Guardia Civil de Ayamonte: roban dos fardos de hachís de dos furgones

Hasta en tres ocasiones, en plena madrugada, un grupo de personas logró acceder a la explanada de la Guardia Civil de Ayamonte, al aire libre, que sirve de aparcamiento del cuartel. Allí habían quedado estacionadas dos furgonetas cargadas con 2.000 kilos de hachís que habían sido intervenidas horas antes. En las tres incursiones que se produjeron al acuartelamiento, que investiga el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Ayamonte como robo con escalo en instalación militar, los asaltantes consiguieron llevarse dos de los 71 fardos de hachís (de unos 30 kilos de peso cada uno) que contenían los vehículos. Uno, con 1.240 kilos (38 fardos): el segundo, de 990 kilos (33 fardos).

Las furgonetas cargadas con la droga fueron localizadas y decomisadas en el polígono industrial La Escarbada del municipio onubense en la mañana del 31 de enero. Ambos vehículos se encontraban sin conductores ni ocupante alguno y no tenían llaves —una de ellas estaba incluso cerrada—, preparadas para el traslado de la droga desde la que es una de las principales puertas de entrada del hachís procedente de Marruecos con destino a España y Europa, las costas de Huelva.

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Los vehículos quedaron en el acuartelamiento por decisión del mando, el comandante del puesto, durante unas 24 horas, desde su intervención hasta su traslado a las instalaciones habilitadas para la guarda y custodia de alijos en una nave de la Autoridad Portuaria en Huelva capital. El cuartel de Ayamonte carece de un lugar para almacenar la droga incautada.

Así, el mando dispuso que las furgonetas cargadas con la droga quedaran estacionadas en el parking, en una explanada anexa al cuartel —que cubren las cámaras del sistema de videovigilancia—, vallada en su perímetro con un cerramiento de obra seguido de una alambrada hasta alcanzar una altura próxima a los dos metros. En paralelo, existe un solar ajeno a las instalaciones del Instituto Armado.

Se colocaron los vehículos juntos, con la parte trasera pegada a la pared —con el propósito de impedir el acceso al interior—, y delante se aparcó un todoterreno para evitar la tentación de que pudieran ser arrancados (por quienes tenían las llaves) y sacados del cuartel.

Lograron pasar a la instalación de la Guardia Civil, acceder a los coches y robar droga que pasaron a la persona que estaba en el exterior

Aquella noche, tocó el turno a un agente de puertas, a cargo de atender a los ciudadanos que pudieran llegar, el teléfono, las transmisiones y la seguridad del cuartel, con el apoyo de un solo monitor al que llegan de forma simultánea las imágenes de todas las cámaras distribuidas en las instalaciones (alrededor de una decena). En el mismo turno, una patrulla (dos guardias), que cubrían el municipio y al mismo tiempo, con visitas esporádicas, las furgonetas de la droga.

En un momento dado de la noche (antes de las 02.00 horas), los guardias pudieron detectar movimientos en el solar que linda con el aparcamiento, unos bultos que lograron pasar el perímetro de la instalación de la Guardia Civil y, tras acceder a los coches, sacar algo que traspasaron a la persona que estaba de apoyo en el exterior. En cuestión de segundos, los agentes llegaron al punto de estacionamiento y se encontraron la puerta abierta de una de las furgonetas. Tras el recuento, comprobaron que faltaban dos fardos y, en la batida posterior por la zona, no encontraron a ninguna persona.

De inmediato, se dio aviso al comandante del puesto, que ordenó la vigilancia permanente junto a los vehículos, y mientras se encontraban visionando el monitor —eran más de las 04.00 horas de la madrugada— observaron nuevos movimientos en el solar aledaño. En esta ocasión, los agentes consiguieron dar caza a un individuo, al que detuvieron tras una persecución de unos 200 metros, que hoy figura como investigado por el instructor de la causa.

En la memoria, la Operación Campanada

Aunque oficialmente no se han dado los motivos por los que las furgonetas intervenidas con la droga permanecieron en un aparcamiento al aire libre hasta que fueron trasladadas a la nave en el Puerto de la capital, los problemas para almacenar la droga incautada se han hecho públicos tanto por la Fiscalía Antidroga de Huelva, que dirige Ana Laso, como por alguna asociación del Cuerpo, como AUGC.

En la memoria de las fuerzas policiales y contra el narcotráfico en Huelva está la llamada Operación Campanada en la Nochevieja de 2013, cuando una organización criminal asaltó, justo a la hora en la que sonaban las campanas de bienvenida del año, la sede de Vigilancia Aduanera en la ciudad, donde se encontraba el almacén de droga, y robó una tonelada de hachís.

En este caso, se había autorizado para el 1 de febrero de este 2022 un transporte de varios miles de kilos a un punto de Castilla-La Mancha para su destrucción, pero días antes se anuló este transporte. En el arranque del año, se habían llevado a cabo varias operaciones, en las que se incautaron 2.100 kilos y, días después, otros 3.500 kilos de droga, por lo que los lugares en los que se almacenan los alijos se encontraban al límite.

En este contexto, con el almacén existente en la misma Comandancia de la Guardia Civil al máximo de almacenaje, las furgonetas intervenidas en Ayamonte quedaron en el cuartel.

Mientras sigue la investigación judicial, en el ámbito interno, la decisión tomada por un mando ha derivado en un expediente sancionador a los tres agentes del turno en el que se produjo el robo.

La Fiscalía Antidroga de Huelva ha solicitado en sucesivas ocasiones medidas urgentes ante esta situación y que se dote a la provincia tanto de los medios necesarios para almacenar, custodiar y analizar las sustancias intervenidas, ya que no existe un laboratorio o dependencias de Sanidad en las que se pueda llevar a cabo tal análisis y se depende de Sevilla, a pesar de que en Huelva se incauta cinco veces más hachís.